Combatir fuego con fuego nunca fue una buena idea, aunque las reglas están para romperse. Se enfrentaban el mejor ataque  y la mejor defensa de la liga, aunque nada de lo que se dijo en la previa se cumplió. Las posibilidades de los malagueños pasaban por dejar al Barça en ochenta puntos, pero Casimiro decidió lanzarse a la locura, tirarse al vacío. Le jugaron de igual a igual al Barça y acabaron ganándole en su territorio.

 

Pesic decidió apostar de inicio por Pau Ribas para ser el defensor de Jaime Fernández y posteriormente de Darío Brizuela. El escolta blaugrana está recuperando aún su forma física luego de alejarse de las pista durante casi dos meses tras el mundial. A pesar de no ser el más acertado del equipo, aportó una necesaria dósis de cerebro a un partido muy alocado (15-17 min. 7).

 

Pensando ya en la doble semana de Euroliga, Oriola fue de la partida en lugar de Niko Mirotic. El de Tàrrega no brilló pero supo abrir la pista cuando su equipo lo necesitaba y también demostró su gran capacidad de juego sin bola para leer espacios y ofrecer líneas de pase a sus compañeros.

 

Los malagueños decidieron sacar la artillería pesada y encontraron en Brizuela a su mejor exponente. El ex estudiantil ha demostrado en los dos partidos que lleva en su nuevo equipo que puede ser una pieza clave del equipo de Casimiro. Este siempre basó su juego en la faceta ofensiva, a pesar de que este año las estadísticas digan lo contrario (54-46 min. 18).

 

 

El Barça tuvo dos caras, en la primera, la de los primeros veinte minutos, brilló Àlex Abrines. Hoy se lo vio disfrutar en la cancha y se repitió esa capacidad de anotación compulsiva del mallorquín con 11 puntos en el primer período. Lo vimos festejas mates, gritar triples y acertar incluso un 3+1. En la segunda parte su juego se diluyó por completo y acabó viendo el encuentro desde el lateral con sus compañeros.

 

 

A pesar de que no parecía ser una buena idea plantear un partido alocado al Barcelona, los malagueños mostraron carácter para hacerlo, y por supuesto acierto para concretarlo. Fueron letales desde larga distancia y eso los mantuvo compitiendo durante la mayor parte del encuentro.

 

A pesar de ver un partido de baloncesto  moderno en su máxima expresión, nos tomamos un momento para volver a los ochenta y disfrutar de un pívot clásico, de los de toda la vida, de un tipo como Tomic. El croata, que lleva varios partidos a gran nivel, dio una clase magistral de juego en el poste en la que Gerun y Elegar fueron sus principales alumnos (70-67 min. 27).

 

Los visitantes encontraron muchas más variantes en ataque con un Waczynski recordándonos al de sus primeros partidos y con un Carlos Suárez que aportó su grano de experiencia y defensa sobre Mirotic pero que, al igual que Waczynski, anotó en dobles dígitos y fue clave para la locura anotadora.

 

Mirotic fue también una de los jugadores de doble cara de este partido, al igual que Abrines. El montenegrino cuadró una gran primera parte siendo eje anotador pero no supo mantener el ritmo y se apresuró en las decisiones en el tramo final del encuentro (79-89 min. 34).

 

Tal como se vio en la victoria de Unicaja ante Gran Canaria la jornada pasada, Casimiro apostó por tres pequeños en el interior. Entre Adams, Alberto Díaz, Brizuela y Jaime Fernández fueron alternándose como armadores y ejecutores para culminar algo que parecía utópico. No por la victoria, sino por las formas.

 

Pocos hubieran dicho que se podía ganar al Barça encajando 95 puntos, pero el entrenador malagueño parece haber dado con la tecla. Tercer capítulo de una serie que promete titulada Casimiro y los cuatro enanitos (95-105 min. 40).

 

 

Para los de Pesic debe servir más de aprendizaje que otra cosa. La prueba está a la luz, hay veces que el fuego puede ser la mejor arma para combatir el fuego.