Xavi Costa, Xavi Ventura y Remon Van der Hare han dejado el baloncesto en segundo término y juegan en el grupo C de liga EBA

Son las 20:37 horas de un jueves cualquiera cuando Xavi Ventura baja las escaleras que llevan a la pista del pabellón del Club Esportiu Sant Nicolau de Sabadell. Ha salido de clase a las 19:30 h, ha tenido problemas con el tráfico de la autopista C-58 y, además, ha tardado en encontrar un sitio para aparcar. Llega tarde, como casi cada jueves, pero alegre y sin excesiva prisa. Sus compañeros, que ya están en el centro de la pista haciendo estiramientos, ríen y lo aplauden. En cambio, al capitán del equipo, Xavi Costa, la escena parece no hacerle tanta gracia y pide a Ventura que se cambie de ropa y se incorpore rápidamente al trabajo del grupo. Ventura y Costa son dos personalidades diferentes, como también lo son como jugadores de baloncesto, pero también son muy buenos amigos y tienen la suerte de jugar juntos. Lo hacen en el CE Sant Nicolau del grupo C de la liga EBA pero, tal y como afirma su entrenador Josep Riera, "no hay duda que podrían jugar en categorías superiores". Riera, que compatibiliza el cargo de entrenador del Sant Nicolau con el de entrenador ayudante de Jaume Ponsarnau en el Suzuki Manresa, es un buen conocedor del nivel que hay en las diferentes categorías del baloncesto estatal. "En ACB seguramente no tendrían un rol destacado, pero en equipos de LEB Oro y LEB Plata estoy convencido que serían jugadores importantes", afirma el técnico manresano.

De hecho, sin ir más lejos, el pasado verano Xavi Ventura estuvo a prueba con el Xacobeo Blu:sens de la liga ACB. El equipo gallego rastreaba el mercado LEB en busca de un base y se acordó de Ventura aunque, a pesar de dejar buenas sensaciones en los entrenamientos, finalmente descartaron su fichaje.

Aconsejado por las lesiones

No fichar por el equipo gallego fue una gran decepción para Xavi Ventura, pero no trastocó para nada su idea inicial. Antes de la llamada de los gallegos, Ventura ya tenía decidido no moverse de Cataluña para poder terminar los estudios de ingeniería técnica mecánica. "Lo quise probar por la ilusión de jugar en la ACB, pero lo tenía muy claro: si no fichaba por el Obradoiro, lo haría por el Sant Nicolau". Y así lo hizo.

De la liga ACB a la liga EBA hay un abismo en muchos aspectos. Por este motivo, en un mundo donde muchos jugadores prefieren el dinero inmediato o el reconocimiento deportivo que supone jugar en LEB Oro o LEB Plata, la decisión de optar por jugar en la liga EBA resulta impactante.

"En las ligas LEB se entrena casi cada día en sesiones dobles de mañana y tarde. Exigen una dedicación muy grande y, sinceramente, creo que económicamente no siempre sale a cuenta. Debemos empezar a pensar en nuestro futuro fuera de las pistas", reflexiona Ventura. Con tan sólo 28 años, sabe muy bien lo que supone estar alejado del baloncesto, ya que una grave lesión en la rodilla (rotura del ligamento lateral externo dos veces y diversos problemas en el cartílago durante la recuperación) lo mantuvo apartado de las pistas durante más de tres años. "Aquella época fue difícil, pero las lesiones me ayudaron a ver que hay vida más allá del baloncesto y que hay que estar preparado. Tengo que reconocer que antes no me preocupaba demasiado por los estudios. Ahora me esfuerzo bastante más", admite Ventura con una pequeña sonrisa.

Preferencia por los estudios

Si para Xavi Ventura las lesiones fueron el factor clave para darse cuenta de la importancia de estudiar, en el caso de Xavi Costa no podemos hablar de un factor concreto, sino más bien de un momento determinado. Hijo de Joaquím Costa, exjugador del F.C. Barcelona y actual ayudante de Aíto García Reneses en el Unicaja de Málaga, Xavi Costa jugó hace dos temporadas con la ya desaparecida Unió Bàsquet Sabadell de la liga LEB Plata. "Era la primera vez que jugaba en una categoría superior a la EBA. Sabía que sería difícil compaginar los estudios con los entrenamientos de mañana y tarde, pero quería hacer las dos cosas. Era un reto deportivo y me hacía ilusión probarlo", afirma Costa.

Después terminar la carrera de Telecomunicaciones, Costa trabaja actualmente en un interesante proyecto: el diseño de un receptor de señales que provienen de satélites dedicados a la observación terrestre. Le gusta lo que hace y, sobre todo, le encanta poder compaginarlo jugando a baloncesto. La temporada que jugó en LEB Plata le sirvió para reflexionar y ver claro qué camino debía escoger de cara al futuro. "Me di cuenta de que podía ganarme mejor la vida si trabajaba en lo que había estudiado. Creo que si no juegas en la ACB es mejor estudiar, sacarse una carrera y buscar un buen trabajo". La rotundidad con la que se expresa Costa sorprende, más aún si tenemos en cuenta que, tanto a su padre como al resto de su familia, el baloncesto les ha reportado muchas alegrías. En este sentido, Costa recuerda el papel que jugaron sus padres a la hora de guiar su camino. "Siempre insistieron para que jugara y me esforzara al máximo en baloncesto, pero siempre sin dejar de estudiar. Querían que llegara el momento donde yo tuviera que decidir el camino a escoger". Así lo ha hecho.

La familia, un motivo de altura

Los nombres de Xavi Costa y Xavi Ventura pueden ser más o menos conocidos para los aficionados al baloncesto pero, no hay que moverse del grupo C de la liga EBA para encontrar un jugador más ‘mediático’ que haya decidido cambiar el rumbo de su vida profesional. Eso sí, para hablar con él hay que mirar muy arriba.

Con 220 centímetros de altura, el pívot holandés Remon Van der Hare es el jugador más alto de las ligas españolas. Criado en la cantera del F.C. Barcelona (dónde coincidió precisamente con Xavi Costa), Van der Hare llegó a jugar dos temporadas con el primer equipo azulgrana, aunque no contó con demasiados minutos de juego. Sin embargo, los Toronto Raptors de la NBA veían en él un diamante en bruto y lo escogieron en el 52º lugar del draft del 2003. Sin embargo, no llegó a probar suerte en la NBA y ahora, después de haber jugado en Eslovenia, Chipre y Ucrania, milita en las filas del Platges de Mataró de liga EBA. Una categoría en la que, por cierto, ya jugó hace diez temporadas con el Barça “B”. Después, tras un breve paso por el primer equipo azulgrana, fichó por el Olimpia de Ljubljana.

"Llevaba años recorriendo equipos por Europa y ya he tenido bastante. Además, el año pasado fui padre. Quiero pasar el máximo tiempo posible con mi hijo y mi mujer", explica el pívot holandés con voz ilusionada. Van der Hare, que está casado con una joven catalana a quién conoció en su etapa como jugador azulgrana, sabe que para vivir del baloncesto hay que renunciar a muchas cosas. “La vida del jugador profesional es agradable por qué haces lo que te gusta pero también es complicada, sobretodo si tienes familia”. Sabe de lo que habla, pues no olvidemos que siendo muy joven abandonó su Holanda natal para formar parte de los equipos base de F.C. Barcelona y, tras abandonar la disciplina culé, ha jugado en diferentes ligas europeas.

Su elección de apartarse del baloncesto profesional no fue flor de un día, sino que fue muy meditada y madurada. Para entender la magnitud de su decisión hay que fijarse sobre todo en su edad: sólo tiene 27 años. "Se que todavía podía jugar muchos años en ligas profesionales y ganar bastante dinero, pero eso no lo es todo. Quiero tener estabilidad y se que en ningún lugar estaré mejor que aquí," reflexiona Van der Hare consciente de que decisión no es nada frecuente en jugadores de su edad.

Obviamente, no es habitual ver a un jugador de sus características físicas en una competición amateur como la liga EBA pero, del mismo modo, tampoco son nada habituales las decisiones tomadas por Xavi Ventura, Xavi Costa y Remon Van der Hare. Cada uno de ellos ha tenido motivaciones y razones diferentes, pero todos han coincidido en una cosa: han cambiado de rumbo.