Estudiantes sigue metiendo miedo a los mejores. Este sábado, fue Unicaja la víctima del vendaval azul, que llega a los playoffs en un momento de forma excelente. De paso, aprovechó para exorcizar fantasmas del pasado, como el miedo y atenazamiento en las segundas partes ante Unicaja, el bloqueo ante su zona y las derrotas in extremis.

El conjunto de Maljkovic apenas pudo inquietar a los colegiales que, basándose en una excelente defensa que maniató a los malagueños, que sólo existieron en ataque gracias a las individualidades de Risacher y la garra en determinados momentos de Sonko.

Ya desde el principio el equipo local se puso al mando del encuentro, apoyado en el fenomenal trabajo de Adam Keefe, uno de los tipos más inteligentes que pueblan nuestras canchas, que fue insuperable en defensa y un fino estilete en ataque compensando el inicio de Felipe Reyes, defendido con contundencia por Unicaja y que se iría pronto al banquillo con dos faltas en su haber.

Los malagueños notaban en exceso la falta de Louis Bullock, su hombre más talentoso, y se mostraron incapaces de atacar con la más mínima fluidez el entramado planteado por Pepu Hernández, que les dejó en unos míseros nueve puntos en el primer cuarto. (17-9).

Risacher contra todos. El mejor de Unicaja ayer aprovechó los desajustes defensivos generados al pasar Boza a jugar con cuatro hombres exteriores, y fue el mejor de su equipo en estos minutos. El francés aprovechó el quedarse en muchas ocasiones emparejado con Keefe o Vidaurreta para aprovechar su excelente velocidad y sembrar la inquietud en las filas locales. Pero su esfuerzo en solitario sería suficiente. La frescura del conjunto colegial (en los primeros veinte minutos ya habían jugado los 11 jugadores de la plantilla) haría mucho daño a los malagueños que, para más inri, veían cómo Germán Gabriel les endosaba un triple sobre la bocina, tras una espectacular asistencia del mago Azofra de espaldas y entre las piernas. 44-29 al descanso podría parecer una ventaja cómoda en cualquier partido, pero no contra Unicaja, viendo los encuentros de los últimos años.

No se confiaron los colegiales, que fueron los primeros en golpear tras el descanso (50-29), pero el cambio a defensa zonal de Maljkovic consiguió dar la impresión de que aún podía haber partido, al conseguir rebajar la diferencia hasta casi diez puntos, con Moussa Sonko paliando a base de corazón las limitaciones evidentes en el juego de su equipo. Sin embargo, esta vez los colegiales no se atascaron con la zona. La entrada de Iker Iturbe dotaría al ataque estudiantil de un hombre técnico y solvente a la hora de distribuir juego y más adecuado para frenar a Risacher que Felipe Reyes. Las diferencias se mantenían en torno a 13 puntos, sin llegar a inquietar en demasía a los colegiales.

Entonces llegó el momento de Corey Brewer, que despertaba de su gris partido para apuntillar a Unicaja con dos triples a falta de siete minutos. Y ahí se acabó todo. Estudiantes respiró y Unicaja bajó los brazos y se limitó a asistir, atónito e impertérrito, al último aluvión colegial que dejaría el marcador en el definitivo 85-62 que certificaba el excelente partido de los de Pepu Hernández.

La Clave del partido

Dos claves: por un lado el trabajo defensivo de Estudiantes. Pepu planteó una defensa muy agresiva, que restó toda iniciativa al ataque de Unicaja, que en muchos momentos jugaba más a no perder el balón que a encontrar tiro.

Por otro lado, la buena respuesta de Estudiantes ante un problema que le viene desde que perdió a Chandler Thompson: el ataque a zona 2-3. Sin un gran acierto en el tiro exterior, los colegiales consiguieron distribuir y atacar con coherencia una de las armas más peligrosas del equipo de Maljkovic, que vería cómo esta vez su panacea para romper el ataque estudiantil no daba resultado.

El mejor del partido: Adam Keefe

El pivot estadounidense mostró su mejor cara desde que llegó a Madrid, anotando 22 puntos (9/11 en tiros de dos), cogiendo siete rebotes, y siendo en ambas zonas la referencia de su equipo. Este jugador va a más y puede ser una de las sorpresas en los play-offs.