Todo indica que los Boston Celtics van a perder un montón partidos esta temporada. En una reciente encuesta de ESPN entre 215 analistas NBA, los Celtics aparecían como el quinto peor equipo de la NBA para la temporada que viene, sólo por encima de Bobcats, Sixers, Suns y Magic, y por debajo de franquicias como los Sacramento Kings o los Toronto Raptors. El equipo Celtic ha experimentado un enorme descenso de calidad tras la salida de Paul Pierce, Kevin Garnett, Jason Terry y Doc Rivers. Del equipo que ganó el anillo en 2008 y llegó al séptimo partido de las Finales en 2010 sólo queda Rajon Rondo, y la franquicia tiene su mente más puesta en volver a la lucha por el campeonato en años venideros que en intentar hacer una buena temporada 2013-14.
Los Celtics están en reconstrucción. Pero eso no significa que estén en modo “tanking”.
No necesariamente, al menos.
“Tanking” es una curiosa expresión del inglés sin traducción directa al español que, aplicada al deporte, viene a significar “no hacer todo lo posible por ganar porque existe un cierto beneficio en no hacerlo”. En la NBA el término se utiliza cuando un equipo intenta activamente perder partidos para tener una mejor posición en el siguiente draft. Esto no significa que los jugadores fallen tiros a propósito, manden pases a la grada o empiecen a atacar como si fuesen Kendrick Perkins y defender como si fuesen Ben Gordon –a fin de cuentas, sus contratos dependen muy fuertemente de sus estadísticas–. Significa más bien que los entrenadores no ponen a sus mejores hombres sobre la pista, mantienen en la lista de lesionados más tiempo del necesario a sus jugadores tocados, sientan en el banquillo a los que están en racha o experimentan sobre la pista con estrategias a priori sin mucho sentido. En otras palabras, lo que hicieron –entre otros– los Celtics de la temporada 1996-97 en una embarazosa carrera inversa con otros equipos por hacerse con la primera elección del draft de ese año y poder fichar así a Tim Duncan.

El “tanking” es la manifestación en el universo NBA del todo vale cuando el premio al final del camino es acabar teniendo en tu equipo a un LeBron James, un Kevin Durant o, como es el caso este año, un Andrew Wiggins. Una estrategia que a menudo lleva a los propios fans a dar la espalda a su equipo durante la temporada, dejando vacía una gran parte del estadio cada noche. A fin de cuentas, si a la franquicia no le interesa ganar, ¿por qué gastarse dinero en ver cómo pierde?
A pesar de estas contraindicaciones, el “tanking” marca un camino geodésico para reclutar talento en el draft, y muchos equipos lo han hecho en el pasado. No obstante, incluso hablando en términos puramente estratégicos, el “tanking” no parece la mejor opción que Boston puede seguir a la hora de reconstruirse.
Estos son siete motivos por los que los Celtics no deberían “tanquear” esta temporada.
-
Dada la calidad del draft que se avecina, va a estar muy complicado terminar entre los 3 o 4 peores equipos de la NBA en 2014. Sixers y Suns están en medio de reconstrucciones de profundidad abismal, Orlando semi-tanqueó la pasada temporada y parece dispuesto a hacer lo mismo en esta –por ejemplo, probando a su rookie Victor Oladipo como base siendo más bien un escolta– y equipos como Charlotte o Sacramento también van a estar ahí (abajo). Perder más partidos que algunos de estos equipos no es tan fácil como podría parecer a simple vista.
-
Aunque Boston perdiese más partidos de los que los analistas de ESPN pronostican, sus opciones de lograr el nº1 del draft son estadísticamente escasas. Si acabasen justo en el puesto que la predicción ESPN les asigna tendrían un 8.8% de probabilidad de que la primera elección fuese para ellos. Si acabasen en el puesto 28 (de 30) de la NBA, esa probabilidad se dispararía hasta un 15.6%. Un buen salto cuantitativo, pero aun así un porcentaje muy escaso para justificar una estrategia tan turbia como el “tanking”.
-
Supongamos por un momento que los Celtics tuviesen un éxito rotundo haciendo “tanking”, ganasen 10-11 partidos en toda la temporada y fuesen el peor equipo NBA. Esto sólo les supone una probabilidad del 25% de llevarse el nº1 del draft. En otras palabras, incluso en ese caso lo más probable –y por mucho, además– es que no acaben llevándose a Wiggins. A fin de cuentas, la historia muestra justamente eso. Desde 1994, año del inicio de la lotería según el formato actual, hemos tenido 19 sorteos; el equipo con el peor récord NBA tan solo acabó con el nº1 del draft en dos de ellos: Cleveland en 2003 (LeBron) y Orlando en 2004 (Howard).
-
Incluso si ampliamos el análisis a las 3 primeras elecciones del draft –esto es, las sujetas a la lotería, pues el resto de elecciones siguen el orden inverso al número de victorias–, la elección no garantiza un anillo futuro. La lista completa de jugadores elegidos en los 3 primeros lugares del draft desde que se instauró la lotería (1985), y que han ganado el anillo con el equipo que los eligió es corta: David Robinson, Tim Duncan, Sean Elliott, Jason Kidd y Darko Milicic. Es decir, 5 jugadores de un total de 87. David Robinson tardó 9 años en lograr el anillo. Sean Elliott y Jason Kidd tardaron 11 y 16 respectivamente, y por el camino jugaron para otros equipos NBA. Darko ganó el anillo con Detroit como rookie, pero apenas jugó. Así de primeras, se diría que tener elecciones altas en el draft no parece una estrategia especialmente ganadora.
-
¿Cuál parece pues una buena estrategia para alcanzar el anillo? Un vistazo histórico muestra que, desde 1980 y con la única excepción de los Pistons de 2004, todos los equipos que se proclamaron campeones de la NBA tenían a alguno de los siguientes jugadores en su plantilla: Magic Johnson, Larry Bird, Moses Malone, Isiah Thomas, Michael Jordan, Hakeem Olajuwon, Tim Duncan, Shaquille O'Neal, Kobe Bryant, Kevin Garnett, Dirk Nowitzki o LeBron James. En otras palabras, un modo aparentemente efectivo de ganar anillos, al menos en las últimas tres décadas, es tener en tu equipo a uno de los 30 mejores jugadores de la historia de la NBA. Las estrellas ganan anillos, y si Boston quiere seguir siendo la franquicia NBA con más campeonatos debería intentar que un Kevin Durant, un Chris Paul, un Kyrie Irving o un Derrick Rose acabe jugando de verde. Una reconstrucción Celtic encaminada a ese fin parece más adecuada que iniciar una travesía por el desierto intentando conseguir en el draft a la próxima estrella NBA.
-
A fin de cuentas, un equipo con la mística de los Celtics es un destino enormemente atractivo para agentes libres. Esta es la gran ventaja con la que cuenta Boston con respecto a otros equipos de mercados pequeños, y cualquier estrategia de reconstrucción debe buscar aprovecharla. Desde esta perspectiva, una táctica razonable para la reconstrucción Celtic pasa por mantener una cultura ganadora con jugadores que sean atractivos para otras franquicias a nivel de traspaso, así como una cierta flexibilidad futura en el plano económico. Ese tipo de condiciones son las que a menudo germinan en la adquisición de estrellas NBA de primer nivel, y marcan a su vez un camino diametralmente opuesto al “tanking”.
-
Tras el traspaso de Pierce y Garnett a los Brooklyn Nets, el General Manager Celtic Danny Ainge fue preguntado por la posibilidad de que los Celtics “tanqueasen” la temporada. La respuesta de Ainge fue contundente: “We are not tanking. That's ridiculous. This is the Boston Celtics”. Más allá de la aparentemente corta memoria histórica de Ainge –los Celtics han hecho “tanking” a niveles sonrojantes en el pasado–, así como de la natural prudencia ante cualquier declaración de ese tipo que haga un directivo –a fin de cuentas Ainge no puede contestar “sí, vamos a tratar de perder todos los partidos posibles, pero venid al Garden que el equipo os necesita”– la frase muestra una realidad. Los Celtics se consideran una franquicia especial, y este tipo de estratagemas probablemente no deberían ser consideradas como válidas entre sus directivos. Ainge no puede cambiar el pasado, pero tiene en sus manos tomar un camino diferente al seguido cuando Boston soñaba con Tim Duncan o con Greg Oden/Kevin Durant. Si ese “this is the Boston Celtics” es realmente tan importante para Ainge como dio a entender en sus declaraciones, no hay razón aparente para que Boston “tanquee” la temporada, especialmente a la vista de lo comentado en los puntos anteriores.
Los Celtics probablemente perderán muchos partidos esta temporada a la vista de su menguado talento, pero todo apunta a que al menos harán lo posible por ganar.
Algo que, aunque sea lo mínimo que se le puede pedir a un equipo, a veces ni siquiera se cumple.