Desde hace ya unos cuantos años, las categorías inferiores de nuestras selecciones han destacado sobremanera en los torneos internacionales cada verano, a lo largo y ancho del planeta.
Desde hace ya unos cuantos años, nos hemos habituado a ver a nuestras selecciones absolutas conseguir medallas de distinto valor durante cada verano. Tan habitual como quien se marcha de vacaciones a alguna playa del litoral o como el que regresa a las fiestas de su pueblo.
Este verano hemos presenciado con miedo y nerviosismo el tan temido paso del tiempo con la extinción de la Generación Dorada. Ni siquiera nosotros dábamos por favorita a nuestra selección y rehuíamos de posibles enfrentamientos contra combinados como Serbia o Australia. Pues bien, nos volvemos a casa con un balance de 8 victorias y 0 derrotas y una estrella más en nuestra camiseta. La segunda y la menos esperada. Si miramos más allá, el resultado este verano en competiciones masculinas nos deja un asombroso 28-1 con un Mundial absoluto, dos Europeos (U16, U18) y una plata U20 perdida ante Israel en Tel Aviv.
Nuestras chicas tampoco se quedan atrás. Después de la tempranera conquista del Europeo absoluto con una cómoda final ante Francia, fuimos bronce en el Europeo U16, siendo también quintas en los Europeos U16 y U18. El balance aquí se cerró con un 23-4 espectacular.
Spain in the FIBA 2019 summer:
51-5 in official competitions for men and women.
23-4 women (gold EBW; 5th in U20, U18; bronze U16).
28-1 men (gold FIBAWC, U18, U16; silver U20).
The only team to defeat Spain in men’s competition over the summer: Deni Avdija, Yam Madar, Israel.— Igor Curkovic (@IgorCurkovic) 16 de septiembre de 2019
Más allá de pensar en las estrellas: los Ricky, Xargay, Alocén, Carrera, Aldama; la primera palabra que resuena en muchas de nuestras cabezas es la palabra equipo. Más allá de las necesitadas y obligatorias individualidades, el ejemplo visto en este Mundial de China es el que se debe enseñar y promulgar en cada cancha de baloncesto, en cada entrenamiento, en cada partido. Casi con toda certeza, los de Scariolo no entraban dentro de las cinco mejores selecciones jugador por jugador. Sin embargo, hemos sido el mejor equipo, junto con Argentina y Australia, de largo en este torneo. El sacrificio defensivo de Rudy, Claver, Ribas u Oriola, esta vez sí se han llevado los focos. El sacrificio de Marc, después de haber jugado más de 100 partidos esta temporada, estando un verano más con la selección completamente exhausto. Los héroes de las ventanas, que sin ellos no se estaría celebrando un nuevo Mundial, si no que se lo digan a Luka Doncic, Goran Dragic y compañía. Y la mutación de Ricky, el líder total que sirve de puente entre la Generación Dorada y la Generación del Oro. El de Pekín.
Este verano es probablemente el mejor de la historia de nuestro baloncesto. Ha demostrado que también podemos ganar sin un jugador como Pau Gasol en nuestras filas. Ha enseñado que la química, el compañerismo y el trabajo son vitales en torneos de dos semanas. Y ha creado ganadores. Competidores voraces que, en todo momento, han querido ganar por encima del rival que tenían en frente. Y estos, son valores que no se enseñan sino que se adquieren y se promulgan.
Lo decía Ricky Rubio instantes después de la victoria ante Argentina: “Espero que esta historia pueda inspirar a mucha gente para ser capaz de superar el día a día”.