
Tarde noche de jueves de Euroliga para medir el nivel de rachas de dos equipos enchufados, que venían de encadenar victorias como si no hubiera un mañana. Con las miras puestas ahora hacia arriba, después de sobresaltados comienzos buscaban ambos mantenerse enrachados, ahora que la fortuna volvía a acompañarlos.
Y buscaban tallados sobremanera continuidad en esas tendencias, con esos tres altos que tan de moda estuvieron y que cotizan a la baja si no son capaces de anotar de fuera, en esta vorágine tiradora en la que se ha convertido nuestro deporte. No le gustaba el andar de la perrita a Pesic y a los tres minutos ya sentaba a Heurtel y Oriola ante el 9-2 local. La intensidad del nuevo Macabbi de timón griego dominaba la cosa ante el jolgorio de amarillo y azul. Se recuperaba el Barça Lassa igualando niveles físicos y con cinco puntos seguidos de Hanga, para dejar la cosa más o menos emparejada en los primeros diez minutos (23-20).
Nada que ver con lo que se avecinaba a continuación. Una tormenta perfecta ejecutada desde más allá de la línea para desarbolar a la tercera mejor defensa de la competición. Tronaba ese maravilloso sonido de la bola besando redes una y otra vez para deshilachar la partida y aumentar los decibelios en Jerusalén. Wilbekin y un desatado Dibartolomeo metían todo lo que tiraban sin importar los metros de distancia para hacer hasta 34 puntos en este periodo y desmantelar como hacía tiempo al hasta hoy sólido Barça Lassa. 10/ 19 para una orgía de triples de todos los colores y canastas de alto porcentaje cuando las sombras blaugranas perseguían a los tiradores locales. Un 57-35 de puro record y de mucho remo para evitar el corte de las rachas.
Salía sin bases Pesic para buscar milagros desde la defensa, aunque todo seguía más o menos igual de vuelta de las cabinas. Se sumaban O’Bryant y Kane a la fiesta del triple para subir la hemorragia a niveles vergonzantes (70-40 min. 24). Casi medio partido y ya todo estaba vendido. Salían al chaparrón las últimas rotaciones del banquillo blaugrana para aguantar sin paraguas el festival local, que se acercaba al chorreo de record (78-40 min. 26). El baño era ya de dimensiones bíblicas. Si el porcentaje de triples era digno de otros que también visten de amarillo y azul, el de tiros de dos era simplemente ilógico; un 18/21 después de 30 minutos de juego y un 85-52 que ni siquiera permitía competir el average entre ambos equipos.
Quedaban diez minutos para restañar ventajas escandalosas y advertir sobre la pista a jugadores menos vistos. Como el letón Smits que se marcaba dos triples para un 0-11 de parcial y bajar de la treintena en puro proceso de maquillaje (85-63 min. 32). Seguía el parcial abierto y la pájara macabea para seguir subiendo el parcial, tan escandaloso como había sido el partido hasta ahora. Un 0-20 tan difícil de ver en estos tiempos y estas élites, como aquel 86% en tiros de dos local. Se pasaba de los cosméticos a la heroicidad, justo cuando más rugía la Mano de Elías. Hasta ahí. El camino de vuelta era tan largo que no quedaban tiempo para milagros, por mucho que siguiera engordando el parcial del último acto. Aunque sí, al menos, consuelo menor, para las diferencias de puntos, por mucho que Tarik Black se empeñara en lo contrario. Al menos esto salvaban los blaugranas en las últimas posesiones, para un 99-83 final que eso sí, cortaba el mañana y rompía la racha.

1 Métela otra vez Jhon!: vaya segundo cuarto del base criado en Rochester. DiBartolomeo, como todo su equipo, se daba gusto del minuto diez al veinte para reventar el partido, hacer cuatro triples y, junto con Wilbekin hacerse un concurso en pleno partido de Euroliga. Hasta 34 puntos del amarillo y azul de las muñecas afinadas, para descoser la partida y ningunear la buena defensa blaugrana. Toda una exhibición al calor de la intensidad venida desde los puertos griegos y ayudada por la bajada de brazos de la primera línea del Barça. Todos los balones rondaban las manos del que jugara en Zaragoza o Palma para, como el pianista, decir aquello de métela otra vez, Jhon!
2 Un fondo de armario como maquillaje: pasaba vergüenzas el Barça Lassa y salían a la cancha las últimas unidades menos glamurosas de su bancada. La partida estaba acabada, pero en juego ya sólo quedaba la imagen y la sesión de cosmética y aderezo. Y a ello se lanzaron los Smits, Blazic, Ribas y Oriola, con un 0-20 de parcial que lavaba muchas caras. Cuando llegue la hora de hacer las cuentas, se verá si el esfuerzo de los averages resultó o no valió para nada, pero al menos todos ellos salvaron la vergüenza de una derrota abultada, mientras el glamour descansaba en la banca.
3 ¿Alguna vez fallaban?: Entre intensidad y acierto extremo de unos y pasividad y torpeza de otros, no había jugada de este nuevo Maccabi que no acabara en canasta. Un 53% de acierto en el triple al descanso y un insensato 86% en tiros de dos tras de la última pausa sacaban los colores de blau i grana y permitían la fiesta de toda la hinchada. Raro era el ataque en el que los de Sfairopoulos no sumaran, ya fuera con las bombas desde allá fuera, como con las ventajas creadas sobre la hoy blanda defensa del Barça. Y es que quitando el último cuarto de desatino, hoy los jugadores israelís muy rara vez fallaban.


