El Unicaja de Málaga no hizo los deberes en Vitoria y se perderá por primera vez desde 2004 la Copa del Rey. El conjunto dirigido por Aíto García Reneses llegaba a la capital vasca dependiendo únicamente de sí mismo, el choque entre Estudiantes y Obradoiro no le daba más tregua y era ganar o ganar. Al final un Baskonia en ascenso certificó el parte de defunción con un 86 a 71.

Aún así, siendo a priori el único equipo que dependía de si mismo, la tarea era complicada: visitar la cancha de un Caja Laboral que va a más y que le había ganado los últimos 13 choques directos. A eso hay que añadir la paupérrima temporada del conjunto costasoleño, que llegaba con el amargor de una dura derrota en casa contra el colista de su grupo en Euroliga.

Los vitorianos no les dejaron soñar en ningún momento, a pesar de que el partido estuvo igualado hasta el tercer cuarto, aunque para ser más exactos era una falsa igualdad. Los malagueños no transmitían nada en la pista, mientras que el conjunto alavés sin pisar el acelerador en ningún momento daba sensación de una tremenda superioridad, sobre todo gracias al acierto exterior de Carl English y Teletovic y al tremendo poderío de un Tiago Splitter -excelentemente secundado por Stanko Barac– el cual ya tiene por costumbre tener este nivel de juego.

Aíto lo intentaba. Rotaba el banquillo, probaba con los jóvenes Lima – otra vez de lo mejorcito de los malagueños- y Freire, que ofreció desparpajo pero se le fue haciendo el partido demasiado largo. A eso añadía muchos cambios defensivos, probando con una zona 3-2 que en muchos minutos atacó con gran fluidez el equipo local, con presión a la subida de balón con 2×1 en cuarto de pista, que fue efectiva en algunos momentos o individual en línea de pase.

Pero no era posible, cada vez que veían dormido al Baskonia y se acercaban, los de Ivanovic lanzaban un zarpazo más serio. Así fue como ya definitivamente los verdimorados hincaron su espada en la nieve vitoriana – llegar hasta el coliseo baskonista era complicado por las grandes nevadas de estos días – y en el tercer cuarto un parcial de 23-12 dejó el partido visto para sentencia.

Sin mucha convicción, a falta de cinco minutos y con 18 abajo un par de triples y contraataques, pusieron a 9 puntos a los malagueños, pero el último tren ya se había escapado y además no había mimbres para hacer más, visto el escaso rendimiento tanto de titulares como de los jugadores salidos del banquillo.

¿Para que intentarlo, si no estamos convencidos? Eso pensaba Aíto en voz alta en la rueda de prensa y es que “para dar este nivel, mejor ni estar en la Copa”.