Javier Imbroda Ortiz hacía tiempo que se había desvinculado del baloncesto, ocupaba su tiempo como Consejero de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía, pero el shock que ha supuesto su muerte, en la tarde de ayer sábado 2 de Abril, en el mundo de la canasta es innegable.

En noviembre de 2017 le fue diagnosticado cáncer de próstata de grado 10 con metástasis zonal. Consiguió superarlo, pero en realidad a “la gran C” no se rinde, te emplaza para otro momento, sufrió una recaída que finalmente ha acabado con la vida de una persona apreciada y querida en el mundillo del baloncesto.

El cáncer ha apagado la voz más peculiar en la banda de cualquier pista de baloncesto, una voz autorizada, una voz que marcó una época, una voz que descansará en Málaga, donde comenzó a hacerse oír. El círculo se cierra.

Javier Imbroda nació en Melilla allá por 1961. Pronto se trasladaría a Málaga, “su ciudad” como él mismo proclamaba, allí dejó una huella imborrable por su labor pedagógica, deportiva y política en tres etapas bien diferenciadas de su vida.

Doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Málaga, estudió un Máster en Alta Dirección de Empresas y se involucró en diferentes proyectos con el deporte, creó también la Fundación Javier Imbroda, que sigue prestando atención a un centenar de niños cada año, siempre con el deporte como principal eje.

En el plano deportivo se puede considerar el nombre más representativo del baloncesto malagueño, al que llevó a su máximo esplendor, porque Imbroda trabajó duro por la identidad de Málaga como cuna del baloncesto andaluz.
Fue técnico de aquel Mayoral Maristas que enamoró y de ese Unicaja con el que disputó una histórica final de la ACB frente al Barcelona en 1995 y en la que un triple de Michael Ansley pudo dar el título a los andaluces.

Fallece Javier Imbroda

El Caja San Fernando, que quería hacerse “un grande”, le dio el mando de su timón y acertó, volvió a disputar una final de la ACB frente a los azulgrana, que volvieron a llevarse el triunfo. Le faltó dirigir los designios en ACB del otro equipo importante de Andalucía, el CB Granada, pero nunca hubo buena sintonía con los mandatarios granadinos.

Lolo Sainz lo introdujo en su staff técnico al cargo de la Selección Española, equipo al que dirigiría poco después como seleccionador consiguiendo la medalla de bronce en el Europeo de 2001 en Turquía.
Pero la mayor aportación de Imbroda al equipo de todos fue hacer debutar a Pau Gasol con la selección. Imbroda fue el visionario que puso la primera piedra de la época más gloriosa del baloncesto nacional, ya que junto al de Sant Boi llegó de la mano de Imbroda un tal Felipe Reyes que, sumados a dos chavales como Juan Carlos Navarro y Raúl López, que se habían estrenado un año antes en los Juegos de Sidney, iniciaron “La Familia”. El resto de la historia ya lo conocemos.

Javier Imbroda, el único seleccionador español que ha conseguido ganar a  Estados Unidos

Pero Imbroda no sólo fue reconocido en nuestro país, en 1992 formó parte del cuerpo técnico de la selección lituana que ganó la medalla de plata en los Juegos de Barcelona.

Una vez finalizó el Mundial de Indianápolis en 2002, donde consiguió derrotar a la selección de Estados Unidos, Imbroda dejó la selección, no por decisión propia. Llegó el momento que truncaría un poco su camino en el mundo de la canasta, fichaba por el Real Madrid. Con el conjunto blanco, el técnico vivió una temporada aciaga en la que no llegó a clasificarse ni para los playoffs por el título. La estrella de Imbroda comenzó a apagarse en los banquillos del baloncesto nacional, nuevos entrenadores, jóvenes con mucho talento salían a la palestra, el melillense comenzaba su declive como técnico aunque aún le quedarían fuerazas para dirigir al Valladolid y al Menorca.

El entrenador melillense cerró su carrera en 2009 con 17 temporadas en los banquillos y 605 encuentros dirigidos en la máxima competición nacional
Tras dejar los banquillos entró en política llegando a ser diputado de Ciudadanos por la provincia de Málaga en el Parlamento de Andalucía y Consejero de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía desde enero de 2019.