Mucho tendrá que mejorar el DKV Joventut si quiere que su temporada vaya más allá del lunes. Asombra lo que puede hacer un jugador en un equipo, pero sorprende más lo que le ocurre a este equipo si su estrella se apaga: se rinden.
Los hombres dirigidos por Sito Alonso bajaron los brazos en el momento en que las cosas empezaron a torcerse. Hasta entonces, hasta segundo cuarto, los verdinegros resistieron más o menos bien. No había llegado el brutal estirón del Madrid cuando Ricky resbalaba con la pegatina del medio del campo al intentar defender a Llull.
Creo que anocheció hasta en Badalona, y no eran ni las siete de la tarde. Perdida la esencia de su guía, del chico que se va a ir a la NBA sí o sí, el Joventut se convirtió en un equipo sin argumentos, que consintió una canasta tras otra, de todos los colores por cierto, y sin una respuesta sólida. Incapaces de anotar (terribles en los tiros triples) los verdinegros se dedicaban a pasar por ahí y Sito no era capaz de pedir un tiempo muerto que quizá no hubiese sostenido la sangría, pero que habría significado un toque de atención a unos jugadores que se estaban dejando ir.
No obstante, no nos equivoquemos. El Madrid fue muy superior y, desde antes de la lesión del chaval, ya hacía un sensacional baloncesto, con gran acierto en los tiros de tres (4/8 al descanso) y un formidable trabajo de López en la dirección (7 asistencias en los primeros 20 minutos) y de Bullock en anotación. Plaza no quiso tirar mucho más de él y, tras la vuelta de las duchas y con el partido cerrado, le dio reposo (47-23).
El resto del duelo sirvió para constatar que el Madrid tenía ganas de ponerse en una eliminatoria por fin por delante, hacía tanto tiempo ya, y que el DKV no había asistido al choque, o mejor dicho, decidió irse cuando Ricky no pudo seguir. Quizá hayamos asistido a su último partido como verdinegro antes de cruzar el charco. Si es así, merecía mejor despedida. El público de Vistalegre le rindió su particular homenaje, aplaudiendo su marcha dolorida camino del vestuario.
Las sensaciones para el Madrid son todas positivas, pues se da un baño de autoestima en un momento clave. Buen trabajo en equipo, minutos interesantes de Winston y Massey, Mumbrú que jugó más de cuarto a buen nivel tras su lesión. El equipo ha cogido confianza y se ve favorito para liquidar la serie el lunes.
El Joventut debe confiar en forzar el tercer partido porque es su deber y su trabajo. Sin embargo, mucho tiene que cambiar el juego del equipo y la actitud. En los partidos de playoff hay que querer ganar. Para el segundo encuentro, igual no juega Ricky por sus problemas físicos. Seguro que tienen la lección aprendida. Han jugado meses sin su estrella y saben el camino. Que lo recorran.