En un partido en que las diferencias a favor de uno y otro equipo no pasaron de los cinco puntos, cada posesión, cada detalle defensivo, cada tiro libre, fue importante para el resultado final. Todo el baloncesto europeo daba por favorito al Real Madrid por la insultante superioridad que había demostrado durante la temporada. El FC Barcelona, en trayectoria ascendente, llegó con la mentalidad de saber que podía hacer frente a los blancos y al final el partido se decidió en un cara o cruz que podría haber caído hacia cualquiera de los dos bandos. Llull se llevó la gloria.
El bajo porcentaje de tiros libres y de lanzamientos de tres lastró al conjunto de Pascual hasta el punto de arrebatarle una Copa que hizo méritos para ganar. Logró que el partido en ningún momento entrase en el ritmo frenético en que los de Laso se encuentran más cómodos y recuperó hasta siete balones, lo que les permitió anotar contraataques en superioridades ofensivas. El Barça basó la mayor parte de su juego en el bloqueo directo central tanto en situaciones de cuatro jugadores abiertos como con el ala pívot jugando por línea de fondo. El Real Madrid tuvo problemas para frenar estas situaciones pero jugó con más variantes ofensivas que les permitieron ser más imprevisibles en ataque y que analizaremos en posteriores artículos. LEER POST COMPLETO