Cuando sonó el bocinazo final Salva Maldonado se metió en los vestuarios con aire contrariado, agitando la cabeza y con una expresión contrariada. Entró en la rueda de prensa sin chaqueta, algo poco habitual en él. Si alguien no hubiera visto el partido podría pensar que su equipo había perdido de paliza, y sin embargo el Fuenlabrada se había impuesto por 97 a 90 en un partido vibrante.
Los ojos de entrenador de Maldonado habían visto los agujeros defensivos que había dejado su equipo (el CAI anotó 90 puntos), la relajación defensiva de los dos últimos minutos que costó perder 10 puntos de ventaja al Fuenlabrada, y en su perfeccionista fuero interno esto pesaba más que el acierto ofensivo (57% en tiros de tres), el entusiasmo de la entregada afición o que la victoria conseguida. "Para el público es de fábula, dos equipos al ataque y sin defensa. Pero los entrenadores tenemos que cambiar el chip", decía Maldonado ante los periodistas. "Si hubiéramos dejado de anotar, habríamos perdido el partido".
"Aquí no nos gana ni Dios", decía Salva Guardia a sus compañeros en el corrillo previo al inicio del choque, y tras dos partidos consecutivos perdiendo (en uno el triple ganador de Kus se salió de dentro desafiando a la física y en el otro el Fuenla cayó en Vitoria plantando cara al Caja Laboral) el conjunto madrileño retomó su racha ganadora, poniéndose con 4-2 en la clasificación.
La victoria es importante desde el punto de vista numérico y también de sensaciones. Si alguna lección dejó Casimiro en su paso por Fuenlabrada esa fue la de que el Baloncesto es un deporte de dinámicas, y hoy el Fuenla ha tenido que hacer un esfuerzo importante para volver a su dinámica ganadora y frenar la del CAI, que llegaba en buena forma tras triunfar en Barcelona y derrotar al Cajasol.
Abós intentó explicar a qué se debía el acierto del Fuenlabrada, y es que su defensa se centró en Esteban Batista, al que contuvieron de manera correcta, pero el resto de jugadores del Fuenla secundó a su líder estadístico con un acierto mayúsculo en el tiro. Mainoldi, Rabaseda, Kus, Guardia… todos anotaron cuando recibían el balón una vez que el uruguayo había absorbido el poder defensivo maño. "Cerrábamos una vía de agua y se abría otra", resumía el entrenador del CAI.
Los jóvenes del equipo madrieño siguen su progresión. Rabaseda está destacando por su fiabilidad en el tiro, viveza para cortar líneas de pase y por la manera de aprovechar estos robos culminando contraataques con mates espectaculares que animan al público.
La producción de Ayón sigue siendo importante. Hoy ha capturado 7 rebotes en 16 minutos, y no ha jugado más porque ha cometido faltas personales de manera temprana. Aún se tiene que ganar el respeto, y según su entrenador, aprender a no protestar. Salva Guardia está muy pendiente del mexicano y dispuesto a apartarlo de los árbitros cuando éste no está de acuerdo con sus decisiones.
El susto del partido lo dio Lubos Barton, al que se le salió el hombro durante el tercer cuarto y tuvo que ser trasladado al hospital para su colocación.