Tras un verano complejo en lo personal, Jaime Fernández pudo cumplir su deseo y salir del Estudiantes, el club de su vida, para asumir un paso adelante en Andorra y seguir creciendo como profesional. El madrileño, que no se fue del club estudiantil como era su deseo, llegó al Principado con la plena confianza de Joan Penyarroya para seguir progresando.

Dicho y hecho, en una entrevista para Nacho Duque en Marca, Jaime explicaba sus sensaciones “Estoy encantado. Me están dando confianza y trabajo. Estoy viviendo el baloncesto. Es lo que venía buscando y lo he encontrado. Estoy satisfecho, realizado y a gusto.”

El joven base madrileño está cuajando una grandísima temporada, es uno de los hombres más importantes del banquillo andorrano, y junto a Andrew Albicy forman una de las mejores parejas de bases de la Liga Endesa. Jaime lo tiene claro “Estoy jugando al mejor nivel que recuerdo. De base y me siento cómodo, dirigiendo, asistiendo, anotando… El trabajo da sus frutos y estoy trabajando mucho. Pasé un momento malo al principio en el que no estaba jugando como quería, tenía dudas si valía para jugar de base y el entrenador me ayudó mucho. Joan Peñarroya me dijo que no me preocupara, que sabía que lo haría bien. Aquí me dieron confianza. Otros años no me pasó y tuve que arreglármelas solo. Eso fue un punto de inflexión y voy para arriba.”

Los datos avalan las sensaciones del base madrileño, está realizando una de sus mejores temporadas desde que llegó a la Liga Endesa, en 20 partidos ha promediado 13.5 puntos, 4.2 asistencias y 1.6 rebotes para un total de 14.1 de valoración, que le colocan como el jugador más valorado de su equipo.

Andorra nos ha devuelto al Jaime Fernández más alegre y divertido, su juego ha vuelto a tener ese toque que enamoró a la Demencia, una seña de identidad propia que en su última época como estudiantil parecía haber perdido. Volver a jugar en la posición de base, organizar de nuevo a sus compañeros y sentirse valorado e importante a las órdenes de Joan Penyarroya tiene mucho que ver en esto. Jaime quería jugar de base, y en Estudiantes no le prometían ese puesto, salió y vuelve a brillar.

Jaime tomó una complicada decisión en verano, salir de Estudiantes, de su casa y de su zona de confort para seguir desarrollando su juego. Una apuesta que parece haber salido bien al base madrileño, que en una entrevista para la web de la Eurocup declaraba que “Una vez abandonas tu casa, de algún modo te das cuenta de que eres un jugador profesional de basket, y es algo que yo descubrí cuando llegué a Andorra”, y afirmaba sentirse “más profesional aquí. En Madrid todo llegaba de manera natural. Llegas al primer equipo y no eres plenamente consciente de ello. Ahora, soy consciente de quién soy, dónde estoy y por qué lo hago”.

El baloncesto, como la vida, es para los inconformistas, para aquellos que se atreven a salir de su zona de confort y arriesgan para crecer y mejorar, Jaime lo hizo. Dejó atrás su familia y la comodidad que le otorgaba Movistar Estudiantes. Pero ha encontrado un lugar en el que volver a brillar en medio de los Pirineos.