Los blancos, que presentaron ante su público los respectivos títulos de Liga Endesa y Supercopa, salieron con la misma sangre de la temporada pasada. Al ya recuperado Sergio Llull se alió un Anthony Randolph que en poco o nada se parece al que terminó la temporada pasada fuera de los planes de Laso. Los puntos del ala-pivot y la soberbia defensa de Jeff Taylor sobre Javier Beirán en el inicio permitía al Real Madrid tomar las primeras ventajas con un 16-6 de salida en 6 minutos.
Fue con Tavares y Taylor en el banquillo cuando Iberostar Tenerife empezó a carburar en ataque, gracias a la muñeca de Staiger (buena mano, pero sufrirá en defensa) y Nicolás Brussino. El argentino se apuntaba cuatro puntos consecutivos para dejar en nada la ventaja blanca en apenas dos minutos (16-14). Pero volvía a aparecer el protagonista del primer cuarto, Anthony Randolph, para apuntarse su tercer triple, elevar su cuenta a los 11 puntos y permitir a su equipo abrir una pequeña brecha justo antes de que terminase el primer periodo (23-14).
Parece que una de las tónicas esta temporada por parte del Real Madrid – así lo está siendo en los partidos que hemos visto – será la entrada tardía de Facundo Campazzo en el encuentro, dando un plus de explosividad y velocidad al banquillo. El argentino salía con todo y comandaba un parcial de 9-0 con el que los blancos amenazaban, pero apareció Javier Beirán con su primera canasta, un triple, para poner el 25-17.
El banquillo aurinegro se mostraba mucho más efectivo en ataque que los titulares, pero con unas tremendas dificultades para impedir que Real Madrid anotase. Además, se encontraban con unos minutos espectaculares de Ayón en las alturas (12 rebotes en 13 minutos de primera mitad) y los de Laso ponían la máxima (36-25) a 4 minutos para el final del periodo.
Pero Iberostar Tenerife supo dar un último empujón. Con el físico de Sáiz de nuevo en pista y Bassas haciendo de antídoto de Campazzo, los de Vidorreta tomaron las riendas en los últimos compases de la primera mitad para reducir la distancia, precisamente tras un triple del canterano de la Penya (40-35).
El parcial de Tenerife llegó a ser de 0-7, hasta el 40-37, el Real Madrid, ahora sí, con el cinco titular, conseguía hacer daño desde el dentro-fuera. Al triple de Llull se le sumaba Randolph con un canastón; Causeur en la puerta atrás y de nuevo el francés, con un triple tras asistencia de Ayón desde poste bajo, para poner un 52-40 que sería nueva máxima hasta entonces. Pero, otra vez, Iberostar Tenerife se reengachaba en el momento más oportuno con un nuevo 0-7 que llegó a ser de 4-11 para volver a meterse en el partido (56-51).
Randolph tiró del Madrid, hundiéndose en los malos porcentajes cerca del aro mientras Tenerife no daba su brazo a torcer y, de nuevo tras un mate de Iverson, se colocaban a tiro por primera vez en muchísimos minutos (58-55). Y quién si no para aparecer en ese escenario que Sergio Llull, dicreto hasta entonces (5 puntos y 5 asistencias), que clavó dos triples marca de la casa para volver a dar tranquilidad a los suyos. Fueron siete los puntos consecutivos que anotó (con un tiro libre tras la técnica a Vidorreta) y su equipo que, casi sin darse cuenta, se había quitado el aliento tinerfeño de encima (65-55).
Finalmente, llegó esa última ofensiva del Madrid que acabaría con el encuentro. Un 6-0 de salida puso la última piedra del muro que Tenerife ya no pudo derribar. Desde ese momento, la ventaja local no hizo sino crecer ante un Iberostar Tenerife al que se le agotaron las pilas demasiado pronto. La mala noticia del encuentro llegó con la feísima lesión de Tomasz Gielo que dejó helado al Wizink Center. Una mala caída en una acción fortuita con Campazzo que terminó completamente con la energía de un partido que los blancos acabaron llevándose sin sufrir.
Desde aquí, deseamos una pronta recuperación al jugador aurinegro y mucho ánimo a todo su equipo. Que volvamos a verle en las canchas lo antes posible.