Cuando concluye el año y el venidero empieza a avisar de su nacimiento es costumbre entre los humanos hacer balance y redactar en negrita todo un seguido de intenciones muchas de las cuales se quedan vacías nada más cambiar de línea en el escrito.
El parón forzoso de la NBA le ha servido a Andray Blatche, ala-pívot de los Wizards, para recapitular e intentar cambiar el rumbo a una trayectoria tempestuosa en muchos matices. El controvertido jugador de los Wizards se ha sincerado con el periodista Michael Lee, del Washington Post, sabedor que está ante su última oportunidad para ser alguien en la liga de las estrellas.
La temporada pasada fue la mejor para el jugador nativo de Syracuse (NY). Sus promedios fueron de 16.8 puntos, 8.2 rebotes y 2.3 asistencias y confirmó a medias el potencial que se le adivinaba en high school.
A medias porque fue víctima de su propio ego en un intento de emular a Rick Davis y la búsqueda desesperada de su primer triple doble.
¿Se trató de un hecho aislado? ¿Un borrón en una intachable hoja de servicios?
El guión de la biografía de Andray Blatche ya lo hemos visto en otros jugadores y los resultados no han sido nada halagüeños. Más que una película se podría dirigir una mini serie de varios capítulos sobre las idas y venidas de tan peculiar personaje. Sobrevivió –herida en el pecho- a un tiroteo en un intento de robo de un coche en el 2005. Esta vivencia extrema fue el preámbulo de una vida social accidentada en el que se han combinado episodios de prostitución (solicitud de servicios sexuales a una oficial de incógnito) y peleas con compañeros (McGee) con situaciones de, digamos, mala educación vial. Si le sumamos su fama de muchacho conflictivo y muy amigo de las fiestas y poco compañero del esfuerzo y motivación, el resultado es un potro salvaje totalmente indomable y perdido para la causa.
El fibroso ala-pívot de 2.11 quiere ser un hombre nuevo. Definitivamente se apunta a la práctica del ‘borrón y cuenta nueva’: “Tengo 25 años –recién cumplidos. Llevo seis años en la NBA y sé cuál es mi meta en la liga. Quiero ser un all star y para serlo tengo que hacer cambios y los tengo que hacer ahora”.
En muchas ocasiones se señala al entorno como principal causa de desviación de un jugador. Así debe haberlo pensado Blatche ya que lo primero que ha hecho es reducir su círculo de amistades, eliminando las más, digamos, dañinas. "Destiné tiempo a desprenderme de aquella gente que no era buena para mí y de rodearme de quien quiere lo mejor de mí. Sé que he tardado tiempo en hacerlo, pero ahora estoy en el momento de crecer y madurar y es lo que estoy haciendo". Además, en este mes de junio ha continuado con una labor filantrópica, iniciada el verano pasado, con la constitución de la Andrey Blatche Foundation, con actuación en Jamaica, aportando 50.000 dólares destinados a la promoción de la educación y del baloncesto.
Blatche ha aprovechado el verano también para prepararse físicamente y recuperarse de una lesión de hombro que le dio problemas durante la temporada pasada, una preparación que no tuvo la temporada pasada y que influyó en su flojo inicio. Además de ser un all star también quiere que su equipo dé un paso adelante y se convierta en equipo de playoffs: "Aunque no jugué mucho disputé los playoffs y es algo de lo que quiero formar parte".
Para ello sólo existe trabajo, argumento del que solía no opinar hasta hace bien poco, y trabajo en grupo por lo que piensa reunirse con sus compañeros Wall, Young, Ndiaye y Lewis para conseguir la cohesión necesaria para ganar muchos partidos: "Tenemos que trabajar juntos y conseguir que fluya la química entre nosotros. Cuando el momento llegue, vamos a estar ahí. Esa es mi objetivo, la visión que tengo de nosotros".
Toda esta energía positiva y esa declaración de intenciones se ha visto empañada por una acusación sobre su presencia en un club de striptease algo que no ha gustado al jugador y que se ha apresurado a negar con rotundidad. El interior de los Wizards dice estar cansado de tanta publicidad negativa, pero ésta es consecuencia de todo lo sembrado durante años.
Con un nuevo agente, Andy Miller, despojado de las malas compañías y con un propósito de la enmienda, Blatche apuesta por el trabajo duro y la motivación como herramienta para llegar a lo más alto. El tiempo nos volverá a decir si se queda en una declaración de intenciones o si a la enésima ha llegado la vencida. Esta vez el intento se queda en algo más que cambiarse el número de la camiseta.