Es difícil definir lo acontecido en el Palau. La sensación que reinaba en el ambiente era de incredulidad y cierta acritud por lo visto durante los cuarenta minutos. Una situación del todo imprevisible donde el equipo azulgrana no sabido jugar un final igualado y donde los nervios y una serie de errores incomprensibles le han condenado a un duro desenlace.
Quizás con el recuerdo del último cuarto en Siena, los catalanes salieron por detrás de la defensa del Estudiantes que controló el ritmo durante la primera parte con constantes ayudas defensivas y un efectivo dos contra uno en el poste bajo que dificultaba la circulación de balón del Barça. Con ideas claras en ataque y la sorprendente aparición anotadora de Popovic el equipo estudiantil cerraba el rebote con solvencia y salía rápido al contraataque. Hasta ocho balones perdieron los catalanes en el segundo cuarto con una mala selección en el tiro que hacia desesperar a la grada. Los puntos de Navarro compensaban la nula aportación de Ilyasova totalmente desaparecido en los dos primeros cuartos.
El ritmo cambió en la segunda parte con un Ilyasova mucho más activo. El turco salió ‘enchufado’ y junto a Navarro comandaron la ofensiva azulgrana con ventajas entre 5 y 7 puntos durante el tercer cuarto. Los colegiales acusaron el golpe y las ventajas llegaron a los diez puntos en el último periodo de la mano de Fran Vázquez pero sorprendentemente cuando más tocado estaba el equipo visitante reaccionaron de la mano de Udrich y Jasen. El argentino, todo corazón, se echó la responsabilidad a sus espaldas y poco a poco fue recortando la desventaja. Un triple de Iturbe empató la contienda y en el cara o cruz la moneda favoreció al Estudiantes con un tiro libre final anotado por Cummings. Triste final para un partido realmente desconcertante en toda la amplitud de la palabra.
La fe en la victoria
Además considera que este triunfo es balsámico para la moral de sus jugadores porque “el equipo venia jugando bien, solamente en dos partidos no hemos competido y teniendo en cuenta que es un equipo joven necesitábamos de estos refuerzos y este refuerzo es importante. Ganar en esta cancha te puede dar el doble de motivación y de confianza que otras. Tenemos un calendario donde tenemos que seguir compitiendo con los equipos de nuestra liga. Sirve de poco ganar en el Palau si luego no lo refrendamos con más victorias”.
Como ganar con 23 perdidas de balón
Sorprendente dato estadístico que demuestra que los números a veces no reflejan el resultado final de un partido. El Barça hizo 15 recuperaciones pero no le sirvieron de nada ante los buenos porcentajes de tiro del Estudiantes.
Respecto a este déficit de perdidas Luís Casimiro fue claro al afirmar que “es un tema que estamos tratando y que tenemos que mejorar porque somos un equipo que pierde muchos balones también producto de la juventud de este equipo, pero esta razón no es excusa. Es un tema que tenemos que mejorar muchísimo porque es una constante no solamente en este partido. Es posible que hayamos batido el record ya que es muy difícil ganar a un equipo con tanta perdida de balón”.
El riesgo en defensa tiene su recompensa
“Hemos hecho un planteamiento arriesgado con dos cincos cuando sabíamos ya que su quinteto titular era con ilyasova. Nos ha salido bien y eso nos ha dado confianza. Las cosas que hemos ido planteando nos han salido. Esto ayuda a que el equipo iba a más y hemos sabido aprovechar nuestra oportunidad”.
“No nos importaba cambiar aunque hubiese desajustes siempre que estuviésemos el lado de ayuda más en zona. Hemos planteado un sistema defensivo hombre a hombre, individual pero con muchos aspectos de zona para tapar las penetraciones, las combinaciones de los postes. Hemos tenido algo de suerte en que el Barça ha hecho tiros muy liberados que estaban bien jugados y no han anotado. Eso es producto también de la suerte porque muchas veces han dejado tirar solo a Basile o Lakovic y no han tenido su día” concluyó su análisis táctico.
La suerte también hay que buscarla.
Un último cuarto de infarto recordando épocas no muy lejanas
Realmente lo sucedido en los diez minutos finales ha producido un dejavú a una afición que se mostraba ilusionada por el buen inicio de temporada y las expectativas creadas. El cúmulo de despropósitos a razón de balones perdidos de forma inexplicable (dos robos en saque de fondo después de canasta) falta de concentración y desconcierto generalizado ha sido total. La última jugada del partido ha sido una muestra más al cometer falta personal y tras el segundo tiro libre fallado de forma intencionada para perder tiempo Ilyasova no sabia muy bien que hacer y se ha perdido la oportunidad de conseguir un lanzamiento en buenas condiciones para conseguir la victoria.
De todas formas no hay que hacer saltar las alarmas. Un mal partido lo tiene todo el mundo pero en un club donde la presión es el pan de cada día no hay mucho margen para la paciencia.