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El baloncesto y los puros eran los mejores aliados de Red Auerbach

Red Auerbach, el señor de los anillos (2º Parte)

Auerbach estaba obsesionado con la victoria, con el baloncesto las 24 horas del día. Por esta razón, Auerbach sugería a todos los miembros de los Celtics que no comprasen casa en Boston, para que de esta manera la familia no fuese un impedimento a la hora de estar totalmente concentrado en el basket. Red tenía una curiosa teoría. Después del entrenamiento o el partido, un jugador de su gusto volvía a su casa alquilada o al hotel, comía cualquier cosa mientras preparaba el siguiente partido; en cambio, el adversario a buen seguro cenaba en casa con su mujer, daba el beso de las buenas noches a sus hijos, es decir, que este prototipo de jugador tenía que pensar en demasiadas cosas como para estar concentrado en jugar el siguiente partido. Según Auerbach, la mente de este jugador no estaba en lo que realmente cuenta: ganar.

Red sabía motivar individualmente a sus jugadores. Un aspecto tan importante como extremadamente complicado de llevar a la práctica. Conocía qué botón debía apretar en cada momento para extraer lo mejor de cada jugador para el bien del equipo. Todos eran jugadores con un tremendo talento para el basket, pero esto no garantizaba los triunfos. La calidad sin esfuerzo no sirve de nada. Por eso, tenían que trabajar más duro que el resto de franquicias. Red era de los que pensaba que la confianza en uno mismo es el primer paso para el éxito, pero que la disciplina es la parte más importante para conseguirlo.

Al final de los partidos, Red solía sentarse en el banquillo y disfrutar de uno de sus famosos puros. Incluso los fans se apresuraban a ofrecerle alguno. Auerbach protagonizó diferentes anuncios de tabaco, con el siguiente slogan: "el puro de la victoria". Razón no le faltaba.

Cada vez que Auerbach veía que su equipo podía perder un partido o que se estaba relajando en exceso, encendía su "puro de la victoria". Esto enfurecía a los aficionados rivales, que comenzaban a animar con más fuerza a los suyos. Claro está, los jugadores de Red jugaban más presionados pero, al mismo tiempo, estaban totalmente metidos en el partido. Este era el objetivo de Auerbach al encender su puro. La hostilidad del rival hacía jugar mejor a sus jugadores. Su estampa en el banquillo fumando con satisfacción su puro de la victoria solía ser un acto de provocación a los rivales, a los que sacaba de sus casillas. Red también disfrutaba esparciendo el humo de su puro en señal de victoria. Desgraciadamente, este original ritual de triunfo llegó a su fin. Después de su retirada como entrenador de los Celtics, Red Auerbach, dejó de fumar en el Garden. Sin embargo, su personalidad era tan especial y única, que incluso en el Legal Seafood de Boston, un cartel reza lo siguiente: No cigar or pipe smoking, except for Red Auerbach.

No cabe duda que se podría escribir un libro con todas las anécdotas de Red Auerbach. Tampoco hay que olvidar una superstición que señalaba que el personaje de la fábula céltica, el Leprechaun, era el que se encargaba de hacer que los jugadores perdieran el balón o que los camerinos visitantes quedaran sin energía eléctrica. Pero lo cierto es que Boston no ha necesitado de personajes invisibles para ganar tantos títulos, ya que dicha franquicia ha contado con algunos de los mejores jugadores de la historia de la liga. Buena prueba de ello son: Bill Russell, Sam Jones, Bill Sharman, Larry Bird, Kevin McHale y Robert Parish, entre otros.

En los Celtics, Auerbach instauró una especie de estrategia según la cual ningún rookie podía ganar más dinero que un veterano y, también, recalcó la idea de que todos los jugadores debían sentirse orgullosos de vestir la camiseta de los Celtics, renunciando así ante cualquier oferta tentadora de otros equipos. En 1981, Kevin McHale estuvo a punto de fichar por el Olimpia de Milán, irritado con la rigidez negociadora de Auerbach. En el último momento, Auerbach cedió y McHale firmó con los Celtics bajo sus condiciones. Esta fue una de las pocas veces que Red Auerbach se la tuvo que envainar a lo largo de su carrera deportiva y directiva. Con el tiempo, se demostraría que había valido la pena ceder ante el gran rendimiento ofrecido por McHale.

Con humo de puro y 13 años de Russell, los Celtics lograron 11 anillos de la NBA. Pero tras la retirada de Russell en 1969, vinieron tiempos de vacas flacas. Muchos detractores intentaba minimizar los éxitos de Red diciendo que había ganado tantos títulos gracias a Russell. Este hecho picó a Auerbach. El desafío estaba planteado. Cabe decir en favor de Red que Los Ángeles Lakers tuvieron a Wilt Chamberlain, Jerry West y Elgin Baylor y nunca ganaron un título.

Cansado de comentarios impertinentes, Red quería ganar de nuevo y demostrar a los críticos que podía ganar dentro y fuera de la pista. Cuando dejó de entrenar en 1969, Auerbach imprimió su carácter ganador también a los altos estamentos del club. Él continuaba dando consejos al entrenador y a los jugadores de turno. La característica fundamental que buscaba Red en todos los que habían de formar parte de la franquicia del trébol era sencilla: debía correr sangre verde por sus venas. Así pues, después de Auerbach, llegaron al organigrama técnico Bill Russell, Satch Sanders, Tom Heinsohn, es decir, gran parte de las estrellas ex Celtics.

Consiguió dos anillos de la NBA en los años 70 para los Celtics. El único equipo en lograrlo además de los New York Knicks. En 1978, Larry Bird era la pieza que Auerbach buscaba para volver a revivir la mística de los Celtics. El rubio del 33 se convertiría en el emblema de los Celtics. Auerbach, sólo necesitó ver jugar una vez a Bird para darse cuenta que poseía el talento suficiente para triunfar en el Boston Garden. Los Celtics ganaron 29 partidos en la temporada 1978-79 y ganaron 61 en la campaña siguiente ya con Bird como cabeza de cartel. Bird causó un impacto inmediato en la liga, promediando 21 puntos y 10 rebotes por partido. Su identificación con el club de Boston era tan fuerte que Bird llegó a decir en una ocasión lo siguiente: "Jugaría con un brazo roto por Red, él haría lo mismo".

A inicios de los 90, las prematuras retiradas de McHale y Larry Bird iniciaron una profunda mala racha de la franquicia de trébol. El equipo ha estado sumido en una grave crisis de resultados en la pasada década, que incluso le ha impedido clasificarse para los playoffs en las últimas temporadas. Sin embargo, en la campaña 2001-2002, Antoine Walker y Paul Pierce están llevando por un sendero ganador a los Celtics. Ya veremos hasta cuando.

No hay duda. Ningún entrenador en la historia de la NBA ha tenido un mayor impacto en el juego del que tuvo Red Auerbach con los Boston Celtics. Durante su paso como entrenador jefe, general manager y presidente, Red estableció muchos records impresionantes que todavía permanecen intactos, y que lo continuarán estando por muchos años.

Auerbach jugó un papel de pionero dentro de la NBA. En 1950, Red y Joe Lapchick, entrenador de los New York Knickerbockers, ficharon a los primeros dos jugadores de raza negra en vestir los uniformes de la NBA. Red también fue el primer entrenador en alinear de salida 5 jugadores negros. Auerbach ha recibido numerosas distinciones y premios a lo largo de su trayectoria, incluida su entrada en el Salón de la Fama en 1968. Auerbach llevó a los Celtics a nueve campeonatos, implantando un récord de ocho seguidos entre 1959 y 1966.

Hay que decir que también ha sido una gran fuente de coraje para la juventud a través de la Commonwealth. Estableció The Red Auerbach Fund en 1985 para promover el recreo atlético y otras actividades de desarrollo para los jóvenes en Boston y Massachusetts. Su fundación cuenta con la colaboración de diferentes patrocinadores de la comunidad. La Fundación Red Auerbach es responsable de proporcionar ocho becas anuales a los estudiantes de instituto de Massachusetts, basadas en sus capacidades académicas, atléticas y de liderazgo, como no podía ser de otra manera.

A pesar de estar apartado del primer plano baloncestístico, Red continua haciendo declaraciones explosivas. Red Auerbach es un personaje inmortal. La sombra de Auerbach todavía es alargada. Sus opiniones son escuchadas siempre con atención. Nunca tienen desperdicio. Auerbach considera que un equipo formado por jugadores de los años 50 y 60 podría ser un nuevo "Dream Team". Este equipo, según Red, incluiría a Russell, Pettit, Baylor, Robertson y West. En el banquillo, encontraríamos a Abdul-Jabbar, Chamberlain, Barry, Havlicek, Cousy y el Dr. J. Sin duda, esta escuadra no tendría nada que envidiar al conglomerado de estrellas que participó en Barcelona'92.

En definitiva, Auerbach es el verdadero artífice de la mística que rodea a los Celtics, a pesar de que la franquicia ya no es lo que era antaño. Sin haber jugado nunca un partido en la NBA, Arnold Auerbach, "Red" para los amigos, ha sido uno de los personajes de mayor impacto en la historia del baloncesto profesional, primero como entrenador y luego como general manager y presidente. Auerbach tenía un estilo único e inconfundible. Se le podría comparar al mítico entrenador de fútbol Helenio Herrera. Si existe un orgullo de los Celtics, si Boston es el equipo con más títulos y tradición en la historia de la NBA, se lo deben en gran medida a la labor de Auerbach. Bill Russell, John Havlicek, Bob Cousy y después Dave Cowens, Larry Bird, Kevin McHale también han puesto su granito de arena. Todos ellos han alimentado la leyenda de los Celtics, aunque la base de esa leyenda es, sin duda alguna, Red Auerbach. Fue grande y genial como entrenador, un experto en condicionar las decisiones de los árbitros y de los rivales, un sabio a la hora de motivar a sus jugadores y construir un equipo casi perfecto, además de un defensor acérrimo de sus ideales y conceptos baloncestísticos. En 20 años como entrenador venció en 938 partidos, 98 victorias en playoffs y 9 títulos de la NBA; como general manager, ha conseguido otros 7 anillos. Ahí es nada. Luego dicen que para convertirse en un mito, una persona debe morir joven, con riqueza y en extrañas circunstancias. Pues bien, Arnold "Red" Auerbach no ha necesitado cumplir dos de esas premisas para estar presente, por méritos propios, en el Olimpo de los dioses de la NBA.

"El basket es un juego sencillo, que sólo los entrenadores han convertido en algo complicado", Red Auerbach.


Red Auerbach, el señor de los anillos (1º Parte)
 

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