Atardecer largo. No hay ruido que se atreva a desafiar el silencio de las calles de Palencia. La penumbra es la única compañera de un joven que llora desconsolado. Corre octubre de 2014, el Quesos Cerrato prepara su choque de LEB Oro ante el Clínicas Rincón. Como cada noche, Seydou habló con su familia a 3200 kilómetros de distancia en Niamey. ”Justo acabábamos de entrenar, llegue a casa y hablé con mi familia. Hablé con mi madre y mis hermanas. También hablé con mi padre para preguntarle cómo se encontraba. Él me dijo que estaba mejor con las pastillas que le habían dado. Esas fueron las últimas palabras que me dijo.”. Cuando colgó el teléfono nunca se imaginaría que esa sería la última llamada. A las seis de la mañana una llamada entrante lo despertó. Era su madre. “¿Qué querría? Cuando escuché las palabras de mi madre al teléfono me vine abajo. Se acaba de morir tu padre Seydou. No me lo podía creer, ni podía parar de llorar. Eran las seis de la mañana y no podía hacer nada”. El joven pívot de Níger aún guarda en su retina aquella trágica noche.

Al día siguiente, viernes, desde el club palentino le aconsejan a Sey que se quede en casa todo el día. “No podía volver a Niamey, me quedé en casa y no fui a la sesión de tiro de la mañana. A la tarde me vestí de corto y me acerqué al pabellón para estar con mis compañeros”. Durante el transcurso del partido, Natxo Lezkano, entrenador del Quesos Cerrato llamó a Seydou. Iba a salir al campo. “Pensaba  que no iba a jugar, Natxo me sacó y recibí una ovación de la afición de Palencia que no olvidaré jamás. Fue muy bonito”. Siete puntos y cuatro rebotes además de la victoria de su equipo en su debut con la zamarra palentina. El mejor homenaje que le podía hacer a su difunto padre.

“Cualquiera puede hacer historia, pero solo un gran hombre puede escribirla”, afirmaba Oscar Wilde. No solo por sus 207 centímetros de altura, ni por su talla 57 de calzado. Sey siempre ha ido escribiendo el libro de su vida página a página. Todo comenzó en Niamey. Seydou Aboubacar, nació el 9 de mayo del 1994 en la capital de Níger, que se levanta en un meandro del río que lleva el mismo nombre del país. “Mi infancia fue muy bonita, tengo unos buenos recuerdos de Niamey”.

No todos los niños tenían la suerte que tenía Seydou en Níger. “La infancia en África es bastante dura en general. Hay chavales que no estudian ni van al instituto, lo que les hace tomar malos caminos en su vida. En África muchísima gente tiene una infancia dura. Yo tuve la suerte de que puedo decir que la mía fue bonita”. Siendo el mayor de tres hermanos, siempre le tocó cuidar de sus dos hermanas pequeñas. Capaz de hablar cinco idiomas su inquietud por estudiar y aprender le vienen desde pequeño. “En Niamey la gente habla francés más los dos idiomas locales que son el Zarma y el Hausa. También he tenido la suerte de que mis padres desde pequeño me metieron en un cole inglés. Lo valoro muchísimo puesto que me ha servido para poder comunicarme fuera de mi país y emprender esta aventura del baloncesto”.

Además de estudiar, Sey también recuerda las tardes que pasaba jugando con sus amigos: “Cuando solíamos jugar a fútbol y siempre era el portero. Cuando eres un crío el más grande siempre suele ser el portero. Siempre me tocaba a mí. Me solían decir tú tienes que jugar al baloncesto.” Cuando tenía 16 años un entrenador de la zona habló con sus padres para que Seydou probara en el baloncesto. Aún recuerda aquellas palabras: “Si te gusta, vuelve mañana a mi entreno”. Cual nacedero de rio, aquel sería su particular comienzo.

“Empecé muy poco a poco con el baloncesto. No había jugado nunca y me costaba coger los movimientos. En dos o tres meses me fui a Costa de Marfil para seguir progresando.” El Abijan, el más prestigioso equipo marfileño de básquet. “Siempre lo ganan todo, es como el Real Madrid o Barcelona de aquí.” Allá, conocería a uno de sus primeros mentores el entrenador serbio Vladimir Bosnjak. “Me ayudó bastante sobre todo con los aspectos del juego. Entrenábamos todos los días. Gracias a él conocí a los que ahora son mis agentes Igor y Richi.”. Igor Crespo y Richi González. Agentes de baloncesto que llevan a jugadores del calibre de Nikola Mirotic, Marko Todorovic, Lucas Nogueira o Alex Abrines entre otros.

Año 2011. Con apenas 17 años Seydou emprende su primera aventura fuera del continente africano en el CB Pas Piélagos. De una ciudad con 7 millones de personas como Abiyán a la pequeña Piélagos de apenas 23000 habitantes en el Valle del Pas. “Al principio fue muy duro. Me acordaba que me decían si estaba seguro de que pudiera hacerlo, dejando a la familia lejos”. Los comienzos fueron muy difíciles. “Me metía en la habitación sin tener a nadie al lado y empezaba a llorar. Sentía mucha soledad”. Tras un duro comienzo y gracias a un entorno que le ayudó Sey se acopló al equipo. “Me ayudaron muchísimo la gente del club y los amigos de allí, guardo buenos recuerdos”.

El cambio en el básquet también fue chocante. “No tenía nada que ver con África. Allí no tenemos infraestructuras como las que hay en España, ni tantos entrenadores buenos, por eso nos vemos obligados a traer entrenadores de fuera”. La adaptación al juego europeo también fue complicada. “Nunca había jugado tantos sistemas. Entrenaba muchísimo tanto con el junior como con el EBA. Incluso había días que hacía tres sesiones de entreno al día”.

Del Valle del Pas al litoral Mediterráneo. Badalona y el CB Prat le aguardaban dos fabulosos años en una competición de mayor calibre. La LEB Plata en el filial de un histórico del baloncesto de España como el Juventud  de Badalona. “Guardo mis mejores años a nivel de baloncesto en Badalona. Teníamos muchas infraestructuras y era un club que ayudaba mucho a los jóvenes”. En ese conjunto que se adjudicó la Copa del Príncipe de la LEB Plata en la temporada 2013-14 compartió vestuario con jugadores de la talla de Guillem Vives o Álex Suárez, con el que volvería a juntar sus caminos en el futuro. “Álex también era mi compañero de habitación en Badalona. He vivido muchas experiencias con él”. A pesar de un duro y exigente calendario de entrenamientos Seydou no dejaba de lado sus estudios, centrándose especialmente en otra de sus pasiones, los ordenadores. “Entrenaba y estudiaba. En Cantabria estudié un grado de informática que luego seguí estudiando en Badalona. Actualmente también intento aprender cosas del mundo de la informática”.

A diferencia con el frío y la lluvia de Cantabria, Cataluña le ofrecía otro clima que le complacía más a Seydou, es por ello por lo cual Barcelona es una de sus ciudades preferidas. “En el norte la temperatura es diferente, hace mucho frío. En Badalona a partir de marzo puedes ir en manga corta. No me gusta mucho el frío e ir abrigado”.

Entre esos dos años en Badalona, una persona que recobraría importancia en el futuro recluta a Seydou para la preselección que disputara el Afrobasket de 2013. Era  la Costa de Marfil entrenada por Natxo Lezkano. “Es un entrenador al que le guardo mucho cariño puesto que siempre me ha ayudado bastante a nivel personal. En los entrenos solía quedar antes para aprender de él y en mis días libres también me ayudaba”. Seydou no conseguiría entrar en el equipo definitivo pero esa relación con Natxo no terminaría ahí.

Tras esa preselección, en su Niamey natal empiezan a ver a Seydou como un jugador con mucho futuro en el baloncesto. “La gente te coge mucho cariño, te reconocen e incluso te ven por internet por ser un jugador que juega en España. Cuando vuelves a casa todo el mundo quiere preguntarte cosas acerca de tu vida en Europa, las diferencias que encuentras con África”. La gente adora a Seydou, y este adora que los suyos se sientan orgullosos de ver que se puede triunfar. Cada verano Sey aprovecha para visitar a su familia, hermanas y tías puesto que aún no ha tenido la oportunidad de que le vean jugar en Europa. “Es algo que me gustaría muchísimo poder hacer algún día”.

Dos temporadas muy buenas a nivel colectivo pero no con tantos minutos como le hubieran gustado a Seydou en el CB Prat. Verano de 2014, suena el teléfono de un viejo conocido. Natxo Lezkano lo recluta para jugar la LEB Oro con el Quesos Cerrato Palencia. Pese a que la intención era que compaginara entrenos con el Venta de Baños de EBA su condición de extracomunitario se lo impidió y finalmente solo pudo conseguir ficha con el LEB Oro Una división superior, una nueva aventura que trágicamente comenzó con el fallecimiento de su padre. “Tengo bastante cariño al Palencia, fue un año muy bonito. Desde el primer momento la gente me adoraba y quería. Me ayudaron mucho desde el primer momento”. A mitad de temporada, en la Copa del Príncipe en la cual el Palencia era el anfitrión llegó uno de los mejores momentos de Sey a sus 20 años. En una final apretada se proclamaron campeones tras derrotar al Breogán de Lugo. “El año pasado había ganado la de plata, y ganar la de Oro este año fue muy bonito. Teníamos un equipo muy bueno, y es precioso obtener resultados así, es el premio al trabajo duro y a que todo ha ido bien. Además me sentí muy querido por mi afición, estaré siempre muy agradecido a Palencia.” A final de temporada tras muchas lesiones en el bloque palentino se volverían a ver las caras con el Breogán. Esta vez los gallegos se clasificarían tras tres partidos. Pese a ello la experiencia de jugar en oro fue muy provechosa. “Cuando entrenas con veteranos como Oliver Arteaga o Urko Otegi que conocen bien la competición te exigen muchísimo más en cada entreno. Tienes que dar el 100% cada día. Aprendí muchísimo también a nivel personal”.

Verano de 2015, tras una experiencia pasada en la que no pudo completar el roster final la selección de Costa de Marfil le brindaría otra oportunidad a Seydou para disputar un Afrobasket“Fue muy bonito poder ser parte del equipo final”. Tras perder en la jornada inaugural ante una Cabo Verde capitaneada por Jeff Xavier, Costa de Marfil se repuso en las siguientes dos jornadas con sendas victorias ante Zimbabue y Argelia. En sendas victorias Sey tuvo un papel importante. Tras tres intensas jornadas se jugaban la eliminatoria a un partido ante Mali que venía de descansar un día más. Salieron derrotados. “Estábamos muy cansados y aunque hasta el descanso aguantamos bien, luego nos pasaron por encima”.

Tras un verano sin apenas descanso, a mediados de agosto Seydou recibe una propuesta en firme del Dominion Bilbao Basket para entrenar a las órdenes de Sito Alonso y jugar vinculado con el Ametx Zornotza de Mikel Garitaonandia. Tras deshacer las maletas, una dura pretemporada con Sito como mentor. “Sito es ahora mismo el entrenador más exigente que he tenido. Es muy buen entrenador, si puedes estar a sus órdenes puedes entrenar con cualquier entrenador del mundo. A los jóvenes nos exige bastante y tienes que aprendes los conceptos que nos da. Estoy aprendiendo y progresando muchísimo con él”.

 Además de coach Sito, Seydou se ha vuelto a encontrar con un viejo amigo como Álex Suárez y con gente curtida en mil batallas como Álex Mumbrú y Axel Hervelle. “Axel es como mi padre, siempre me exige lo máximo. Shawn James y Bogris son dos campeones de la Euroleague de los que estoy aprendiendo mucho. Tengo que dar todo lo que tengo en cada entreno, e intentar que no se me escape ningún rebote”.

Pese a entrenar a diario con los hombres de negro Seydou también toma todos los días el camino inverso del rio Ibaizabal para entrenar en Amorebieta además de jugar con ellos cada semana. Con Ametx Zornotza, tras empezar perdiendo las tres primeras jornadas el equipo ha ido cogiendo aire y actualmente presenta un balance de 3 victorias 4 derrotas. “Ojalá sigamos en esta progresión. Tenemos jugadores para hacer un bonito año”.

Con su madre y dos hermanas aun en Niamey Seydou vive con Etinosa Erevenagie, compañero en el Ametx Zornotza y convenido con Dominion Bilbao Basket. Aún no ha tenido tiempo para descubrir los encantos de Bilbao aunque ganas no le faltan. “No he tenido tiempo aun, a ver si tengo algún día libre y puedo visitar lugares”. Sus 2.07 metros no pasan desapercibidos en el botxo. Mucha gente se para a pedir una foto a Sey a los que siempre les congratula con una sonrisa. “Muchos me paran por la altura. Es muy bonito sentir el aprecio de la gente”.

Como jugador y pese a ser fan de los Cleveland Cavaliers tiene como referencia a Marc Gasol. “Me fijo bastante en él, es un jugador grande que defiende fuerte y con buenos movimientos al poste bajo. Veo muchos vídeos suyos para aprender y mejorar”. Pívot zurdo y corpulento, Seydou sueña con ir progresando poco a poco a base de trabajo, humildad y sacrificio. “Ojalá este sea mi año, estoy confiado en que con sacrificio y esfuerzo voy a ir mejorando”.

Otro de los sueños que anhela es poder debutar con el Bilbao Basket algo que un problema de visado le impidió realizar la pasada semana en Eurocup en Paris. Tras los ataques terroristas a la capital gala y la negación para viajar de Shawn James Sito lo incluyó en la convocatoria. Tras una escala en Madrid las autoridades le impidieron volar a Paris. Tras la victoria del combinado negro, la plantilla le brindó quiso acordarse de él. “Sueño con poder debutar algún día en ACB. Solo el hecho de entrenar con ellos a diario ya es un reto. Ojalá que algún día la gente pueda decir, mira a Seydou, está jugando ahí. Ojalá sea pronto ese debut. Hay que ser humilde y seguir trabajando”.

Tengo miedo cuando un niño clama por la vida en su fría cuna.
Tengo miedo cuando demuestra éxtasis.
¡Yo sé que un día, tú lo matarás!             
"J'ai peur" – Adamou Idé, Niamey 2005

Niamey, Níger. El lugar donde los niños juegan a ser mayores. La ciudad en la cual el miedo que canta el más conocido poeta nigerino Adamou Idé es palpable en cada esquina Sey escogió estudiar y aprender. Sacrificio, humildad y trabajo, las tres señas que marcan su carácter al igual que la sonrisa que luce a diario en su rostro. Cuando todos eligieron el fútbol Sey apostó por el baloncesto. La sombra de sus 207 centímetros es larga, esa que invita a los jóvenes que cada día le admiran a esforzarse para labrar un buen futuro. Quizás algún día, los niños de Niamey ya no tengan miedo y compartan el anhelo de Seydou de contagiar con una sonrisa África entera. La banda sonora de su vida suena al ritmo de los acordes de “The River” de Bruce Springsteen. De Niamey al Atlántico, de Zornotza a Bilbao, el río siempre continúa su camino hacia el frente,  al igual que Sey sigue su camino con la sonrisa por bandera. La sonrisa eterna de quien siempre lucirá orgulloso en su camiseta su apellido materno Hima, puesto que el paterno Aboubacar lo lleva siempre en su corazón.

I come from down in the valley where mister when you're young… 
They bring you up to do like your daddy done
…    “The River” –  Bruce Springsteen