Abría la jornada 30, alargada desde miércoles hasta domingo, un duelo con dos equipos en horas bajas pero con solo uno de ellos obligado a ganar para coger aliento en la lucha por evitar el descenso. Movistar Estudiantes llega a un partido clave para mantenerse por encima de la zona roja mientras que Unicaja busca recuperar sensaciones, sobre todo fuera de casa donde acumula 7 partidos consecutivos perdiendo.

Inmersos en un ambiente enrarecido, dos errores de Caner-Medley debajo del aro desataban los primeros pitos en el WiZink Center, aumentados por una débil defensa sobre Kyle Wiltjer que se estaba hinchando a puntos desde muy pronto. Con Whittington inspirado en ataque, los colegiales aguantaban en el marcador a pesar de su fragilidad defensiva (8-12, min. 5). Para ser justos, ninguno de los dos equipos proponía nada y se limitaban a sumar gracias a las individualidades de los dos interiores americanos. Con un juego bastante pobre en ambos lados se llegaría al final del cuarto con 21-21 gracias a una canasta de Dani Díez sobre la bocina.

A pesar de las 7 asistencias de Cook en los primeros diez minutos, Estudiantes no encontraría fluidez en campo ofensivo hasta la llegada de Hakanson al encuentro. Con un 2+1 y un triple en los primeros compases del cuarto, el nórdico imprimiría carácter a los suyos y con ello, la grada empezaba a despertar. Le haría oposición Lessort, desde la pintura, siendo un dolor de cabeza para los interiores locales al igual que la Demencia para los árbitros cada vez que el francés se acomodaba en la zona. Para cortar la sangría ya se encargaba Arteaga con un tapón monumental sobre el jugador costasoleño (32-31, min. 15). El partido ganaría en nivel y en espectáculo a pesar de que jugadores de la calidad de Jaime Fernández o Nik Caner-Medley estarían desaparecidos. Con la igualdad como tónica predominante del encuentro, se llegaba al descanso con un resultado de 40-42 a favor de los de Luis Casimiro.

Saldría particularmente enchufado Víctor Arteaga, con seis puntos consecutivos culminados con un alley-oop, para hacer frente a los triples malagueños (46-50, min. 23). Desde ahí, los andaluces impondrían, con más acierto que brillo, un parcial de 9-0 en los próximos tres minutos que alimentaba el run-run entre el público del WiZink Center. Con los de Casimiro con una ventaja superior a diez puntos, se instalaba la preocupación en la afición del Ramiro hasta que llegó un último minuto casi impecable de los de Berrocal. Un triple de Cook y otro de Hakanson acercaban a los suyos desde el perímetro y una suspensión de Whittington situaba a los de Berrocal a tres puntos con el último cuarto por jugar (58-61).

Con la tensión por todo lo alto y con un marcador tan igualado, se preveían unos últimos diez minutos de mucha emoción. Pero nada más lejos de la realidad, un parcial de 7-0 de salida para Unicaja devolvía a los visitantes a rentas superiores a los diez puntos. Y con esa diferencia se mantendría el partido durante varios minutos, con los locales carentes de actitud y concentración defensiva. Un tímido parcial de 5-0 con Whittington como protagonista se quedaba en nada cuando, a falta de 2:30, Jaime Fernández acribillaba la red estudiantil devolviendo el parcial rival. No fluctuaría más el marcador y con Unicaja administrando el tiempo, el conjunto estudiantil cosecha una nueva derrota (72-80) que le deja en una situación crítica en la lucha por evitar el descenso.