Desde hace ya algunos años, el baloncesto se transformó en ciertos aspectos en una industria, la “Industria del Baloncesto”.
Sí señores/as han leído bien, ahora que está eso tan de moda de la “fusión” ésta llegó al deporte para crear un producto: el Baloncesto Profesional.

Digamos que la parte llamémosla romántica, nostálgica, de la difusión de valores ha ido perdiendo protagonismo para dejar paso a que en la mayoría de las ocasiones todo siga un guión previsto, se cumplan los objetivos y todo sea políticamente correcto.
Ciertamente, no creo que yo sea negativo en este sentido (que podría ser ¿porqué no?) sino que es una realidad en la que todos en mayor o menor medida podemos estar de acuerdo.

En cuanto a las cuestiones positivas de esa industrialización podríamos citar que en la actualidad se disponen de más medios, sobretodo en lo que a la infraestructura deportiva se refiere, que permite sin duda optimizar el trabajo, teniendo una dedicación plena a las diferentes tareas que cada uno pueda desempeñar dentro de la organización. También de un seguimiento mediático mucho mayor que hace que el baloncesto pueda llegar hasta el último de los rincones. Seguro que se les ocurren muchas más cosas.

Entre los aspectos negativos por desgracia, está que a causa de la profesionalización tan grande existan demasiados intereses confrontados que hacen aflorar en ocasiones el lado oscuro de más de uno en pos de conseguir unos intereses personales… por cierto, hay quién eso de “el fin justifica los medios” lo lleva hasta su máxima expresión… son los menos gracias a Dios, pero siguen siendo demasiados, siempre lo serán.

Total que dentro de este marco en el que se sitúa el baloncesto en la actualidad, surge desde Lisboa 1999 una generación que pusieron en marcha una “desindustrialización” del basket rompiendo con todo lo establecido hasta el momento. Una generación….. disculpen, estoy buscando el artículo apropiado…. se me ocurren muchos, todos buenos, y todos se quedan cortos, digamos… ¿de oro? ¿sí? ¿porqué no? la de los “Chicos de Oro”; de hecho los conocimos así y lo acaban de ser ¿no?

Esta generación decía, estos irreductibles “hispanos” surgieron cual “Asterix, Obélix y compañía” para durante ya diez largos años enseñarnos y sobretodo demostrarnos que la “Industria del Baloncesto” se hace de personas, que son eso antes que cualquier otra cosa, que se emocionan, que ríen, que lloran, que sufren, que se ilusionan, que se pueden equivocar y rectificar como todo el mundo…

Una vez más nos habéis conquistado, como hacéis con todos los rivales que se cruzan en vuestro camino. Nos habéis conquistado con vuestro juego pero sobretodo con vuestro corazón, con vuestras ganas y vuestra ilusión.

Desde aquí, sólo se me ocurre deciros GRACIAS.
Gracias por ese derroche de generosidad que mostráis cada año con el baloncesto español en general estando siempre dispuestos a acudir a la llamada de la selección a pesar de lo saturado de los calendarios.
Gracias por dejar de lado los egos para ponerlos al servicio del equipo.
Gracias por demostrar que el trabajo en equipo, el sacrificio y el compañerismo no se quedan en tópicos y son de una inestimable valía.
Gracias por hacernos ver que se puede dar espectáculo y ganar al mismo tiempo.
Gracias por elevar el nivel del baloncesto español a lo más alto.
Y gracias sobretodo por habernos hecho disfrutar tanto y hacernos sentir orgullosos de nuestro baloncesto y nuestra selección.
Y por último permítanme una debilidad, yo también soy persona como no!! Gracias Navarro por llevar diez años mostrando el camino.

Enhorabuena Campeones !!!!!!!