La temporada 15/16 para los equipos ACB está siendo complicada para firmar a los llamados jugadores formados localmente o “cupos”. Tras varios años de escasa apuesta por el jugador nacional en la máxima categoría, la crisis económica que ha afectado al deporte nacional en todos sus estamentos y los cantos de sirena NBA/otras ligas han hecho que en 2015 tengamos una población de “cupos” cada vez más reducida. Esto ha hecho que equipos como Real Madrid y F.C. Barcelona hayan tenido que apostar por jugadores como Álex Suárez y Moussa Diagne que en  otro tiempo no habrían llegado a estos equipos tan pronto.

Actualmente se espera que unos 89 cupos del año pasado continúen jugando en la ACB esta temporada; más de un tercio son mayores de 31 años, hay una escasa presencia de jugadores en su mejor edad en ACB (19 jugadores entre 30-26 años) y el tercio que falta está compuesto por jugadores en edades comprendidas entre los 25 y 20 años. Sin embargo, si miramos la relevancia que tiene cada grupo en su equipo podemos llegar a varias conclusiones como expresa la siguiente gráfica:

Los más veteranos juegan casi la mitad de los minutos, mientras el resto se lo reparten entre las otras dos categorías. Ahora bien, los más jóvenes juegan prácticamente los mismos minutos que el otro grupo siendo el doble en número. Esto se traduce en que muchos jóvenes ocupan plaza de cupo, pero su presencia es testimonial. Un ejemplo claro está en la comparativa de dos equipos como el Real Madrid y el Laboral Kutxa Baskonia. Mientras que en el Real Madrid los cuatro jugadores formados localmente son los que más minutos disputan del equipo (combinan entre ellos más de 2700 minutos), en el Baskonia los dos Diop (JFL) no suman ni 150 en pista este año.

Más allá de la cantidad de jugadores que hay o que deja de haber, el dato más significativo es la ausencia de relevo para los jugadores más veteranos. El MVP de la liga acaba de ser Felipe Reyes, de 35. En general toda la generación del 80 sigue rindiendo a un nivel alto y tiene mucho protagonismo. Los más veteranos como Oliver, Savané o Mumbrú tienen roles muy importantes, llegando a disputar este último casi 1000 minutos la pasada campaña. El gran salto generacional entre los más jóvenes y los más veteranos es enorme y ha creado un agujero que a corto plazo parece imposible de llenar.
 

Buscando culpables

A la hora de intentar encontrar el error cometido, todos los activos de esta historia señalan al mismo sitio: su rival. La ABP dice que la culpa es de la Ley Bosman porque hay barra libre con los comunitarios y no se apuesta por el español; la ACB argumenta que con los cupos el jugador español se ha convertido en un producto caro y es complicado apostar por alguien que compromete salarialmente al equipo; mientras tanto, en la FEB se limita a enseñar medallas conseguidas en categorías inferiores argumentando que ellos han hecho bien su trabajo. Al final podemos ver que todos tienen parte de razón en su argumento, pero no acaban de tenerla por completo porque la situación es bastante compleja.

  • Ley Bosman. Es cierto que, con la apertura del mercado europeo y años más tarde el de comunitarios FIBA, es más fácil apostar por un jugador de fuera. Los principales productores de jugadores en Europa son países con ligas poco potentes por lo que para los equipos ACB era muy barato fichar allí. También es cierto que algunas veces se excedían con las apuestas y parecía que había una pelea por luchar por tener a un yugoslavo en el equipo. Este argumento lo compraría si España dejase de producir jugadores top desde la apertura de mercado, pero más bien ha sido todo lo contrario. La generación del 80’ (juniors de oro y cía) creció con una competencia encarnizada y ha sido de las más numerosas que han habido en la historia de la liga. Más tarde siguieron saliendo jugadores NBA. Lo único que hizo la Ley Bosman fue permitir que aquí hubiese la mejor liga del mundo.
  • Jugador español=Jugador caro. Es una realidad que crear un cupo de jugadores con una serie de requisitos muy particulares hace que se encarezca el precio del mismo al ser un mercado más reducido. El problema que hubo en la ACB es que con la nula apuesta por el jugador formado en casa de algunos equipos hizo que éste se convirtiese en especie en extinción. Alrededor de unos 110-120 jugadores había en la ACB cuando aparecieron los cupos y a día de hoy estamos hablando de 89, siendo muchos de estos jugadores con presencia simbólica para cumplir el reglamento. En una situación normal con una apuesta mayor por la cantera los precios probablemente se estabilizarían.
     
  • Las medallas de la FEB. Es cierto que España ha sido quizás de las selecciones con mejor balance de medallas en la última década. Sin embargo, la “medallitis” que sufre la Federación les nubla la vista y les hace olvidarse del motivo principal por el cual surgieron las categorías inferiores: formarse. Se prioriza la victoria sobre la posible progresión del jugador (Ej: poner a un jugador de pivot cuando en profesionales debería jugar de ala pivot porque es demasiado bajo). Otro detalle importante es que las medallas no significan nada de cara a profesionales; una de las generaciones menos afortunadas en cuanto a medallas, la del 94’, tiene una gran base de jugadores en ACB a diferencia de otras más exitosas. Otras ganadoras como la del 86’ solo tienen a Sergio Rodríguez y Carlos Suárez a día de hoy.
     
  • La crisis económica. Esta ha sido la gran culpable de todo. La ACB era la liga en la que más dinero se movía y la LEB, siendo una segunda división, estaba al nivel de otras grandes de Europa. Este año se han marchado Granger, Colom y Todorovic a Rusia y Turquía. Los que vuelven de la NBA como Faverani o Claver no optan por volver aquí de primeras. Por no hablar de los que año tras años se marchan a la NBA. Por otro parte, hemos pasado de una LEB con 18 equipos, que producía talentos y daba minutos de calidad a los más jóvenes a una de 14 equipos que apenas dura 4 meses, los jugadores cobran mal y tarde y en la que los equipos no pueden subir porque no cumplen los requisitos económicos. Esto ha hecho que más de un proyecto importante en categorías inferiores haya preferido marcharse a Estados Unidos a quedarse en España. Camino que han seguido internacionales como Francis Alonso, Yankouba Sima, Rubén Guerrero o Sebas Sáiz.
     
  • La política de extranjeros en cantera. Esto no va por lo de entre más extranjeros, menos jugadores nacionales que tienen la oportunidad de triunfar, no soy tan simple. Lo que si creo es que la opción de traer todas las estrellas posibles en categorías inferiores no ha beneficiado al baloncesto español en ningún momento. La ACB es cantera de NBA y los jugadores cada vez se marchan antes a la liga americana. Porzingis y Hezonja han sido top 5 en el último draft y apenas han brillado en la ACB. Hay que buscar maneras de “fidelizar” a estos jugadores. Sale mejor formar a un Mirotic, Scola, Nocioni, Calderón… que dan el salto a los 24-25-26 años que contratar al mejor jugador de Europa de su categoría para que se vaya antes de los 20 sin demostrar nada en tu equipo.
     

Pensando en positivo (Buscando soluciones)

La situación no es halagüeña. Sobre todo si tenemos en cuenta que las partes implicadas no tienen intención de reconciliarse, pero hay que buscar la unión para reformar el baloncesto español.

  • Vuelta de la liga Sub20. Prácticamente cualquier director deportivo hace referencia al formato que se abandonó por temas económicos. Una vez al mes se reunían un grupo de equipos ACB para jugar un torneo. El gran problema que tuvo, a parte de la falta de apoyo económico, es que competía a su vez con las ligas LEB deportivamente hablando. Ahora mismo, en la situación en la que está la segunda división del baloncesto español no sería tan complicado de llevar a cabo. Intentaría invertir más y haría una liga paralela a la ACB, estilo “reservas” en el fútbol inglés. Económicamente sería más complicada de llevar a cabo, pero daría continuidad a las promesas y podría a llegar a ser mucho más potente.
     
  • Dar facilidades para el estudio. Muchos jugadores optan por la opción americana por un tema estrictamente estudiantil. Combinar deporte de alto nivel, estudios e idiomas es algo que a nivel profesional no se puede llevar a cabo en la ACB a día de hoy. Probablemente si hubiese algún tipo de convenio especial más de uno preferiría quedarse en casa. Un buen detalle sería que parte del dinero que destina la ACB a la ABP fuese para intentar crear grupos de estudio especiales a distancia.