España – Estados Unidos

España despertó de forma abrupta del sueño mundialista dándose de bruces ante la cruda realidad: Estados Unidos es el auténtico dominador del baloncesto femenino en la actualidad. Sin embargo, el equipo español dio la cara en todo momento y volverá a casa consciente de haber entrado en la historia el baloncesto español.
Algo debió intuír Auriemma pues desde el comienzo salió muy enchufado su equipo, buscando desde el inicio a sus mejores jugadoras. Las primeras en anotar eran Charles y Moore para poner el 0-5 de inicio, abriendo un intercambio de canastas en el que España tenía mucho más que perder que ganar. Lo mostraba el marcador, en el que poco a poco se iba abriendo brecha hasta el 17-28 con el que finalizaba el primer cuarto.
España había respondido más en ataque que en defensa en el primer cuarto y eso lo entendió Estados Unidos como una amenaza; apretó en defensa y secó a las españolas durante cuatro minutos, lo suficiente como para doblar la ventaja que se iba hasta los veinte: 19-39. Mondelo movía el banquillo en busca de soluciones, pero únicamente Lyttle y Domínguez se mostraban capaces de quebrar la férrea defensa estadounidense; equipo el americano en el que todas las jugadoras anotaban. Eso se dejaba ver en el electrónico, que al descanso mostraba un claro 29-48.
Volvía el intercambio de canastas en los primeros minutos tras la reanudación antes de iniciar unos minutos de sequía para los dos equipos. La diferencia había quedado estabilizada en torno a los veinte puntos. España mostraba su carácter a través de Laura Nicholls, que se encaraba con Griner tras un enganchón de ambas en el centro de la cancha. Después, aparecía la mejor Alba Torrens en los últimos minutos del tercer cuarto con cinco puntos consecutivos tras lo que Augustus dejaba el marcador en el definitivo 48-67.
Con el partido prácticamente resuelto, España mostró sus mejores minutos de juego; todo después de otros cuatro minutos sin anotar y dos tiempos muertos de Mondelo después. Suficiente en cualquier caso para revertir el sabor amargo de la final con los minutos de brillo de Cruz y Little y los destellos de Leo Rodríguez y Leticia Romero. El tiempo pasaba inexorablemente acercando el final del sueño, que finalizaba con el bocinazo que dejó el electrónico en 64-77 y una plata para la historia.