España volvió a cumplir con nota muy alta su cuarto examen en la preparación de cara a la cita mundialista de Turquía. Esta vez el equipo que cayó arrodillado ante la suprema superioridad española fue la selección eslovena, un país con gran tradición baloncestística y con una escuadra ciertamente interesante y de calidad, lo que demuestra aún más a las claras el gran potencial de la vigente campeona del mundo y de Europa.
El Buesa Arena volvió a mostrar otra vez una excelente entrada y un buen ambiente en las gradas para ver el 88-68, que viendo el global del encuentro puede que incluso se quede algo escaso, aunque como noticia positiva se puede extraer el equitativo reparto de minutos y algunas pruebas que pudo poner en práctica el técnico italiano Sergio Scariolo. Otra noticia positiva es la recuperación Express del esguince de tobillo de Fran Vázquez en la noche de ayer.
Por parte de Eslovenia, Memi Becirovic decidió dar descanso a su estrella Bostjan Nachbar que el viernes tuvo problemas musculares durante el encuentro contra Lituania.
Eslovenia salió a la pista con ganas de demostrar que son un equipo capaz de plantar cara a España. Con un baloncesto muy basado en los espacios y en el 1×1, comenzaron a dar los primeros quebraderos de cabeza a los españoles. En ataque, el conjunto local no conseguía ver una vía clara de cara al aro y tan solo un espídico Rudy Fernández conseguía dar algo de equilibrio adelante y atrás.
Todo fue un espejismo para los balcánicos, ya que a la salida de un tiempo muerto, el conjunto rojo – jugando hoy de blanco – subió la intensidad en ambas partes de la cancha y comenzó a poner en práctica la enorme superioridad interior radicada en la figura de un extraordinario Marc Gasol, llamado a ser la figura clave en el juego interior del combinado nacional.
A partir de ahí ya no hubo color, a pesar de que los eslovenos lo intentaron, jugando el partido con gran agresividad, lo que causo varios choques. Pero ofensivamente, no tenían ninguna clarividencia, abusando del tiro exterior en demasía con un juego muy previsible y con una defensa alternativa que se rompía en pedazos cada vez que España pisaba el acelerador.
En el tercer cuarto aún se ahondo más la herida, logrando España una diferencia de 24 puntos, que fue maquillada en el último cuarto gracias a la habilidad de Dragic y un Zupan inspirado desde fuera. Al final, la ventaja española se quedó en veinte puntos, en parte por culpa de Lakovic, que se enzarzó en una absurda pelea con Calderón, que a ser ciertos, duró siempre que se mantuvieron en cancha.