La sed de revancha es algo que se tiene o no se tiene. Hoy el conjunto culé  hoy pareció no tenerlo.Tras la derrota en Milán, los jugadores salieron blandos, sin ganas de jugar y con una actitud que volvió loco al entrenador culé. La victoria solo es un reflejo del talento, aunque no de las sensaciones. Ganar no siempre es gratificante, y hoy Pesic seguro que se vuelve a casa con más dudas que certezas.

 

A pesar de iniciar con los jugadores habituales, el Barça no fue el de siempre. Con Bolmaro de inicio, y realizando una buena labor defensiva, los de Pesic no lograron dar con la tecla en ataque. El Fuenla, todo lo contrario. Lastimando desde el pick and roll con un Marc García inspiradísimo al volver al Palau. Jota Cuspinera sabe que se juega todo en cada partido, aunque hoy, a priori, era un encuentro que se podían permitir perder. Pero los jugadores salieron con la inercia de querer dar la sorpresa (16-20 min.8)

 

 

 

 

Las sensaciones en el parqué no eran las mejores. Un Barça flojo en defensa y el Palau que no acababa de engancharse al partido, en contraposición a un crecido Fuenla. Caras largas, cabezas abajo, gestos de frustración y desazón. El Barça no encontraba su juego y tampoco el talento que lo sacó de tantos aprietos en lo que va de temporada.

 

Los problemas en la fluidez del ataque ya vienen siendo cosa habitual, en muchas ocasiones achacadas a la falta de un base. Hoy, sin embargo, ni con Delaney en pista se lograba lucri ese ataque coral que puede brindar el conjunto culé.

 

A pesar de no lucirse, la labor defensiva de Higgins y Claver comenzó a inclinar la balanza. Ambos haciendo eso que tan bien saber hacer, anticiparse a las jugadas. Un robo del propio Claver con posterior mate fue una de las jugadas que logró levantar al Palau y devolver ese clima tan especial que se siente en la pista blaugrana cuando su equipo juega (35-32 min.16).

 

 

 

 

Con Delaney mejorando poco a poco, el Barça mostró otra cara. Ahora sí que había un base claro y el equipo lo agradecía. Puntos al contraataque y asistencias, pero sobre todo, lo que lo hizo destacar fue enchufarse cuando su equipo más lo necesitaba. Porque eso era lo que le faltaba al conjunto de Pesic, alguien que demostrara esas ganas de ganar el partido que nadie parecía tener (68-60 min. 31).

 

El Fuenlabrada poco a poco fue apagándose. Con más ganas que acierto, siguieron luchando hasta al final, aunque parecía cada vez más lejana la orilla. Bolmaro logró sus mejores minutos en los primeros compases del último período, cuando cambió las prisas por la inteligencia, pero no aparcó ese lado descarado tan característico de él. A él se le sumo un guerrero Kuric y, por supuesto, Brandon Davies.

 

 

 

 

Siempre luchado el pívot blaugrana, logró un par de rebotes claves para que su equipo se pudiera llevar el gato al agua. Delaney fue el timón del equipo en el final y demostró toda su inteligencia para llevar el juego en cámara lenta y cerrar un encuentro que pareció lejano en algunos tramos del partido (87-74 min.40)