Tras sensación de impotencia que se te debe quedar cuando pierdes a uno de los grandes jugadores de la década ya dejó muestras Dan Gilbert. Aquello era una rabieta de millonario con el orgullo herido, pero el que debe estar desolado por completo es el nuevo manager general, Chris Grant. Tras darse a conocer la noticia, y como contrapeso del propietario, lanzó un mensaje de confianza a técnico y jugadores y de esperanza a los aficionados. Pero sabe, como todos nosotros, que tiene una tarea muy dura por delante.
El cambio en el banquillo de Mike Brown por Byron Scott (a sus espaldas dos Finales con los Nets y una gran etapa con los Hornets) fueron uno de los últimos intentos de Cleveland por convencer a LeBron, pero no había nada con lo que poder hacer frente al proyecto de los Heat. Una vez irremediable la derrota, arañaron al menos dos primeras rondas (que no llegarán antes de 2013), dos segundas, una Trade Exception que se estima en 14.5 millones de dólares y el derecho a intercambiar la primera ronda con Miami en 2012.
No es mal botón, pero nada de todo esto ayudará a mejorar de inmediato el desolador panorama que ha dejado en los Cavaliers la marcha de su estrella. Con un plantel que a duras penas daría para caminar por mitad de tabla, en Cleveland se mueven para salvar la dignidad la próxima temporada.
Una de las principales cartas que manejan es la de Shaquille O’Neal. Antes de dejarle marchar y quedarse con las manos vacías, se intenta durante estos días propiciar un sign & trade que proporcione, si no un jugador aprovechable, sí alguna ronda con la que empezar a poner ladrillos para el futuro. Descartados los Heat (no tienen nada que ofrecer a cambio), quienes han sonado con más fuerza para ese escenario son los Hawks, pero sus reticencias a deshacerse de un buen jugador para fichar a alguien tan veterano han paralizado esta opción.
En el apartado de refuerzos, se rastrea el mercado en busca de un base. Después de que los Houston Rockets igualaran la oferta presentada por Kyle Lowry, salen a la palestra los nombres de Mike Conley y Ramon Sessions. Mientras que en el primera caso el argumento de mayor peso es su corta carrera en Ohio State, el segundo parece más factible tras el fichaje de Luke Ridnour por los Timberwolves.
Mientras se resuelve alguna incorporación, queda confiar en la progresión de hombres como JJ Hickson. Es ahora cuando se echan de menos las opciones de draft.
La resignación de Toronto y el palmo de narices de los Knicks
La mayor diferencia entre Cleveland y Toronto es que allá por Canadá ya se olían que su estrella iba a tomar las de Villadiego. Por eso el trauma fue menor, aunque la situación del equipo no es mucho más boyante. Desde que hace cuatro temporadas la franquicia tocara techo, los veranos han traído consigo una sucesión de movimientos que, lejos de consolidarla, la han devuelto a una situación de mediocridad.
Ahora Colangelo, aprovechando la salida de Bosh, quiere hacer borrón y cuenta nueva. El primera en hacer las maletas ha sido Turkoglu, que tras rayar a un nivel muy inferior al ofrecido en Orlando, pone camino a los Suns a cambio de Barbosa, drafteado por el ahora GM ‘raptor’ y cabizbajo tras una temporada arruinada por las lesiones. El siguiente en marcharse podría ser José Manuel Calderón. Aunque frustrado, su intento de traspaso a Charlotte dejó claro que en Canadá quieren tomar otro rumbo.
Rumbo en el que sí entran el renovado Amir Johnson (34 kilos por 5 años) y la incorporación de Linas Kleiza (20 y 5 respectivamente), que junto a los novatos Ed Davis y Solomon Alabi completa las novedades para el juego interior. Dado que el objetivo es conseguir flexibilidad salarial para los años venideros, no parece que vayan a hacer uso de la Trade Exception conseguida en el traspaso de Bosh, pero las dos primeras rondas que tendrán en 2011 se antojan fundamentales para la reconstrucción del equipo.
No tan seguros de (mala) suerte estaban en la Gran Manzana. No en vano, se interpretó la contratación de Amare Stoudemire como un último reclamo para LeBron James. Sin embargo, la negativa del alero les deja con una plantilla que sólo da para seguir peleando por objetivos de bajos vuelos. Y por el camino perdieron a David Lee, gran baluarte de la afición que a partir de octubre jugarán para los Warriors.
A cambio, los Knicks consiguieron a Kelenna Azubuike, Ronny Turiaf y Anthony Randolph. Dos currantes y un joven con condiciones extraordinarias en el que se tienen puestas muchas esperanzas. Menos confianza parecen tener en Raymond Felton, al que sólo le han garantizado dos años de su contrato. Por delante dos metas: una fácil, llenar el hueco que deja Chris Duhon, y una difícil, que Amare no se acuerde de Nash. Pero más complicado le será a D’Antoni encontrar un pívot titular en plantilla, Mozgov mediante.
Por último, quedan los Nets, ese equipo que nunca tuvo opciones serias de reclutar a LeBron pero al que nunca faltó la ilusión. Nadie sabía a qué jugaban, y nadie sabe a qué lo hacen ahora con los fichajes de Jordan Farmar, Anthony Morrow, Travis Outlaw y Johan Petro. Quizá el magnate ruso se haya dado cuenta de que hacen falta algo más que millones para atraer a los grandes jugadores al peor equipo de la liga.