Hace ya unos días vieron la luz nuestros modelos de camisetas de baloncesto un nuevo proyecto de Solobasket.com. La verdad es que echábamos en falta unas camisetas que nos identificaran y enviaran unos mensajes propios de esta página y de todos los que la visitáis. El tema se comentó con nuestra legión de colaboradores, todos ellos como sabéis, más frikis y puestos en esto del baloncesto que cualquiera que se atreva a leer Solobasket.com.
El reto era complicado, camisetas que a uno le gustaría llevar, que tengan mensajes divertidos o emotivos y cuya temática sea exclusivamente baloncestística. Se hizo una lista de camisetas candidatas y junto a la gente de shirtcity.com salió algo muy divertido. Diez modelos que completan esta tienda de camisetas de baloncesto en Solobasket.com.
Cada una de ellas tiene su historia y origen. Vamos a intentar daros a conocer un poquito más de cada modelo de la mano de sus ideólogos. Hoy le toca el turno a Carlos Jiménez:
Es curioso recordar cuál fue el momento en el que rompes con un camino e inicias otro. En España el deporte rey es el fútbol. No obstante, en el mundo no son pocos entendidos los que dicen que la modalidad más universal es el baloncesto.
Nací en los 70 así que mis primeros recuerdos (con detalle) del deporte en la tele provenían fundamentalmente de los clubes de fútbol más poderosos de España y… la selección argentina de Maradona… en cambio, sobre el baloncesto. Paralelamente, en relación al balón naranja, guardo vagos flashes de un 'jorobado' llamado Sibilio metiendo canastas desde muy lejos, también de un tipo bajo y calvo de blanco que botaba mucho el balón y hablaba con todo el mundo; en su dorsal estamparón Corbalán, y… a un chaval muy joven que no paraba de subir y bajar la pista a toda velocidad sin que su peinado se alterase y al que niñas, chicas y mujeres de las canchas aclamaban, llámese Villacampa.
Desde la lejanía los de mi quinta veíamos de otra galaxia cualquier producto que viniera de América. Nuestra percepción, de tinte publerina, casi nos compulsaba que todo el continente respondían como los Estados Unidos. Aseguraría que de la NBA nos llegaba poco a principio de los 80, o yo no estaba suficientemente al caso. Alojo la borrosa imagen de un tipo muy alto, que se iniciaba en la cruel alopecia tirando ganchos. Él tipo era más alto que un árbol y se impuso nombre y apellido árabe.
Todo eso ha cambiado, también el impacto del basket aunque los más forofos siempre estemos quejándonos. La seminueva NBA tiene mucha culpa de ello. Gran trabajo del sesudo abogado neoyorquino David Stern. También de su equipo colocando la liga norteamericana en el punto de mira de todo el planeta desde los 80 y 90 con un aval llamado Draft del 84. Entre aquellos estudiantes se insertaban en la mejor liga a Michael Jordan y, junto a él, Barkley u Olajuwon. Mientras, un tal Magic y un tal Bird ya trasteaban como profesionales.
Volviendo a España, los treintañeros, recordamos con nostalgia y, ahora con algo más de conciencia, el punch que tuvieron las batallas de Fernando Martín, la quinta del 59 y el resto de integrantes de la selección del 84 que consiguieran la plata en la Olimpiada de Los Ángeles.
El baloncesto VUELA más alto que el fútbol como arrojo de trepidantes emociones aunque se exponga ‘muy mucho menos’. No por ello no somos conscientes de que nuestro deporte es más complejo y difícil de entender que el que se juega entre porterías. Sí, es puntilloso y algunos hasta acentúan ese inconveniente de nuestra modalidad ¿por qué diablos se suprimió la lucha? Tomen eso como una ventaja, no como tinte peyorativo. La sencillez sazona el éxito de la difusión ¿deberíamos simplificarnos?
Un servidor se enamoró del baloncesto por su madre, que no dejaba de hablar de los Jofresa, Epi (¡grande! Su casi irrepetible carisma, calidad y profesionalidad dentro y fuera de la pista) o Villacampa. También mi hermano que lanzaba el balón cuando yo lo chutaba. Sin embargo, en mi caso, sé que el detonante fue ver VOLAR a Ricky Winslow durante el periodo de tiempo anterior al que mister Stern estuvo sujeto a su mayor éxito. Se trataba de sentarse y presenciar un espectáculo que no te deje parpadear, esa era la sensación que tenía.
Ahora siento que en España podemos VOLAR con el baloncesto desde el 99 y que cada vez somos mejores que es lo que a fin de cuentas mueve a las masas. Quién habría dicho que un canadiense de padres escoceses podía habernos hecho tan felices a muchos que somos adictos a la emoción y tensión y a los muchos más que hará.
Gracias a James Naismith por ser en 1891 el primer transgresor que nos demostrara que el hombre SÍ puede VOLAR, jugando al baloncesto y viendo baloncesto. Gracias al sacerdote escolapio Eusebio Milán Alonso que volvió de Cuba en 1921 para colgar la primera canasta de nuestro país en las Escuelas Pías de San Antón de Barcelona.