El partido arrancaba con mayor acierto para los visitantes, que en seguida abrieron brecha en el marcador (4-12 a los 4 minutos) sobre todo por un Dylan Ennis hiperactivo y acertado. El mérito caía sobre el exterior canadiense, pero la defensa local no era mala y tras un tiempo muerto del Ché llegó el acierto: con un parcial de 8-0 los locales colocaban las tablas principalmente porque Cruz encontró acierto, porque Nogueira empezó a ser infuyente en la construcción y porque la defensa pudo lucir después del acierto extraordinario de Ennis en los primeros minutos (sumaría 11 tantos en el primer período). Los siguientes minutos del primer período transcurrirían en su mayor pate en igualdad, con un intercambio de golpes en el que esta vez salían ganando los de Ibon Navarro, que volvieron a ver canasta tras 3 minutos sin hacerlo.

La entrada de Marc García en el segundo cuarto influiría en un momento delicado para Fuenlabrada: en una acción del propio escolta catalán el pívot brasileño se salía del parqué aquejado de un dolor en el gemelo. Pasaba entonces Fuenlabra a jugar un nuevo plan con mucho protagonismo para exteriores (Bellas o Marc García) o interiores dinámicos como Ian O’Leary, que jugaría sus mejores minutos en este período (8 puntos), y que terminaba surtiendo efecto: tras una primera mitad de cuarto en la que Fuenlabrada había ya neutralizado la corta ventaja de Andorra coqueteando con la delantera, alcanzaba su máxima en 3 puntos (32-29). El partido, que fue intenso desde el salto inicial, entraba en una fase bronca que no era tampoco nueva, y de ese juego más físico el que salió beneficiado fue Fuenlabrada, que buscó más que nunca tanto al ya mencionado Marc García como a Ian O’Leary, jugador clave con hasta 8 punto en el segundo cuarto buscando siempre sacar a su par de la pintura y ganarle en cambio de ritmo. E vio obligado entonces Ibon Navarro a echar mano de soluciones creativas primero con Upshaw desde la acción individual y luego con unos grandes minutos de Whittington en continuaciones y puertas atrás. Sólo de esa manera pudo Andorra sujetar el impulso que parecía coger Fuenlabrada antes de llegar al descanso. Bellas, en las últimas acciones, pondría a los locales con ventaja para afrontar el tercer período.

Y en el tercer período, al menos durante su primera mitad, es cuando se vio al mejor Fuenlabrada, comandado sobre todo por Pako Cruz, al mano de las operaciones, y por un Christian eyenga al que llevaban echando de menos toda la temporada. De manos de estos dos Fuenlabrada se ponía 9 por encima antes de que Andorra pudiera reaccionar. Pero los visitantes reaccionaron porque, en términos de intensidad, nunca le había perdido la cara al partido: ahora era David Jelinek el que, con unos minutos de verdadera inspiración en el tiro y, sobre todo, a la hora de buscar situaciones de bloqueos indirectos en los que salir más rápido que su par, consiguió mantener a Fuenlabrada atado siempre por debajo de 9 tantos. De hecho, desde que los locales afianzaran su máxima (53-44) Andorra no hizo si no ir restando puntos a ese colchón hasta dejarlo en tan sólo 2 al término del tercer cuarto. Para el desenlace Ennis llegó fresco y Fuenlabrada terminó pagando caros esos instantes en los que no se terminó de marchar en el marcador. Os visitantes entraron con más confianza en los últimos 10 minutos hasta el punto de que enlazarían su mejor parcial (0-7) del 66-63 al 66-70 justo en el ecuador del cuarto. En ese punto, Andorra ajustó su defensa sobre Pako Cruz, que tuvo protagonismo en exceso en el bote, llegando a provocar hasta 6 pérdidas en el global del período, igualando su peor marca hoy, en el primer cuarto. Con esa rémora a Fuenlabrada le fue imposible acercarse a la remontada ni tirando de épica, con un triple muy alejado de Pako Cruz que les dejó a 3 puntos a escasos segundos del desenlace. Los locales intentaron entonces ajustar su defensa pero llegaría su quinta falta de equipo y con esa herramienta les bastó a los de Navarro para cerrar el encuentro.