Nombres propios como Youssoupha Mbao (Gran Canaria Grupo Dunas), Nico de los Santos, Jan Orfila y Orlando Camín (CB Granada),  Adrian Fuentes (Unicaja) o Alberto Arias y José Miguel Lopes Peixoto de Almeida (Grupo Capitol Valladolid),Richard Grznar (Alta Gestión Fuenlabrada),  Nikola Mirotic (Real Madrid),  Juan Alberto Guilar (Cajasol), Guillermo Pereiro y Yannick Driesen (Estudiantes), Mbaran Okon y Xabier Guirau (Akasvayu Girona), David Jelinek, Josep Franch de Pablo y Dmitry Kryukov (DKV) o Mamadoy Samb (AXA Barcelona) han dejado más que un buen sabor de boca tras la conclusión del Circuito Sub20.

Todos estos jugadores han tenido un peso específico en sus respectivos equipos, han sido los más desiquilibrantes en cada uno de los encuentros y son los mejor posicionados para entrar a formar parte de las primeras plantillas de sus clubes, diamantes que algunos comienzan a estar más que pulidos y que son mostrados a los ojos de las aficiones con hambre de nuevos valores.

Ahora solamente faltan técnicos con la suficiente valentía, o psicología, para acoplar a estos chavales con hambre de basket en una liga tan competitiva como la ACB. Los ejemplos más recientes los tenemos en los Ricky Rubio, Victor Claver, Sergio Llull o Juan Igancio Jasen que estan consoliados en sus respectivos clubes con ficha del primer equipo y demuestran, algunos de manera más regular que otros, que tienen hueco en ACB. La eterna pregunta ¿se le dan minutos a las jóvenes promesas en ACB?¿Es algo que sólo clubes grandes pueden hacer?¿Cual es el precio de tener un jugador joven en un banquillo ACB en vez de estar compitiendo en LEB o EBA?¿Si no hubiera tanto jugador “asimilado” tendrían más cabida?

Todas estas interrogantes están muy bien y las dejaremos para sesudos del tema. Yo me quedo con el buen hacer de los equipos ACB, de sus ojeadores, de sus técnicos de cantera que se patean el mundo en busca de perlas sin dejar de lado el producto nacional, que trabajan con ahínco los 12 meses del año para mejorar, que se quedan sin vacaciones para hacerlos mejores a ellos, a los que nos darán tardes de gloria sobre parket a la sombra de una red sobre un aro naranja.

Si alguien no ha podido, no ha querido o no ha tenido oportunidad de ver en acción a alguno de estos chavales, que se de un paseo de basket por las categorías inferiores del club de sus amores y vea currar a estos chicos que ya son grandes y esperan su oportunidad. No es de extrañar los buenos resultados que estamos cosechando a nivel de selecciones inferiores.