
Partido inolvidable, o para olvidar, en el OAKA de Atenas. Panathinaikos, apenas unos días después de que su presidente anunciase su intención de abandonar la Euroleague la temporada que viene, asestó un durísimo correctivo al Real Madrid de Laso, el más duro que se recuerda. Los blancos fueron un juguete en manos de Nick Calathes (11 puntos y 16 asistencias) y compañía. Desde el 20-0 inicial al 77-44 del final del tercer cuarto. No hubo color en todo el partido y el Real Madrid puede salir muy tocado de un partido en el que ni estuvo ni se le esperó.
Ya la salida dio algunas pistas de lo que iba a suceder. En poco más de 3 minutos, los locales asestaron un 16-0 de salida frente a un Real Madrid que cosechaba ya la friolera de 5 pérdidas. El parcial, que aumentó hasta el 20-0, se rompió gracias a la salida de Gustavo Ayón (el único que se salvó de los suyos), que hizo reaccionar a los suyos para colocar un 26-13 al final del primer cuarto que incluso era tranquilizador para lo que pintaba el encuentro.
Cuatro puntos seguidos del mexicano en la reanudación impulsaban al Real Madrid, que llegó a acercarse hasta el 29-21. Parecía que podía haber partido. Una posibilidad que Calathes y James, intratables de principio a fin, se encargaron de esfumar pronto. Un nuevo parcial, esta vez de 11-2, colocaba de nuevo a Panathinaikos con una cómoda renta (40-23) que no hizo más que crecer conforme pasaban los minutos. La defensa de los verdes hacía que el Real Madrid anotase a cuentagotas, en pequeñas dosis de talento individual que no eran suficiente ante el insultante dominio de los bases locales. Con un 46-30 y sus dos mejores hombres “on fire” (9 puntos y 6 asistencias de Calathes por 12+3 de James), los griegos tenían el partido en su mano al descanso. Pero lo mejor (o lo peor, según se vea) estaba por llegar.
Anotó primero, de nuevo Ayón, el Real Madrid en un último intento por volver a meterse en el partido. Con 50-34, Pablo Laso recibió una técnica que fue el principio de la masacre. Rápidamente, Panathinaikos volvió a su máxima ventaja (54-34) que no hizo más que aumentar y aumentar de la mano de un Nick Calathes superlativo. El base heleno repartió 10 asistencias en el tercer periodo y comandó un parcial de 31-14 que terminó de reventar el partido. Pases por la espalda, balones colgados cerca del aro… Calathes dio un auténtico clínic en el OAKA ante un Real Madrid que no encontró la más mínima opción para frenar la sangría. Una bandeja sobre la bocina de Payne (a pase de Calathes) colocó un 77-44 que hacía delirar a los locales y hundía al Real Madrid, que solo podía pensar en el fin de ese desastre.
En el último periodo y ya con Calathes en el banquillo, Laso optó por los menos habituales, pensando en la revancha que tendrán en menos de 48 horas. Porque esa es la mejor noticia para los blacos: la serie marcha 1-0 y el jueves hay una nueva oportunidad para sumar una victoria en un campo que ha dejado un mensaje claro: tienen la Final Four entre ceja y ceja.

1. No se puede permitir ese arranque en unos cuartos de Playoff. Comenzar perdiendo 20-0, en el OAKA, es darse un tiro mortal en el pie. La salida del Real Madrid estuvo completamente fuera de lugar, como si no supiesen dónde y contra quién estaban jugando. Ataques sin sentido (5 pérdidas), tiros precipitados (0/7) que permitieron a los griegos tomar el control y anotar sin piedad en las transiciones. A pesar de que el Real Madrid recortó hasta el -8, el incio condicionó todo el partido y abrió una herida que no hizo más que abrirse.
2. Calathes hace historia y da un paso firme al MVP. Por momentos, pareció un júnior jugando entre infantiles. El base griego batió el récord de asistencias en un Playoff de la Euroleague… sin pisar la cancha en el último cuarto. Fiel a su estilo, sin precipitarse ni acelerar el ritmo de juego y haciendo daño donde el Madrid llegaba cojo por la lesión de Campazzo (recordemos, no estará en toda la serie). Terminó la primera mitad con 9 puntos y 6 asistencias pero fuera de los focos, que copó un Mike James implacable en las penetraciones (24 puntos para el americano). Su tercer cuarto fue de Matrícula de Honor. Anotando tan solo 2 puntos, se fue hasta las 10 asistencias y dejando a su equipo con un +33. De sus manos salían todos los balones hacia compañeros bien colocados, que no fallaron. Los jugadores blancos solamente pudieron mirar ante la insultante superioridad del griego que, recordemos, está entre los favoritos para ser el MVP de la competición. Hoy, ha podido meterse ese premio en el bolsillo.
3. Ni rastro de la defensa interior blanca. Más allá del 12/22 en triples que firmó Panathinaikos (y pudo ser mejor), lo que llama la atención es el 26/43 (60%) que concedió el Real Madrid en tiros de dos puntos. En el fatídico tercer periodo, los verdes anotaron 7 de los 9 tiros que intentaron en la pintura. La gran catástrofe de los blancos estuvo en la protección de su aro, y es que Panathinaikos apenas tuvo que poner esfuerzo en encontrar vía libre hacia él una y otra vez. Ayón, que sí estuvo efectivo en ataque, no pudo solo ante los Gist, Gabriel y Antetokounmpo. Mal debut de Edy Tavares en unos Playoffs (5 puntos y 3 rebotes) pesó demasiado en un Madrid masacrado en las alturas: 38-26 en rebotes totales.


