Como una historia repetida tantas veces. Así parecen ser muchos los partidos del Madrid en esta Euroliga, da igual el rival o el escenario. Que es el Barcelona, pues se le remonta 5 puntos en los instantes finales. Si el contendiente es el Milán, canasta en el último segundo. Hoy, de nuevo se obró el milagro. Aunque de menores dimensiones, no tanto por el canastón de Raúl López, como por la nula variación que introduce en la clasificación final del grupo la victoria merengue.

Con el Barça haciendo sus deberes y el eco de lo que ocurría en Vitoria, el Madrid se dejó llevar, ciertamente pasivo por momentos, hasta que de repente, vio que tenía el partido perdido. Y es que Blagota Sekulic, que regresaba a Vistalegre, no tenía piedad de los que un día fueron sus compañeros. Al final del encuentro todos fueron saludos y risas sí, pero durante el mismo, Sekulic olvidó su pasado madridista para convertirse de largo en el mejor jugador del partido. Sus 21 puntos y 8 rebotes ilustran el encuentro enorme que hizo el montenegrino y a la vez desnudan a un Madrid que tiene motivos para temer a su próximo rival griego de cuartos.

Pues decíamos que el Madrid tenía el encuentro como una derrota más en su casilla a falta de dos minutos. Siete puntos abajo y reacción, en forma de defensa fuerte, triple de López, triple de Bullock, otra vez buena defensa, nervios en la escuadra alemana y última pelota para Raúl.

O él o Bullock se la iban a jugar. Aún pensamos muchos en cómo ha podido entrar esa canasta, con un tío encima, en lo que ha sido, todo hay que decirlo, un pésimo ataque final del Madrid.

Los de Plaza se apuntan la victoria, que solo sirve para terminar con 5-1 el grupo y ser segundos, lo que es algo paradójico.

Son estos encuentros en los que tienes mucho que perder y casi nada que ganar los que te pueden complicar una noche de marzo cualquiera. La moneda salió cara, pero por su bien que el Madrid no vuelva a jugar a la ruleta en los cuartos, los griegos saben de finales apretados, demasiado.