Año 1966: "And the Oscar goes to… A man for all seasons" (Un hombre para la eternidad).
Curiosamente (o no), el 21 de julio de ese mismo año nacía en el barrio de Queens (Nueva York), uno de los baloncestistas profesionales más longevos de todos los tiempos: Darryl Middleton.
Su historia empezó en la universidad de Baylor, dónde en su último año promedió unos nada despreciables 19 puntos y 8 rebotes jugando al lado de Michael Williams (ex base de los Pacers entre otros) y siendo drafteado en 1988 por los Atlanta Hawks en 3ª ronda nº 68. Ni los Hawks ni ningún equipo de la NBA apostó por él seguramente por su escasez de centímetros para desarrollar su característico juego de poste bajo (los scouts de la liga norteamericana iban locos para encontrar jugadores de 7 pies que dominasen la zona).
Darryl hizo la maleta y al año siguiente ya jugaba en Turquía con el Cukurova (actualmente Fenerbahçe Ulker) dónde defendió sus colores sólo una temporada y pudo saborear en sus propias carnes su primera experiencia profesional fuera de los Estados Unidos, con el cambio cultural que significaba. A pesar de eso, se proclamó máximo anotador y reboteador del campeonato otomano con sólo 22 años de edad. Grandes estadísticas que le permitieron hacer el salto al Pallacanestro y defender la elástica del Teorema Tour Arese durante las temporadas 1989-90 y 90-91 disputando la LEGA y compartiendo vestuario con todo un nº5 del draft NBA de 1981, Danny Vranes.
En el siguiente curso aterrizó ya en Girona, plaza que se convertiría en habitual a lo largo de su carrera. El equipo catalán tenía excelentes informes de un ala-pivot de 202 centímetros que jugaba en Italia y que había promediado más de 24 puntos y 9 rebotes por noche en sus dos años en el país transalpino. Alfred Julbe buscaba un jugador para equilibrar el juego de perímetro del equipo ya que en posiciones exteriores contaban con un tirador balcánico casi infalible como Dusko Ivanovic y un perro viejo como Quim Costa en la dirección. El invento no pudo salir mejor y Middleton se convirtió en su primer año en ACB en MVP de la competición. En esa liga, dominada por el Montigalà Joventut de Badalona, también despuntaban grandísimos jugadores extranjeros como Arvydas Sabonis (Fórum), Kenny "Sky" Walker (Granollers), Henry Turner (Villalba) o Jeff Lamp (Manresa) pero el personaje que nos ocupa protagonizó una temporada plétorica proclamándose hasta 7 veces jugador de la semana.
Sus actuaciones no pasaron desapercibidas por el Caja San Fernando que le puso un contrato sobre la mesa para dos temporadas que Valvi Girona no pudo igualar. Allí y bajo las órdenes de José Alberto Pesquera y compartiendo tableros con Steve Trumbo y Darrel Lockhart se volvió a proclamar MVP de la ACB por segundo año consecutivo cuajando excelentes participaciones con sus clásicos movimientos de pies en el poste bajo, su lanzamiento librado de 4 metros y sus tiros libres sin botar y lanzando en suspensión. Contaba ya con 27 años a sus espaldas pero no era consciente del recorrido que iba a tener su trayectoria.
Su carrera en España seguía creciendo y en la temporada 1994-95 Aito García Reneses reclamaba sus servicios para incorporarlo al FC Barcelona. Allí coincidiría con dos compatriotas como Roy Fisher y LeRon Ellis dos jugadores seguramente más talentosos que Darryl pero también más díscolos, no en vano ninguno de los dos logró terminar la temporada con el equipo. No era extraño ver a Middleton tomarse en serio todos los ejercicios de calentamiento y las series de estiramientos antes de los partidos mientras Fisher y Ellis charlaban entre ellos ejercitándose a medio gas. Para un entrenador tan exigente como Aíto la única vía válida era la de Middleton, y acabó sustituyendo a Fisher por Crowder y a Ellis por Peplowski. El FC Barcelona ganó esa Liga ACB, la última de Epi en activo, la liga del triple fallado de Ansley (fijaos quién se encarga de su defensa). La primera liga ACB en el palmarés de Darryl Middleton.
En la siguiente el FC Barcelona se había ganado el derecho de jugar Euroliga (esa que acabarían perdiendo en la fatídica final del “tapón” de Vrankovic a Montero) pero sólo podía inscribir en el torneo europeo a dos jugadores extranjeros de los tres que tenía el equipo en nómina. Los elegidos por García Reneses fueron Arturas Karnisovas y Dan Godfread relegando Darryl Middleton sólo a competiciones domésticas. La liga se tiñió de azulgrana de nuevo y Middleton firmó uno de los episodios más sorprendentes de la temporada. Sucedió en la pista del Gran Canaria donde en un extinto salto entre dos en la bombilla defensiva azulgrana, Roberto Dueñas palmeó el balón hacia nuestro personaje que se colgó sin miramientos… de su propia canasta. Esa mañana de diciembre de 1995 el Barcelona acabaría ganando en el fortín del Centro Insular de Deportes con una exhibición de Darryl firmando 20 puntos y 10 rebotes para 29 de valoración sacándose la espina de la jugada tonta del año.
Nuestro jugador cumplía ese verano 30 años y había llegado el momento de volver a su primer club en España: Valvi Girona. Después de dos temporadas defendiendo la camiseta del equipo que dirigía Trifón Poch, Alfred Julbe (su primer entrenador en ACB) lo reclutó para la causa verdinegra y firmó por el Pinturas Bruguer Badalona (temporada 1998-99). Allí tuvo como compañeros a jugadores como Nicola Loncar, Iván Corrales u otros aún en activo, como Raül López o Roger Grimau. El equipo no entró en playoff y a sus 33 primaveras creyó oportuno iniciar su segundo viaje de retorno a Girona. ¿Pensaba ya Darryl Middleton en colgar las botas? Rotundamente no. Tal fue así que la temporada siguiente fue impresionante a nivel particular y también colectivo. Jugando al lado de un maestro en el arte de asistir como Pablo Laso, se fue hasta los 19 puntos (con un 61% en T2) y 9 rebotes de media en ACB para ser nombrado por tercera vez en su carrera MVP de la competición por delante de Tanoka Beard. Además se convirtió en jugador histórico de la liga al llegar a los 6.000 puntos y 2.500 rebotes. A nivel colectivo, Casademont (que así se llamaba el equipo) hizo la proeza de llegar hasta semifinales de la copa Korac del año 2000, donde sólo el Limoges de Bonato, Weiss o Marcus Brown pudo con el sueño catalán de colarse en una final europea. El sueño tendría que esperar unos años…