Está claro que lo que mal empieza mal acaba. En la pretemporada el fichaje del pívot, Joe Bunn, era uno de los más importantes para los cántabros. Uno de los jugadores que conocía perfectamente la liga, que ya ascendiera con el Lleida y que es capaz de asumir un protagonismo inusual para un pívot en cuanto a aportación ofensiva.
Pero la duda estribaba en saber como harían para acoplarlo a un equipo de jugadores que casi todos ellos quieren tener mucho balón en sus manos en el que muchos de ellos van a las estadísticas personales.
Pues bien. Su rendimiento comenzó a flojear. No se parecía en nada al que habíamos visto en su anterior época en España y además su comportamiento dejaba un poco que desear. Con todo ello llegó una lesión que provocó la llegada de Evans y hace escasamente un mes regresó a los entrenamientos sin que nada mejorara.
Antes de ser cesado Dani García, quería cortarle debido a su mala actitud y su bajo rendimiento y ésto también fue una causa más que provocó su salida del banquillo. Pero miren lo que son las cosas.
El pasado viernes en el partido que enfrentaba al Lobos frente al Menorca Joe Bunn se negó a salir a la pista y la directiva cántabra no tuvo más remedio que finalmente despedirle.
Como decíamos al principio lo que mal empieza mal acaba. Mucho trabajo tendrá Sergio Hernández, que ya entrena con sus nuevos jugadores, para reconducir un rumbo a la deriva de un equipo llamado al ascenso.