Más que números: Brent Scott

Brent Scott está ligado al Baloncesto desde los 8 años, cuando empezó a jugar en su Lansing natal sin llegar a pensar que se convertiría en su medio de vida. Después, en el instituto, comenzó a crecer más de lo normal y se tomó este deporte en serio, ahí comenzó la carrera de Brent Scott.

Formado en la Universidad de Rice, cuando acabó su ciclo de cuatro años saltó el charco para enrolarse en el Larissa griego en su primera experiencia internacional. Jugó dos temporadas completas y sólo fue cortado para dejar su sitio a un clásico de la pintura: Piculín ORtiz. Entónces comenzó a alternar temporadas en Europa con la liga USBL aprovechando que se disputaba en verano. Scott dominó esta liga comercial hasta el punto de estar considerado en el Top-20 de jugadores históricos de la USBL junto a leyendas de la talla de Manute Bol, Darrell Armstrong, Muggsy Bogues, Ken “Animal” Bannister o Charles Smith.

Sus buenas actuaciones en esta liga le valieron un contrato con los Pacers, con los que cumplió el sueño de jugar en la NBA -dieciseis partidos sin excesivo protagonismo-, y a partir de ahí, vuelta a Europa para cumplir el rol de americano “de los de antes”, los que eran referencia ofensiva en sus equipos y tenían una importancia sustancial en cada plantilla.

Fue subcampeón de la ACB con el Baskonia promediando 14 puntos y 7 rebotes potenciados en la otrora más poderosa Lega Due hasta los 20+11. Fue tras esta año cuando llegó uno de los hitos en su carrera: la liga ACB 1999-2000 en el Real Madrid. El equipo madridista, entrenado por Sergio Scariolo, llegó la final de la ACB tras derrotar al Canarias Telecom y al Estudiantes en las series previas, y el Barcelona esperaba con ventaja de campo.

Tras ganar sorprendentemente el primer y el tercer partido, los de Aíto se preparaban para festejar el título en casa, ya que el quinto partido se disputaría en el Palau y para más inri Alberto Herreros estaba lesionado. Sin embargo, una actuación sobresaliente de Alberto Angulo, que reemplazó a su tocayo a la perfección y del propio Brent Scott, clave con 16 puntos, 7 rebotes y 10 tiros libres sin fallo. Varias voces que pertenecieron al equipo blanco en ese momento destacaron la calidad humana del pívot americano, que era de los primeros que se atrevían a ir teñidos de rubio plantino y fue artífice del gran ambiente reinante en el grupo. El título ha pasado a la historia por la celebración de Djordjevic, levantando los brazos en su retorno al Palau y por el hecho de que el título fue entregado en lso vestuarios.

Tras este éxito la carrera de Brent siguió desarrollándose en Europa y vitola de All Star: Italia, Grecia… y después retorno a la ACB para jugar con el Polaris World Murcia y el DKV Joventut, experiencia en LEB con CAI Zaragoza… y con la edad llegaron destinos más exóticos, como el Fastlink jordano, en el que no duró mucho tiempo para regresar al viejo continente, concretamente a Polonia, donde disputó dos temporadas con el Anwil Wloclawek. Este año vuelve a Grecia para disputar la Uleb CUp con el AEK, un equipo al que ya no le podrá aportar el físico que le hacía destacar pero sí la experiencia e intangibles de siempre, los que puede dar un jugador americano capaz de integrar a todo un vestuario y despreocupado por los factores externos, ya que asegura no leer lo que se dice de sus equipos en la prensa deportiva.

Talento en saco roto: Nestoras Kommatos

Nestoras Kommatos es un caso contrario al de Brent Scott. Poseedor de un talento natural para la anotación, su carácter y mala actitud le ha hecho vagar de un sitio a otro sin cuajar realmente en ninguna afición.

Nació en Larissa, donde se formó hasta llegar al equipo profesional de la ciudad (casualmente el primer club europeo de Brent Scott) y fue progresando a marchas forzadas, cambiando de equipo en dos ocasiones: Makedonikos y PAOK. FUe en Salónica donde se dio a conocer internacionalmente tras promediar 20,6 puntos y 7,8 rebotes en la HEBA, unos números mantenidos el año siguiente en el Aris.

El Maccabi se fijó en sus aptitudes y lo fichó sin tener en cuenta los ya persistentes rumores acerca de su personalidad huidiza y poco dada al sacrificio. En Tel Aviv se descubrió al verdadero Kommatos, un jugador que nunca entró en la dinámica de los de Pini Gershon ni estuvo al nivel esperado. Pero la fortuna se alió con él en la Final Four de Moscú, ya que las circunstancias del juego le llevaron a contar con minutos en el partido contra el Baskonia, que rompió con tres triples consecutivos que incrementaron aún más su ego y le valieron firmer en verano con otro grande europeo: El Climamio de Bolonia.

Tampoco cuajó en el club italiano, y a mitad de temporada fue despedido por la entidad trasalpina para fichar poco después por el Caja San Fernando de Manel Comas, donde desesperó al técnico con su actitud: “No le tolero esas cosas a ningú jugador. si hace falta le ‘corto la cabeza’ y lo mando a casa“, dijo tras un incidente con un compañero en pleno juego, y así fue, semanas después el Caja lo cortó.

Ahora el AEK le ha dado una nueva oportunidad en su país, que siempre lamentará el talento desperdiciado en la figura de Kommatos en una gran época para su selección nacional, que vuelve a ser de los mejores equipos del continente y que sería aún mejor si un anotador como Kommatos se ajustara a su filosofía.