A Rafael Hettsheimeir (2.08/1986) es difícil borrarle la sonrisa de la cara. Se le ve feliz, cumpliendo un sueño en el Real Madrid. Su proceso de adaptación aún no está terminado, sigue siendo un as bajo la manga para el torrente de talento que maneja Pablo Laso, pero él ve cercano el momento de dar el salto y mostrar, de verdad, qué clase de jugador lleva dentro.
Porque en Zaragoza era un gigante y en la capital apenas un soldado más. Aunque parece no importarle. Su horizonte, que no supera el mañana, le invita instintivamente a buscar su sitio. “Estaba muy bien en el CAI, tenía un rol diferente y me sentía cómodo con él, pero entiendo que aquí hay una plantilla amplia y no puede ser lo mismo”. Sus palabras, más sinceras que resignadas, esconden entre líneas la ambición de quien se sabe con potencial para mucho más. “Espero mejorar, éste es un equipo top pero yo intento ganar espacio poco a poco. Ahora mismo lo único que me importa es darlo todo, aportar y ganar partidos. Juegue dos minutos o treinta”.
No tuerce el gesto cuando habla de su estado físico. Y es un paso. Olvidados los fantasmas, trata de aprovechar la oportunidad que soñaba desde niño pero que había guardado en un baúl sin fondo. “Venir aquí es un gran paso en mi carrera. He querido jugar en el Real Madrid desde que tenía catorce años así que me hizo mucha ilusión. Voy a tratar de hacerlo lo mejor posible”.
Sin embargo, no siempre fue así. No siempre el baloncesto fue arteria principal. De pequeño, Rafael, criado en un humilde barrio de Sao Paulo, no pensaba en la canasta. “Como todos, quería ser futbolista. No hay niño en Brasil que no quiera serlo. Empecé a jugar pero fui creciendo y en el colegio me dijeron de jugar a baloncesto. Probé, me gustó y además lo hice bien, así que comencé a jugar”. Su tamaño le abrió las puertas del baloncesto. Y el destino, las de España.
“Con 15 años salí de mi casa. Aunque estaba en Brasil, pero fue un cambio. Tuve la suerte de entrenar y jugar con los mayores. Esa época me marcó mucho, tenía una entrenadora que me motivaba y me ayudó, porque a veces cuando juegas quieres dejar de estudiar, fue muy importante. También mi entrenador de junior me marcó. Me gustaba mucho su forma de entrenar”.

Hettsheimeir no olvida Brasil. Le corre por las venas. Y aún más presente tiene a su madre, imprescindible en su vida y clave en el desarrollo de lo que es actualmente como persona. Por eso dar, tan joven, el salto a otro continente le resultó tan duro. “Tenía cerca a mi familia, a mis amigos. Dejar a mi madre para venir a España fue muy difícil, me costó adaptarme al principio, porque todo era bastante diferente. Ahora lo veo con perspectiva y estoy muy contento, llevo casi ocho años en España, pero en aquel momento fue duro”.
Su vertiginoso progreso le llevó, con apenas 19 años, al Torneo de las Américas (2005). Allí, con referentes como Anderson Varejao o Tiago Splitter como compañeros de pintura, llamó la atención de los ojeadores. En Girona lo tuvieron claro. El diamante vendría de inmediato a España.
"Me gusta mucho el estilo del Real Madrid"
Tras unos años de cesiones y de cambios, en 2009 en Zaragoza apostaron fuerte por él. Allí explotó. Y el Real Madrid lo apuntó en su agenda. Ahora, en el club blanco, Hettsheimeir no puede pedir nada más. Incluso el estilo al que juegan le atrapa. “Me gusta mucho. Es un ritmo alto, un juego dinámico, mucho contraataque, soy pívot pero la verdad que es justo lo que me gusta”. Si el frenetismo le va incluso siendo interior, indudablemente este Real Madrid parece efectivamente su sitio.
Y es que al pívot brasileño no le quita el sueño recibir más o menos balones en el poste bajo, ver más o menos triples volar sobre su cabeza. Entiende que Laso opte por tanta libertad para su perímetro. “No creo que tiremos demasiados triples. Tenemos jugadores de mucha calidad, desequilibrantes al final. Los pívots sólo tratamos de hacer bien nuestro trabajo, sea cual sea, tanto si es recibir balones como si es poner buenos bloqueos y ayudar a que las jugadas salgan. Nuestro papel depende sobre todo del partido pero no nos incomoda”.
Hettsheimeir se deshace en elogios para sus compañeros de pintura y no entiende los constantes comentarios sobre la supuesta necesidad del Real Madrid de hacerse con un interior. “A nosotros no nos tiene que afectar eso, sólo tenemos que entrenar e intentar hacerlo lo mejor posible cada partido”. Con el juego interior en entredicho, sobre todo ante el reto mayor de la Euroliga, el brasileño tiene claro que “hay un equipo muy completo aquí”.
Aún con la decepción de la Copa reciente, el pívot madridista tiene claro que toda las derrotas, por dolorosas, siempre sirven para algo. “Hay que aprender cuando nos equivocamos, desde entonces hemos mejorado y debemos seguir así. Todos los días no se puede ganar pero lo importante es aprender y levantar la cabeza para mejorar”. Aprender, mejorar. Pero el objetivo, y él lo sabe, es la Euroliga.
“No elijo. Yo me quedo con las dos, Liga y Euroliga. Tenemos un gran equipo y aunque tenemos que ir a paso a paso, podemos hacerlo”. Incapaz de decidir, lo que sí tiene localizado Hettsheimeir es uno de los puntos colectivos a mejorar para optar a levantar algún título a final de temporada. “Sabemos que a veces empezamos fríos. Es un aspecto que tenemos que mejorar en Euroliga sobre todo, porque contra el Real Madrid todos juegan al máximo y si empezamos flojos luego tenemos muchos problemas durante el partido”. La continuidad, cuando no haya margen de error, marcará diferencias. Y Hettsheimeir lo admite.
"Llull y Rudy impresionan"
También reconoce que le sorprendieron mucho algunos compañeros en el día a día, tras su llegada al club. “Rudy y Llull impresionan bastante, tienen mucho talento”. Menos se pronuncia sobre sus aspiraciones para jugar en la NBA algún día. El horizonte, que impide valorar futuro a largo plazo, se lo impide. “No sé qué me deparará el futuro, ahora mismo me encuentro en un momento muy bonito y trato de disfrutarlo. Quiero hacerlo bien aquí y ganar títulos”.
Empezando por este año. Hettsheimeir, el que busca su sitio, quiere logros colectivos y los quiere ya. Los individuales le preocupan menos, ya está en el Real Madrid. Su rol, una vez apartados los problemas físicos, lo acabará decidiendo él. Con los interiores de su nivel, suele ser así.