MELILLA BALONCESTO 67 LEÓN CAJA ESPAÑA 80
MELILLA BALONCESTO: Wiatre (0), Casey (4), Perujo (2), Brown (20), Dani López (21), Flanders (4), Lluis Martínez (2), Van Passen (4), Navarro (0), García (6).
LEÓN CAJA ESPAÑA: Mosley (18), Lorenzo González (6), Higgins (0), Carlos Martínez (3), Urreizti (3), Llorente (12), Onyekwe (16), Paco Martín (20), Martín Ferrer (2), Mario Díaz (0).
Parciales: 20-13, 4-22, 25-23, 18-22.
Lo que no puede ser, no puede ser, y además, es imposible. El Melilla Baloncesto volvió a mostrar ayer su peor cara y la situación se torna muy oscura para el objetivo prioritario que es la salvación. Los de Izquierdo volvieron a caer, por tercera vez consecutiva, y además de forma merecida ante un Baloncesto León que aunque su técnico diga lo contrario, hizo los méritos justos para llevarse el partido. La contienda finalizó 67-80.
Lo peor de todo es que no se pudo poner paliativo alguno a la derrota; que los hombres de izquierdo siguieron una senda equivocada: la encontrada en el encuentro ante Aracena hace diez días en el Ciudad de Melilla.
La columna vertebral del Melilla Baloncesto -Casey Shaw, Brown, Josemi y Dani López- no funcionó y con ellos se llegó a rozar el ridículo en el segundo cuarto con un parcial en los 10 minutos de 4-22.
El Baloncesto León tampoco dio la sensación de ser el quinto clasificado.
tuvo la victoria en sus manos en el segundo cuarto y terminó perdonando, pero cuando a un rival se le pone la cabeza en bandeja en tantas ocasiones, termina cortándola a modo de trofeo. Ni ellos mismos se creían que el rival que tenía enfrente era el equipo que había ganado a Bilbao o a Menorca, que había barrido de la pista a Gijón o que había dado claras cuentas a Granada en la ciudad de la Alambra. Y es que Melilla no fue ni su sombra. Los dolores de espalda de Casey Shaw fueron mera anécdota en el cómputo global. Pepe Llorente hizo el partido de su vida; Manejó a los suyos como quiso, volvió loco a Dani López y terminó gustándose.
El encuentro comenzó con un primer cuarto de brazos caídos. Con dos defensas relajadas y a expensas de sus ataques; Del 7-2 inicial se llegó al empate a 9 y a partir de ahí a una sucesión de despropósitos -forzados y no forzados- que hicieron del primer cuarto que diera la sensación de que los equipos estaban jugando por inercia para llegar a la finalización de los primeros diez minutos con 20-13.
7 arriba, pero sin sensación de superioridad. La situación debía pasar factura y no tardó mucho en hacerlo. Un 4-22 de parcial en el segundo cuarto dilapidó las posibilidades de victoria. A partir de ahí las situaciones fueron sucediéndose por inercia pero nunca a favor de los melillenses. Al descanso se llegó con 24-35 y en la reanudación las cosas fueron a peor a pesar del ímpetu que puso el equipo al inicio del tercer cuarto.
Howard despertó -hizo 11 puntos en el tercer cuarto-, pero poco más; no era suficiente y los de Izquierdo, a pesar de haber recortado la diferencia a siete puntos con un parcial de 49-53, seguían mirándose las caras con sensación de inseguridad.
El último cuarto sirvió para corroborar el desastre; 2-5 de salida para León y Izquierdo pide minuto para jugarse sus últimas baza: Defender con orgullo. Pero no llegó. Fue un querer y no poder y a medida que pasaban los minutos se iban disimulando menos las carencias de un equipo que sólo dependía de la anarquía de Howrad Brown.
El tiempo muerto llegó a 3\’50 para el final con 17 abajo (55-72) y en la reanudación, León pegó el zarpazo final con un triple del inconmensurable Pepe Llorente que puso a los suyos 55-75. El resto fue mera anécdota. El desastre estaba consumado y la derrota se hacía efectiva con el 67-80 final que deja la irregularidad como única bandera al cuadro melillense y que los mete nuevamente en la lucha directa por el descenso.