Facu Campazzo y Luís Scola, los Stockton-Malone argentinos. El primer cuarto del Facu Campazzo fue excelso y sentó las bases de lo que sería el partido, aumentando las dudas que ya traían los serbios. Scola comenzó con más calma, pero aprovechó cada momento de small ball serbio para hacer sangre y metió 6 puntos en el parcial decisivo jugando el pick and roll como si fueran la mítica pareja de Utah Jazz. Toda la selección argentina estuvo a un gran nivel, pero estos dos destacaron con 27 y 21 de valoración. Y dentro de ellos, el más brillante fue el Facu, que hizo todo lo necesario para ganar, desde anotar y asistir (18 y 12) hasta rebotear y recuperar (6 y 3).

Movimiento de balón y acierto de tres. El 12 de 27 de Argentina en tiro de tres fue clave, pero más importante fue el gran movimiento de balón para conseguir llegar a esos tiros liberados. Los argentinos repartieron 22 asistencias y siempre encontraron el tiro adecuado en cada jugada, sabiendo en cada momento donde hacían más daño.

El efecto mental de la derrota contra España. Serbia llevaba un plan perfecto de campeonato y lo estaba ejecutando a la perfección deslumbrando a todo el mundo. Pero la primera piedra en su zapato en forma de defensa española, le creo dudas, que se manifestaron claramente en los momentos del partido contra Argentina en que intentaron ganar de forma individual. Algunas estrellas serbias desaparecieron, mientras otras hacían la guerra por su cuenta.

Argentina salió a por todas contra una Serbia que parecía sufrir aún la “pájara española”. Con los de Sergio Hernández centrando su atención defensiva en Bogdan Bogdanovic, los serbios parecía estar pensando aún en la derrota contra España y no conseguían anotar con su fluidez habitual. Facundo Campazzo se adueñaba del partido en este primer cuarto con 6 puntos producto de dos triples, pero sobre todo mandando en el campo y encontrando a sus compañeros una y otra vez (5 asistencias). La lección del base del Real Madrid estaba siendo antólogica. Serbia comenzó a reaccionar a base de defender más duro y aprovechar contrataaques y penetraciones con Bjelica como protagonista, pero Deck daba la réplica en el lado contrario. El marcador se igualaba pero el primer cuarto acaba con Argentina arriba (25-23) y con los serbios sin haber anotado ningún triple. Jokic había mezclado momentos de confusión y perdidas absurdas con buenos movimientos cerca del aro.

El inicio del segundo cuarto calcaba el del primero, con Serbia atascada en ataque y los argentinos jugando un baloncesto sencillo de extra pass y buena selección de tiro para volver a ponerse 8 arriba. Los minutos de descanso de Campazzo lo solventaban con un gran Luca Vildoza que anotaba 3 triples y con un gran acierto de sus compañeros en tiros liberados como demostraba el 9 de 16 en triples al descanso, con Garino en 2 de 2. Simonovic anotaba el primer triple de Serbia cuando ya llevábamos 15 minutos de partido y eso inspiró a Bogdanovic que tomó el protagonismo junto a Jokic. Tener al de los Denver Nuggets de único pívot le dejaba la zona para él solo y hacía daño con 14 puntos, pero también permitía mayor facilidad a Scola para aparecer en el partido. Gracias a varias acciones del eterno argentino el marcador quedaba en 54 a 49 al final de la primera parte.

Serbia abría la segunda parte con un triple como indicando que esto iba a ser otra cosa, pero Delía y Scola respondían. Bjelica y Jokic anotaban en individual, pero Campazzo y Brussino daban la réplica en buenas jugadas de equipo. Descansaba el Facu y Vildoza anotaba de fuera (66-59). El partido seguía donde Argentina quería a pesar de la igualdad. Cuatro puntos seguidos de Bjelica acercaban a dos a Serbia y tras respuesta de Deck, Bogdanovic dejaba el 68 a 67 en el marcador.

Djordjevic salía en el período decisivo con dos bases, Micic y Jovic, Simonovic, Jokic y Guduric en la posición de cuatro. El seleccionador serbio intentaba dar con la formula para cambiar el partido y parecía que lo conseguía al ponerse por delante con triple de Guduric. Pero entre Campazzo y un Garino en estado de gracia volvían a poner las cosas en su sitio (76-72). Aunque la diferencia era corta, las sensaciones de Serbia eran muy malas. Se mantenían en el partido a base de jugadas individuales, Jokic desaparecía por completo del juego, y Argentina jugaba a lo que quería. Y en los momentos decisivos apareció el mejor Scola junto a un Campazzo imperial. El juego de dos para dos entre ellos rompió el partido con parcial de 11 a 3 en el que Laprovittola también aportó un dos más uno. Fue la sentencia para una Serbia a la que las dudas que le generó la derrota contra España la llevaron a la eliminación. Eso, y el excelso juego que hicieron contra ellos dos grandes selecciones a las que nadie debería dar nunca por muertas. Argentina aún sigue siendo una generación dorada.