
Una de las cosas de las que más presume Jesús Sala en su Knet Rioja de este año es del perímetro titular de lujo que forman los cañoneros Matt Witt y Kyle Swanston; y el multiusos Alfredo Ott. Sin embargo, tras el talento americano, directamente desde el banquillo aparece uno de esos complementos impagables para todo equipo. El escolta/alero madrileño Quique Suárez ostenta el oficioso título de ‘mejor sexto hombre’ de la presente Adecco LEB Plata, cuya fase regular está a punto de concluir. Líder de la segunda unidad riojana, completo defensor y anotador, microondas cuando se requiere y además, un hecho especialmente apreciable: salta en sexto lugar al parqué al inicio de los partidos, pero siempre sigue en pista en los finales apretados, asumiendo habitualmente esos tiros que más queman. "Es estar tranquilo y tener confianza", dice él.
Suárez (Madrid, 1983; 1,92) salió hace una casi década de la cantera del Real Madrid, no sin antes haber pisado durante unos pocos minutos algunas canchas ACB, a las órdenes sucesivamente de Imbroda y Llamas. Su carrera se ha desarrollado en los últimos años en LEB Plata, donde ha paseado su juego y personalidad por Plasencia y Tarragona, como penúltimas estaciones. La temporada pasada, fue el último fichaje veraniego del Caja Rioja (hoy Knet Rioja) de Sala, donde completó una interesante campaña, ya como complemento de garantías desde el banquillo. Ésta ha ido más allá, hasta el punto de firmar los mejores números de su carrera en la categoría: 11,4 puntos, 3,2 rebotes, 1,9 asistencias y 4,5 faltas recibidas (12 de valoración), en 23,5 minutos por partido; y sin haber salido como titular ni en media docena de partidos este año. Es una de las principales claves del actual liderato riojano, que ha tenido la amabilidad de charlar con Solobasket.
Por empezar por el principio: procedes de la cantera del Real Madrid y debutaste en ACB en el año 2002, en aquel equipo con Herreros, Lucio Angulo, Alston, Lampe, Tarlac… ¿qué recuerdas de aquello?
Empecé a subir al primer equipo en el verano del Mundial de Indianápolis. Imbroda era el entrenador, pero estaba en el Mundial; y el segundo, José María Izquierdo, era quien llevaba los entrenamientos. Empecé a ir con ellos en pretemporada porque tenían gente en selecciones. Jugué bastantes partidos, lo hice bien, y justo en el primer partido de liga, contra Cáceres, íbamos ganando bien y jugué un par de minutos, además recuerdo que tiré un par de triples pero no entraron (risas). El año siguiente jugué un par de partidos más, con Julio Llamas.
Saltamos a la Final a 4 de Adecco Plata en Fuenlabrada, en mayo de 2009. El CB Tarragona gana en la semifinal al Caja Rioja (82-68), entre otras cosas merced al partidazo de Quique Suárez (12 puntos en 16 minutos, casi todos al final). Tres meses después, fichas por el Caja Rioja. Alguno te esperaría con el cuchillo entre los dientes…
Alguna broma sí que hubo (risas). Aquel partido salió muy bien, quizá fui un poco el ‘factor sorpresa’ porque no fue mi mejor temporada, los dos-tres meses últimos jugué bien pero durante el año no hice buenos números.
Has desarrollado tu carrera en Plata en Pozuelo, Plasencia, Tarragona… pero nunca habías hecho números tan buenos como en estos dos años en Logroño ¿cuál ha sido la diferencia?
Aquí tengo mucha confianza, sobre todo de Jesús Sala; quizá en otros equipos he estado con un papel más secundario, de complemento, más de centrarme en defensa, mientras aquí tengo un poquito más de protagonismo en ataque, y de ahí salen mejores números. Pero sobre todo eso, no hay nada como tener un jugador con confianza.
Y todo ello saliendo del banquillo, como primera rotación, algo que ha sido una constante en toda tu carrera. ¿Ser sexto hombre es una vocación o una virtud?
Es algo que ha ido sobre la marcha, no se habla nada previamente. En Logroño, la verdad es que me he sentido mucho más cómodo saliendo desde el banquillo, entendí además que quizá era así más útil al equipo. Con Jesús lo hablé, pero ya cuando ha ido avanzando la temporada.
¿Cómo ves a tus compañeros del perímetro del Knet Rioja? sois jugadores muy distintos pero parece que os complementáis muy bien.
Tenemos un equipazo este año. Kyle Swanston nos ha sorprendido mucho con su acierto; y Alfredo Ott es el complemento perfecto: cuando hay que defender, defiende, pero también anota y rebotea cuando hace falta. Y Borja Arévalo (el canterano del equipo) está haciendo un muy buen año, ha pegado un cambio muy grande esta temporada, tiene mucho carácter y talento; muy buen futuro. Tenemos además muy buen rollo entre todos, cuando ves a uno caliente le intentas dar el balón, si está más desanimado intentas darle la palmadita (risas).
¿Crees entonces que el equipo no iría mejor contigo de titular?
Con las características de este año, que jugamos muy rápido, tenemos a Matt (Witt) y Kyle, que salen muy enchufados en el primer cuarto, y hacía falta alguien anotador que saliera desde el banquillo, otra referencia para cuando ellos descansaran. Yo lo entendí desde el principio. Además, al final lo de ser titular o no es anecdótico, los titulares son los que se juegan el partido ajustado, y aquí con Jesús la mayoría de finales los estoy jugando, ahí se ve la confianza.
Desde luego, se ve la particularidad de que seas un sexto hombre que acostumbra además a jugarse los balones calientes en los finales apretados. ¿Es una jerarquía que se habla de antemano?
En algunos partidos, Jesús lo comenta, en otros sale de forma natural. Es algo que llevo haciendo desde pequeño, incluso en equipos en los que no he sido tan importante como aquí.
¿Qué se siente en esos momentos?
Lo importante es estar tranquilo, muchas veces el exceso de ganas te puede llevar a precipitarte. Explicarlo con palabras es difícil: cuando sale bien, es espectacular, un chute de adrenalina que te recorre todo el cuerpo, te vuelves loco; muchas veces lo ves luego en vídeo y ni sabías lo que habías hecho. Cuando fallas, en cambio, es muy jodido, pero bueno, sólo las fallan los que las tiran.
Recurres mucho en esos momentos a la estrategia de forzar faltas para sacar tiros libres. De hecho, tienes mejor porcentaje de acierto desde la línea en los tiros que lanzas en los últimos cuartos, que en los tres primeros.
Pues no lo sé si es así o no, pero supongo que es porque vas un poco más concentrado a la línea; a lo mejor en un tiro libre del primer o segundo cuarto no lo vas tanto, no le das tanta importancia (risas).
¿Recuerdas algún final del partido en el que hayas sido protagonista en lo positivo, y también en lo negativo?
Pues recuerdo de esta temporada el partido contra Fontedoso Ávila de la primera vuelta, donde anoté unos tiros libres al final que sirvieron para ganar, después de haber jugado un flojo partido; sobre todo por esto último los recuerdo, ya que se cumplió una de las frases que siempre me digo antes de los partidos: por mal que vayan las cosas siempre existe la posibilidad de darles la vuelta. Un tiro fallado que se me viene a la cabeza fue estando en Plasencia y jugando contra Cornellá, jugue un último cuarto muy bueno (acabó con 16 puntos) y sin embargo fallé una bandeja aparentemente fácil al final. Perdimos de 2, ¡fue difícil dormir en aquel viaje de vuelta!
Hablemos del final de liga, con el Knet Rioja jugándose el ascenso directo a una carta con Bàsquet Mallorca. ¿Qué tal llega el equipo?
Estamos muy bien de confianza y de juego, muy unidos. Los diez estamos a un objetivo, y eso se nota. Ya da igual que uno meta 20 puntos, otro 5… el objetivo es que el equipo gane, no hay más. Quizá otros años, con un objetivo no tan definido, se tendía a un poquito más de egoísmo, la gente iba un poco más a hacer su estadística. Este año no cabe eso.
Tu equipo lleva 23 de las 26 jornadas de liga líder (compartido o en solitario) pero ¿desde cuando os sentís además máximos aspirantes al ascenso directo?
A partir de enero fue cuando realmente el equipo dijo: ‘Hombre ya que estamos aquí, vamos a aprovecharlo’ (risas). Desde entonces no hemos perdido ni un partido, incluyendo los jugados contra rivales muy importantes; y tuvimos el plus de la Copa. Quizá fue ese partido, que no lo jugamos muy bien pero lo sacamos adelante por carácter y ganas, el que nos dio el impulso de saber que podíamos estar ahí arriba.
Ahí, y en otros, se notó la unión del vestuario. En Logroño se habla mucho de este aspecto como una de las claves que explican vuestra temporada.
Tenemos 7 jugadores del año pasado y los que han venido, Kyle y Matt, se han integrado muy bien, lo mismo David Mesa, que yo ya le conocía. Será culpa de ellos el integrarse, pero nosotros los hemos acogido muy bien también. Se nota a nivel personal conocernos un año más; muchos días vamos a cenar, a tomar una cerveza… eso es muy importante, pasas muchas horas con los compañeros y al final se nota si hay mal rollo: cuando las cosas van bien no, pero cuando vas perdiendo un partido, ahí es cuando se nota que el equipo es una piña: esos partidos que en el tercer cuarto se nos iban de 10, ahí es donde se ha notado que el equipo es una piña porque salíamos adelante, con mal rollo no se une el equipo y seguro que no se sacan.
Un pronóstico para el final liga.
Uff, es difícil. Mallorca está muy en forma, y parece que están también muy unidos como equipo; llevan 10 partidos seguidos ganados, aunque ahora tienen muy mal calendario, reciben a Tarragona y nosotros, y viajan a Tijola y Andorra. No les conozco lo suficiente como para saber si están listos para superarlo y si les pesará de algún modo haber enlazado diez victorias seguidas, y ver que no nos han cogido. Yo confío en que ellos pinchen, y creo que el partido del 8 de abril que jugamos en su campo será una final. A nosotros se nos han dado bien las finales hasta ahora.
¿Dirías que sirve de referencia el partido de la primera vuelta? Mallorca ganó bien (74-90), ha sido de hecho el único equipo que ha ganado este año en Logroño.
No sé qué pasó muy bien, fue un partido un poco raro, quizá no nos lo creíamos aún, y cuando nos cogieron una ventaja se nos hizo muy difícil. Creo que ahora mismo ese partido no lo habríamos perdido. Perdimos de 16 y a lo mejor nos viene bien para afrontar el partido de vuelta, y decirnos a nosotros mismos: esos tíos han sido el único equipo que nos han ganado en casa, y de paliza, hay que devolverles la jugada.