Decía hace unas semanas el técnico italiano de la Selección Española que el principal reto de este nuevo verano de competición era el de conseguir reinventar a su equipo. Que si un remozado equipo técnico, que si las dichosas ventanas y, sobre todo, los achaques de los carnets de identidad y las fechas de nacimiento. Después de ganar la última edición del Eurobasket y la medalla de bronce en Río con cada vez más caras nuevas y frescas, algunas impúberes como las del menor de los Hernangómez, se hace necesaria esa mudanza paulatina que dé el necesario relevo a una generación que comienza a picar la cuarentena en sus piezas más históricas.

Para completar los procesos de cambio, hasta romántica se pone la Selección, estrenando slogan. Jugando con la querida pelota y el lenguaje de Shakespeare declara la FEB un “teamo” eterno, con el que seguir pidiendo el afecto mutuo que tanto se muestran jugadores, aficionados y medios cada periodo estival y en el que todo este talento se junta para divertirse jugando a baloncesto. Divertirse y ganar, claro, que no hay reinvención sin victoria para una quinta acostumbrada a sonreír desde lo más alto cada mes de agosto o de septiembre.

La primera parada de ese nuevo camino también es nueva; y es que Tenerife era hasta hoy un lugar al que nunca había acudido el equipo de todos y que, a partir de rocambolescas negociaciones con el mundial femenino de por medio, por fin, podrían ver las tinerfeñas y tinerfeños en directo.

En la búsqueda de esa conmutación todo va cambiando desde la Federación a su necesaria velocidad. Todo, salvo el rival. Como siempre, para empezar las rutas por la España baloncestística un opositor flojito y que no dé mucha guerra en esto de los acoples y los engranajes.  El Santiago Martín contempló hoy como sparring a la selección de Túnez que prepara también su competición continental de la que será, además, anfitrión.

Ante ese rival de última plaza de grupo de Juegos Olímpicos, se estrenaban los 10+6 de Scariolo en el parqué lagunero. Los 10+6 que poco antes del inicio del encuentro se sabía que serían 10+5 por los problemas musculares de Ilimane Diop que le dejaban fuera de la convocatoria y liberaban el verano al joven pívot baskonista. Y hablamos de los 10+5 porque todo parece indicar, salvo lesiones o contratiempos de última hora, que el núcleo duro de esta selección está ya fijado en los Ricky, Chacho, Llull, Navarro, SanEme, Abrines y las dobles parejas.

Permitiéndose esa licencia este escribidor (no muy arriesgada por otro lado) los dos últimos puestos parecen estar entre los cinco supervivientes de aquella magna convocatoria que preparase futuras ventanas en tierras andaluzas. A día de hoy, los Vives, Rabaseda, Sastre, Oriola y Saiz se juegan hacer la pretemporada con sus respectivos equipos más tarde que el resto de sus compañeros.

Más allá de las cábalas que se irán resolviendo en los próximos días, del partido poco hay que rescatar. Si cabe, lo sorprendente de un marcador tan bajo para ser un partido de preparación. Ese 71-45 final hablaría bastante bien de la defensa local, si no fuera por las circunstancias y lo imberbe del calendario y del rival, sin siquiera su jugador más mediático (Salah Mejri) en la isla.

Destacan los buenos y divertidos minutos de los Hernangómez y la solidez de los Gasol, jugando a bastantes pocas revoluciones. De lo interesante, de los descartes, aprovecha mucho sus minutos Pierre Oriola con el que no parecen ir los partidos amistosos ni las pachangas de verano. Aprovecha el de Tárrega a la perfección las bajas de Mirotic y Diop para ganar cada vez más papeletas en el roster de los elegidos. Y lo hace con todas las de la ley. Con su intensidad característica, acabando contraataques y moviéndose como nadie sin balón. Con tanto mago distribuyendo las posesiones, se debe estar frotando las manos el bueno de Oriola. Las cosas de las reinvenciones que serán.

Sólo él, Pau y Juancho superaron los dobles dígitos de anotación en una combinación de minutos muy repartida y en la que no fueron hoy de la partida ni Navarro, ni Saiz. Especialmente alegre se sintió Juancho por el subtrópico. Jugando todos sus minutos desde el 4, su superioridad física y técnica sobre los tunecinos fue deslumbrante, como este mate con la izquierda, liquidándose el partido. Eso sí que es evolución. O mutación. Reinvención vamos.  

En definitiva, primer test, primeros minutos del Chacho como local en su casa pasada la treintena, estreno tinerfeño de la Selección, algo de espesura, otro poco de defensa y caras nuevas. Caras con barba o sin ella, que replican reinvención. Y victorias, por supuesto.