saras avisaba
“Hace dos meses que vengo avisando que no estamos bien”. Estas palabras de Sarunas Jasikevicius, en la rueda de prensa posterior al primer partido, delatan un mensaje autocrítico rotundo. Porque el Barça jugó mal ante Zenit, pero no parecía llegar mal, como él dice, a los playoffs. Esa es la línea de exigencia que le marca Saras al equipo, y por ello la derrota ante los rusos en el primer duelo fue tan dura. Es cierto que necesitaron del mejor Pangos para poder ganar, y lo hicieron apenas por dos puntos, pero la imagen que dejó el Barcelona fue la de un equipo muy verde para la maduración que se le presuponía a estas alturas de la temporada. El Barça llegaba al segundo cruce aguerrido, tocado. Le habían dado en el orgullo, y su derrota la habían orquestado dos ex de la casa como Pascual y el propio Pangos. Más que venganza, el Barça llegaba buscando redención. El Zenit, en cambio, buscando disfrute. Ellos ya habían cumplido.
oriola y bolmaro, carácter por naturaleza
Sabía Saras que debía hacer ajustes para poder nivelar la balanza del partido táctico y por ello fue Oriola quien se vistió de corto desde el inicio en lugar de Pau. El de Tárrega le da sentido a la propuesta del entrenador lituano en defensa y le permite elevar el ritmo en ataque. Su velocidad lateral le permitió defender en flash las jugadas de bloqueo directo con Pangos y así ahogó la principal fuente de generación del Zenit. En ataque, el capitán del Barça impuso su velocidad sobre la intimidación de Tarik Black y Poythress gracias a sus veloces continuaciones hacia el aro. Más garra que acierto, pero esta vez importaba más lo primero que lo segundo. También apareció Bolmaro en el partido, que entró en la convocatoria por Westermann, para encararse con Pangos en todo el campo. El argentino brilló en su rol de stopper sobre Pangos y aportó atrevimiento en ataque, fundamental para un Barça oxidado en campo ofensivo.
la alternativa es will thomas
Debido al bajo nivel de injerencia de Pangos en la generación de juego de su equipo -propiciado por una áspera defensa de los blaugranas- el Zenit tuvo que rebuscar en el armario para encontrar vías de creación que sustituyeran a las del canadiense. Se cargó Will Thomas con esa responsabilidad ejerciendo de veterano. Su juego de pies en el poste acompañado de su prodigiosa muñeca volvieron a ser la solución de los rusos a la ausencia de Pangos. Se encaró Thomas con Mirotic sin resquemor ninguno y con la convicción de quien se sabe superior, o al menos más productivo en lo que llevamos de serie. Sabedor de las dificultades del montenegrino en ataque, optó por apuntar hacia él en defensa para acabar de ganarle terreno, incluso abriendo el campo y castigando desde el triple. Su polivalencia equiparó a la de los interiores blaugranas y desdibujó el planteamiento de Saras. Su equipo, eso sí, supo buscarlo cuando estaba siendo provechoso. Méritos por ello.
bienvendio, adam
Los dos robos de Adam Hanga ¡Qué importante es una buena defensa!
Sus últimos 30 segundos son bestiales @FCBbasket #EuroligaDAZN ¡Héroe en la sombra! pic.twitter.com/hDKb6kKR96
— DAZN España (@DAZN_ES) April 23, 2021
davies en estado puro
En partidos del calibre de este se valora más el carácter que el talento. Porque el primero garantiza resultados y el segundo no. Mirotic es el mejor anotador del Barça y Calathes el mejor pasador, pero ninguno pudo acomodarse al partido -en parte por sus vaivenes y en parte por una gran defensa propuesta por Xavi Pascual-. Higgins bailó en la irregularidad aunque ocultó todo con su impoluto paso por la línea de tiros libres. Y entre tanto talento apareció Davies. Que no es que no lo tenga, pero su carácter puede más que su muñeca.
Brandon fue el único que dio la cara durante todo el encuentro, jugándolo casi todo y recordando su mejor versión, la del Zalgiris. Tenía enfrente a dos bloques como Poythress y Black, que se cansaron de incomodarlo con el contacto físico y condenarlo al roce infinito. No era suficiente. No fue suficiente. Su talante pudo más. Fue el carácter lo que le permitió mantener al Barça en partido, el mismo que evidenció que en finales encubiertas el alma y la garra, en ocasiones, pueden más que el cerebro.
11 minutos y 33 segundos
¿Se puede ser el jugador del partido jugando 11 minutos y 33 segundos en un encuentro que tuvo prórroga? Sí. La respuesta a tal pregunta no es otra que Adam Hanga. El húngaro robó las dos pelotas más importantes del partido, anotó un triple fundamental y mantuvo la calma en la línea de tiros libres en los segundos finales. El húngaro es uno de los jugadores que ha visto su rol disminuir en los últimos meses debido a un gran nivel de sus compañeros de posición. No por ello había dejado de ser un jugador importante para Saras, pero sus minutos habían descendido de forma notable. En su ceño convive el carácter de un tipo tan luchador como sereno, capaz de no inmutarse ante una jugada decisiva o de celebrarla como si fuese un título. Hanga tiene una capacidad muy ‘futbolística’ que es la de aislarse del contexto y jugar su propio partido. Desde el momento en que consiguió eso, decidió el encuentro. Hanga se cansó de brillar por el reflejo de las estrellas con las que convive y decidió hacerlo por su cuenta. Su luz eclipsó la del resto.
ESTADÍSTICAS

