Después de desaprovechar una gran oportunidad de salir de los puestos de play off de descenso al caer contra el Inca, la situación del equipo hacía preveer que se tomaran medidas en las siguientes horas.
Tras el partido, Santi Gisbert, el entrenador granate, se mostró enormemente molesto y llegó a apuntar que "el que no estuviera a gusto en el equipo, que pidiera fuera honrado y pidiera la baja", añadiendo que "sigo confiando en el 90 por ciento de la plantilla, pero ya no puedo decir que lo haga en el cien por cien".
Pero con el paso de las horas, las aguas han ido amansándose. La delicada situación económica del club impide la toma de medidas drásticas en el corte y fichaje de jugadores, por lo que una obligatoria tranquilidad ha llegado al Cajasur tras la derrota ante el Inca.