Que John Pinone sigue en la retina de los aficionados de Estudiantes es evidente. Junto a sus ex-compañeros ha participado este pasado fin de semana en el homenaje a la plantilla más fructífera del club colegial en todos sus años de existencia, la de la temporada 1991/92. Allí había una estrella indiscutible, El Oso Pinoso, algo que un cuarto de siglo después sigue quedando patente.
Ha estado en diversos medios durante este homenaje, como los programas de baloncesto de OndaCero ('4 cuartos') y COPE ('Showtime'). Allí ha repasado algo de lo más destacable de su estancia en el ahora renombrado como Movistar Estudiantes, donde se convirtió en uno de los jugadores más importantes de la historia del "club de patio de colegio".
Cuando llegó, llegaba con mucha expectación: "Yo era duro con los jóvenes porque quería ganar, pero yo también ví en ellos que lo querían. Habían jugado mucho tiempo juntos en la cantera y tenían ese gen. No querían ser buenos, querían ser grandes", comenta. Siempre se destacó de él su juego duro y físico, con otras herramientas que le hacían destacar aun no siendo uno de los más imponentes a nivel visual: "Yo tenía que jugar de otra manera, no podía saltar tanto como Rickie [Winslow]. Tú tienes que conocerte y saber contra qué juegas". Al hilo de esto, le salió un deje muy de Luis Aragonés para afirmar que "quería hacer todo lo que pudiera para ganar, ganar y ganar".
Pinone recuerda mucho de aquel año olímpico en el que el equipo llegó a la Final Four de la Euroliga y salió campeón de la Copa del Rey: "Lo que no recuerdo es cómo llegue al autobús para volver de Granada". Aquel fue el año en el cual Estudiantes era calificado como uno de los mejores conjuntos de Europa: "En 1992 se descubrió que había otro club más además del Real Madrid en la ciudad. En casa no perdimos ningún partido, y cuando el Palacio estaba lleno había mucha pasión y entusiasmo".
Estuvo en el Estu desde 1984 a 1993. Toda su trayectoria en Europa se dio en Madrid: "Durante los nueve años que estuve todo fue cambiando ya. Jugábamos cada vez más partidos en el Palacio porque cada vez más gente quería vernos". En el último partido del equipo, ante Saski Baskonia, John Pinone pudo comprobar que ese sentimiento sigue vivo.
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