Una noche que será imposible de olvidar para unos. Una pesadilla a borrar de la memoria para otros. Alegría, emoción y euforía ante un momento histórico. Silencio y tensión que se rompe con cuchillo por la terrible decepción sufrida. Las dos caras de la moneda en una misma cancha de baloncesto. Más que nunca, el Bilbao Arena se convirtió en un teatro de los sueños, que se tornaron en pesadilla para algunos.

El 4º encuentro de las series semifinales entre Bizkaia Bilbao Basket y Real Madrid ha sido una auténtica batalla, una lucha en la que la emoción ha brillado con luz propia. El Real Madrid, prácticamente hundido tras el 3º encuentro, ha sacado las garras y se ha defendido como gato panza arriba ante un Bizkaia Bilbao Basket que rozaba con las yemas de los dedos el cielo.

Durante muchos minutos de juego han sido los blancos los que han llevado la voz cantante ante un conjunto local que se mostraba nervioso y con cierto vértigo al saberse tan cerca de la gloria. Metiendo muchos balones a sus interiores, sobre todo a un Ante Tomic resolutivo en ataque (17 puntos y 6 rebotes) del que recogió el testigo D´or Fischer (12 puntos y 5 rebotes) en la segunda mitad del encuentro, los blancos iban manteniendo la delantera en el marcador, aunque con exiguas ventajas (19-20, min. 10; 38-41, min. 20, 54-55, min. 40).

Los Hombres de Negro estaban metidos en el partido, pero todo parecía pender de un hilo. Los de Molin llevaban la voz cantante, marcaban el ritmo del encuentro y solo el carácter ganador de los de Katsikaris mantenía la llama de la esperanza viva. Esa llama que parecia marchitarse cuando, a poco más de 2 minutos para el final, una canasta de Prigioni ponía a los visitantes 4 por delante (66-70). Con las más de 8.000 almas que llenaban el Bilbao Arena puestas en pie, los gladiadores de Katsikaris lo volvieron a hacer. Volvieron a darle la vuelta a un partido que lo tenían cuesta arriba a base de fuerza, coraje y fe. Alex Mumbrú enseñaba a Aaron Jackson la senda hacia el aro para que el base norteamericano pusiera por delante a su equipo a 1 minuto del final (72-70). Tras 2 puntos de Banic y otros tantos tiros libres de Tomic, se llegaba al último medio minuto, en el que Axel Hervelle sentenció el encuentro con una canasta in extremis a aro pasado, quedando el marcador al final de los 40 minutos en 80-72.


La locura se desató en la cancha bilbaína. Nadie quería abandonar el Bilbao Arena. Se había consumado la proeza. Afición y equipo se fundieron para festejarlo. En silencio, derrotados, alicaídos se marchaban los jugadores y cuerpo técnicos del Real Madrid, Un duro golpe para los blancos, que decían adiós a la ACB marchándose por la puerta de atrás.

Gran victoria para un equipo que, de nuevo, lo dio absolutamente todo en la cancha. Un grupo humano magnífico, dirigido por un Fotis Katsikaris al que el tiempo le ha dado la razón. Su apuesta fue arriesgada, pero los frutos han llegado … ¡y de qué manera! Hoy falló el tiro exterior (3/15 en triples), pero al equipo le sobró actitud y garra. Desde la veteranía de Alex Mumbrú (15 puntos, 4 rebotes y 3 asistencias) y Marko Banic (12 puntos y 5 rebotes), hasta la chispa y la magia del eléctrico Aaron Jackson (17 puntos, 6 rebotes y 2 asistencias), pasando por el sordo trabajo de Dimitrios Mavroeidis (8 puntos y 3 rebotes) o Axel Hervelle (6 puntos y 6 rebotes),  todos aportaron su granito de arena para escribir el capítulo más bello en la historia del joven club vasco.

 Fotis Katsikaris en Sala de Prensa