El baloncesto europeo vive este jueves una jornada de luto. Serguéi Belov, una leyenda del baloncesto soviético ha fallecido a los 69 años tras una larga enfermedad. A nivel europeo fue, seguramente, el mejor base de aquella URSS que deslumbró al mundo ganando a Estados Unidos en los Juegos de Múnich de 1972.
Belov tiene un envidiable palmarés, prácticamente inigualable, y fue el primer jugador no americano que logró ser incluido en el Hall of Fame. Un base puro, con una gran muñeca y una visión de juego que pasaba inadvertida por el poco interés que levantaba el baloncesto europeo.
Belov se colgó en tres ocasiones el bronce en unos Juegos (1968, 1976 y 1980), fue dos veces campeón mundial (1967 y 1974) y cuatro veces campeón de Europa (1967, 69, 71 y 79).
Como seleccionador ruso, Belov condujo al país heredero de la URSS al subcampeonato mundial en dos ocasiones (1994 y 1998) y al bronce europeo en 1997.
Sin embargo, el punto culminante de su brillante carrera fue la medalla de oro en la final de los Juegos Olímpicos de Múnich'72, en la que la Unión Soviética derrotó al hasta entonces invencible equipo de Estados Unidos en una controvertida final.
Aunque fue Alexandr Belov el héroe del partido al anotar la canasta del triunfo en el último suspiro, Serguéi Belov fue el máximo anotador de la final olímpica, con 20 puntos.