
Costalazo en el 6.75. Tras la bacanal de la Fonteta 48 horas antes, los de Ponsarnau se dieron de bruces con la realidad. A pesar de los números de Dubi, Valencia no fue más allá del 21% desde más allá del arco. La imposibilidad de abrir espacios a la transición o al pick and roll hizo colapsar el juego visitante. El espíritu de Colom y Van Rossom para compartir el balón (11 asistencias entre los dos) fue en vano.
Bojan Dubljevic, La Roca. El jugador franquicia de Valencia Basket volvió a ser el líder del equipo en ambos lados de la pista. Única amenaza taronja en la línea de tres (4 de 4), firmó una primera parte primorosa gracias a un arsenal de recursos interminable (20 puntos, 5 rebotes y 24 créditos de valoración). Por momentos fue el único capaz de asegurar el rebote y de detener a Tarczewski (10 capturas). Su ausencia en los últimos minutos de partido sigue siendo una incógnita.
El dominio de la pintura. Armani Milán tampoco destacó en la larga distancia (4 de 18), pero desplegó un plan B definitivo. El control absoluto del rebote ofensivo durante la primera mitad y la insistencia a la hora de buscar a Gudaitis, Tarczewski y Scola en el poste bajo les permitió sumar con cierta regularidad. A pesar de que solo encajó 78 tantos, la defensa valenciana cedió demasiadas canastas fáciles bajo el aro.
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Todavía con el festín del martes entre los dientes, Bojan Dubljevic aterrizó en Milán para golpear una y otra vez desde el 6.75. El montenegrino anotó los primeros 11 puntos de Valencia Basket, incluyendo los 8 del parcial inicial (2-8). La irrupción de Micov y el dominio de Tarczewski en el rebote ofensivo frenaron el avance taronja, centrado únicamente en el lanzamiento de larga distancia (11-11). La segunda falta personal de Alberto Abalde tampoco sería un factor menor. El cóctel, que incluía la baja de Fernando San Emeterio, propició el debut del junior Millán Jiménez.
Los de Ponsarnau respiraron con la entrada de Sam Van Rossom, capaz de conectar a Tobey en el bloqueo directo o a Ndour en la transición. El base belga sumó además 5 puntos consecutivos para evidenciar los problemas defensivos de Armani Milán (18-22). Los hombres de Messina, con Amedeo Della Valle a la cabeza, reaccionarían a través de la circulación de Arturas Gudaitis en el poste. Antes de concluir el cuarto, voltearon incluso el marcador tras el robo de balón sobre el saque de fondo de Loyd (26-24).

Las dificultades de Valencia para controlar el rebote parecían lanzar a los italianos (32-26). Ni siquiera la aparición de Colom compensaba el rédito local a través de segundas opciones. Hasta que Dubi regresó al parqué, esta vez en modo brega (35-34 min. 16). Tres capturas en la zona rival, 20 puntos y 24 de valoración antes de alcanzar el túnel de vestuarios. Hubo más. Su defensa sobre Gudaitis y una nueva diana en el perímetro establecieron la enésima alternancia. La mejor versión de un jugador eterno. Della Valle (15 tantos en la primera mitad), selló la igualada sobre la bocina (43-43). Tras rechace ofensivo, para variar.
En la reanudación, Sergio Rodriguez (8 asistencias) abanderó el ataque transalpino, siempre en el camino directo hacia el aro. La facilidad del canario para castigar la marca de Colom, y el esfuerzo en la pintura de Scola y Tarczewski (22 de valoración) amasaron un parcial de 12-0. La brecha se abría de par en par (53-43).
El atasco del conjunto español iba en aumento. Loyd, Abalde o Labeyrie. Todos ellos lejos del nivel exhibido hace dos días ante Baskonia. Armani no necesitaba amenazar desde más allá del arco (4 de 18, 22%), Gudaitis continuaba el trabajo de sus compañeros de rotación (60-49). Van Rossom solo acertó a sumar desde el 4.60 antes de llegar al último periodo (62-53).
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El costalazo en la línea de tres puntos mantenía lejos la posibilidad de remontada, muy lejos. Incluso intuyendo una leve mejoría defensiva (66-54). El despropósito ofensivo, sin embargo, era un mal endémico en el Mediolanum Forum. Con ambos conjuntos en barrena, el retorno de Lois Labeyrie dio una vida extra a los valencianos (66-63 min. 34). No iría más allá. De nuevo la dupla Scola-Tarczewski puso tierra de por medio (71-63).
De ahí hasta el final la distancia se mantuvo estable a pesar de que los visitantes cargaron el rebote hasta la extenuación. Vladimir Micov (13 puntos) cerró el duelo con dos dagas tan lejanas como certeras. El sueño hace parada en Milán (78-71). Esta vez la semana deja la hoja de ruta sobre la mesa: la energía y fe desplegadas ante Kirolbet Baskonia (78-71).


