En los inicios de los 80 algo comenzó a cambiar en el baloncesto en España, y en una ciudad pequeña, un club pequeño comenzaba a darse a conocer en el nuevo baloncesto español. Mi vida, casualidades, coincide en muchos momentos con la vida del club más importante de la ciudad, en el verano de 1977 nacía como tal, el Peñas de Huesca, el mismo verano en que yo venía al mundo.
Mi memoria no llega a recordar los primeros pasos del club, ni su primer ascenso a la liga ACB, que coincidió con la fundación de la misma en el año 83-84, pero sí, aunque no sé si por imágenes posteriores o por lo que significo en el futuro, recuerdo una final en Los Angeles entre una USA, donde jugaba un tal Michael Jordan y una selección española con Epi, Iturriaga, Corbalán, Solozabal, Arcega, Martín, Romay,… pero todavía, por mi edad no sentía el gusanillo del baloncesto. Pero ese éxito de la selección sí que en Huesca hizo un efecto positivo en el baloncesto de la ciudad, y el Peñas tras descender en su primera temporada, en la siguiente volvía a recuperar la categoría ACB.
Ya estamos en la temporada 85-86, el baloncesto en Huesca se había puesto de moda, la ciudad vivía muy pendiente de su equipo, ayudado a que el deporte rey, el fútbol no tenía apenas representación en la ciudad por aquel entonces.
En la liga ACB, acompañaban a los medallistas olímpicos, jugadores con pasado NBA como el caso de Audie Norris. En Huesca en una temporada difícil, como han sido todas las de la historia del club en ACB, se estaba a punto de fraguar la primera gesta del equipo “verde”. El Peñas se tenía que jugar la permanencia en un play out para evitar volver a descender de nuevo, para ello unas jornadas antes el club se hacía con los servicios de un jugador, que pese a nacer por motivos laborales de su familia en Torrejón de Ardoz, venía de la NBA, un lujo para el Peñas. Wallace Bryant, un pivot grande con mucha clase y que aterrizaba en la capital oscense para conseguir el objetivo de la permanencia.
El play-out enfrentó a los oscenses con el equipo del Cajamadrid, en el que jugaba el actual seleccionador Juan Antonio Orenga y que debía enfrentarse al nuevo “americano” de los oscenses. En una serie al mejor de tres, se llego con empate a 1 al tercer encuentro a disputarse en Huesca.
Allí es donde comienzan mis recuerdos, en la ciudad se vivió algo especial, el “viejo” pabellón del parque, era la pista de los locales, una pista de color verde, sin parquet y donde el público apenas estaba a 50 centímetros de la línea de banda y fondo.
Años más tarde en una conversación con el ya fallecido y gran arbitro, Juango Neyro, me comento que para ellos y en concreto para él, venir a pitar a este pabellón era algo especial, “la gente me agarraba de la camiseta y me gritaba al oído”, decía, pero el público de baloncesto de Huesca vibraba con su equipo y esa presión se transmitía a la cancha.
Con un pabellón con aforo para apenas 2500 personas, entraban más de 3000, y la atmosfera, humo de tabaco incluido, era algo que nunca se me olvidará. El partido se jugó un 23 de Abril de 1986, festivo en Huesca por ser San Jorge, todavía no había cumplido los 9 años y aunque no era mi primer partido en directo dentro de un pabellón del que yo apenas vivía a 100 metros y que cada fin de semana veía como una masa de gente entraba a ver los partidos del Peñas, estaba a punto de “enamorarme” de este deporte.
El partido estaba claro que era algo especial, un partido que podría marcar el futuro del club y del baloncesto en Huesca. Y no decepcionó, igualdad, emoción, eso, que alguna vez había visto por la tele tenía la oportunidad de vivirlo en directo en mi ciudad y con mi equipo. Pero aun tenía que haber más, con el partido igualado y con toda la presión, la “estrella” llegada de la NBA, tenía un calentón y en su lucha con Orenga se enzarzaban en una trifulca que suponía la eliminación de Wallace Bryant del partido. La olla a presión estaba a punto de estallar, los más de 3000 aficionados ya entraban en cólera contra todas las decisiones de la pareja arbitral. Esa expulsión y los 35 puntos del otro “americano” del equipo, Larry Gibson, espolearon al equipo y al público que posiblemente intimidó a los colegiados con el grito que se haría famoso en el pabellón de Huesca de: “este partido, lo vamos a ganar” o el que iba dirigido directamente a su persona: “¡vais a morir!”, que decir tiene que nunca en toda la historia del club ha habido una agresión a un colegiado.
Los últimos minutos fueron el mayor espectáculo que nunca he visto en directo, hasta que la victoria por 83-72, permitió al Peñas continuar en la ACB. Los jugadores abrazados al publico que saltó a la pista, los bombos y las gargantas gritando desde la grada es el primer recuerdo imborrable que tengo del baloncesto, ni el último partido en Huesca de ACB puede cambiarlo.
Tras lo vivido en ese partido lo tenía claro, el baloncesto era mi deporte. Así que comencé a jugar en mi colegio, a ser socio del equipo y poder disfrutar de la liga ACB y de jugadores como Epi, Sabonis, Petrovic… equipos como el Juventud, CAI Zaragoza, Barcelona, Estudiantes, Madrid, todos pasaron por Huesca, por el “viejo” pabellón del parque y todos perdieron alguna vez en nuestra pista.
Ese Peñas que se salvo en aquel partido fue el que en las temporadas siguientes cautivó a la liga, siendo una ciudad de menos de 50000 habitantes y siempre con bajos presupuestos, el Peñas contó con grandes jugadores. Los primeros, la pareja Jackson y Hall, una de las mejores de la liga que acompaño a otros jugadores nacionales como Pagés o Hernández que llegaron a debutar con la selección, Alocén el eterno capitán de la primera época, otros jugadores como Lucio Angulo o Alphonso Ford comenzaron en Huesca sus carreras profesionales, dando nombre al Peñas y a una ciudad conocida en toda la geografía nacional por su equipo de baloncesto.
Con el paso de los años mi vinculación con el baloncesto, con el equipo, el club fue a más, llegando a ser entrenador de categorías base del propio club en su época más reciente, incluso a sentarme como delegado en el banquillo del primer equipo en su época de Leb Plata.
Tras varios años, primero jugando en el colegio del Parque de Huesca, luego en clubes de la ciudad, siempre en categorías regionales y en la universidad, lo mejor que pude hacer es dejar de jugar (jaja!!) y pasar a entrenar a chic@s en categorías escolares donde continúo. También tuve una época de árbitro y auxiliar.
En la actualidad soy miembro de un club de Huesca, el Club Baloncesto Juventud Osca, en el que continuo con la misma ilusión de hace más de 20 años entrenado a equipos escolares y a una escuela de baloncesto con niñ@s de apenas 6-8 años y a los que espero poderles trasmitir mi pasión por el baloncesto.
Como diría el del anuncio de la liga Endesa, he sido jugador, entrenador, delegado, arbitro, auxiliar y ahora colaborador de Solobasket, ¿Qué más me queda en el baloncesto? Hace tres años entré a formar parte de este proyecto y pase a colaborar con las crónicas del equipo en Leb Oro desde Huesca y donde una vez más rodeado de gente de baloncesto disfruto semana tras semana.
Ese partido y este deporte han marcado mi vida y actualmente mi familia, mi esposa tras conocerme comenzó a vivir el baloncesto muy de cerca, que remedio si quería estar conmigo (jaja!!) y actualmente es auxiliar y mi hija desde los pocos meses de nacer ha ido a partidos e incluso con solo 6 años ya empieza a participar del baloncesto, se puede decir que por poco no nació en un pabellón en mitad de un partido. Muchos de mis amigos, lógicamente, están relacionados con este deporte. Puedo decir que el 23 de Abril de 1986 marco un antes y un después en mí y en mi vida y mi relación con el básquet.
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