CIUDAD DE HUELVA 53 BALONCESTO LEON 57

HUELVA: Montaner (0), Isaac López (15), Kortaberría (0), Terrell (7), Legasa (4) -cinco inicial-, Cipruss (10), Morón (3), Boccia (4), Sergio Sánchez (8) y Rojas (2).

LEON: Urreizti (8), Carlos Martínez (14), Julio Alberto González (7), Onyekwe (12), Martín Ferrer (2) -cinco inicial-, Mosley (8), Paco Martín (3) y Pepe Llorente (3).

Parciales: 10-17, 23-33 (13-16), 36-45 (13-12) y 53-57 (17-12).

Ganó el menos malo. Ciudad de Huelva y Baloncesto León protagonizaron un atentado al baloncesto en el que se impuso el conjunto de Angel Jareño por la única razón de que en el juego siempre tiene que haber un ganador. Ni siquiera el desenlace final del choque, emocionante por la manifiesta incapacidad de unos y otros a la hora de mantener una regularidad en el juego, puede redimir un partido que hace afición… a otros deportes.

Claro que poco importa eso para las huestes visitantes. Lo fundamental era la victoria y en Huelva los leoneses sumaron su tercer triunfo consecutivo. Para el Ciudad no hay consuelo posible. A la imagen esperpéntica, rayando el ridículo, del equipo durante muchos minutos, se une el amargor de una remontada tan épica como estéril y la losa de
saberse en puestos de descenso.

Consecuencia también del mal manejo que los de Costa hacen de los finales apretados. Esta vez fue Sergio Sánchez el damnificado. Tras anotar el triple de la esperanza (53–54), el base perdió la bola tras botársela en el pie. Ni siquiera Adrián Boccia, el héroe de la única victoria onubense al filo del cronómetro, se mostró afortunado. Con 53-55 y 17 segundos por jugar, el argentino arriesgó con un tiro en penetración que no fue a ningún lado.

La puesta en escena de los locales fue deprimente. Tardaron tres minutos en anotar su primera cesta y para entonces Urreizti ya había puesto en evidencia, una vez más, las carencias defensivas de Javi Montaner (0–7). La actuación del base visitante puso la primera piedra en el camino de la victoria del León. Pero fue una defensa que asfixió por completo el ataque del Ciudad de Huelva, la clave del triunfo foráneo. Los guarismos resumen a la perfección el colapso de la ofensiva local, incapaz de producir más de 10 puntos en el primer cuarto, 23 llegado el descanso y 36 tras media hora de juego. Y para qué hablar de los porcentajes finales: 23/63 en tiros de campo, 4/21 en triples y 3/8 en libres. Puro despropósito. Y como no podía ser de otro modo, Thomas Terrell (3/10 tiros) fue el rey de la imprecisión. Las horas del americano en el Ciudad de Huelva están contadas.

El desbarajuste local creció en proporción a la escapada visitante, que no fue a más porque León tampoco veía aro (41% de efectividad). Aun así, los de Jareño transitaron por todas y cada una de las estaciones de paso en ventaja, para alcanzar la cúspide en el tercer cuarto (27–45, min. 27). Pero inexplicablemente, León se borró de la pista para encajar un parcial 23–3 entre el final del tercer acto y el ecuador del último (50–48, min. 38). El triunfo quedaba al alcance, pero los onubenses volvieron a demostrar que los finales apretados no son lo suyo.

LA CLAVE: Durante muchos minutos lo mejor de un partido nefasto fue la defensa exhibida por el Baloncesto León. Agresiva en el exterior y contundente en el interior, los de Jareño convirtieron cada ataque local en un tormento.

LA FIGURA: Carlos Martínez fue el mejor de un choque para olvidar. Apenas apreció en la primera mitad, pero en la continuación se convirtió en el baluarte de su equipo, amén de anotar con 50-51 un triple decisivo para el triunfo leonés. Al final, el alero firmó 14 puntos con buenos porcentajes (4/5 dobles y 2/4 triples) adornándose con 7 rebotes.