Sentimientos casi antagónicos que se abrazan como decepción y admiración por un equipo que tiene valores humanos que siempre son de Oro. La selección se hizo humana y ayer falló en dos aspectos en los que nunca suele resbalar.

El combinado español fue lastrado por un primer cuarto decisivo. Decisivo porque vivimos un baloncesto moderno despiadadamente competitivo en el que cualquier fallo contrario se puede maximizar. En aquellos compases los rusos se sentían inferiores y los de Pepu superiores sin competir, sin saber que aquel no iba a ser su día pero…

Aquel comienzo cambió el juego efectivo anfitrión por uno tildando el ‘sobreespectáculo’ ante un coliseo repleto de celebridades que así lo pedía. Unas cuantas, bastantes, posesiones sirvieron a los rusos para que David Blatt hiciera entender a los suyos que el partido se podía dormir y despertar en un final de cara o cruz ante un conjunto que podría hacerles un roto desde el minuto X. Tenían que estar preparados, había que aguantar hasta el final. Aquello de la sorpresa, escondidos tras el papel de sparrings; J.R. Holden lo entendió a la perfección, siendo capaz de llevar a su equipo desde la defensa durante todos los minutos que estuvo en la pista.

Seguir creyendo en un EQUIPO de calidad en toda su extensión

No funcionaba nada. Hay momentos en los que un técnico no puede hacer que los jugadores jueguen. Marc, Berni Rodríguez, Sergio son grandes jugadores, el tercer cuarto se volvió a antojar decisivo para probar su valía y darle ese aire fresco a la selección que tanto anhelaba. Pau, exhausto en el último cuarto del último partido, de un campeonato continental, lo evidenció.

Mereciendo respeto

Las dos situaciones de los dos cuartos destacados son más que susceptibles de aparecer en un escenario como el de anoche. Es un equipo joven, que, a pesar de ser genial, tiene margen de mejora, y eso es lo más increíble del asunto.

Si hace no mucho hablábamos de los cuartos como un cruce peligroso y motor de temores, ahora son las finales. La de ayer en Madrid nos hace saber que allí compiten los dos mejores equipos del campeonato y quién no lo dé todo desde el principio puede llevarse un buen susto.

Las adversidades convierten a las personas en mejores, esas hicieron de ellos los mejores del Mundo, de la misma forma que en la noche de ayer coronaron a los rusos.

Gracias a los jugadores, Pepu, FEB y Sexta

Felicidades a Pepu y a su gran equipo por hacernos disfrutar cada día, emocionarnos y facilitarnos sentir el BA-LON-CES-TO.

Ahora recuerdo al técnico español pensar en voz alta sobre algunos de los demonios que más temía “me preocupa que el fracaso y el éxito los separe el oro y la plata”.

Estamos jugando, para ganar o perder, y no habrá mucho tiempo para pensar en gris, la Olimpiada llegará más pronto de lo que pensamos y tras ella otro Europeo que también puede tener el color de los mejores metales.

Ayer fue un gran día para hacerse mejores.