La gran mayoría de los que le han visto machacar coinciden en lo mismo: no he visto jamás a un jugador blanco hundir el balón como a Igor Tkachenko. Y es cierto, el hijo del mítico pívot de la selección rusa y del CSKA de Moscú, el gigante Vladimir Tkachenko, es un diablo en el aire. Igor es un apasionado de los mates y es capaz de reproducir todos los de su admirado Vince Carter: por debajo de una pierna, 360º y molino…

Sin embargo, el CSKA de Moscú ha prescindido de sus servicios. Una lesión y un ambiente militar en el que lo que interesa es baloncesto (con sus puntos, tiritos y defensa) dio paso al ‘corte’. Aquello, evidentemente no iba con el unidimensional espectáculo de Igor y a su entrenador, Sergei Bazarevic le estaba saliendo una úlcera. Tal vez a su padre, Vladimir, que suele ocupar dos sillas en el pabellón moscovita, también padeciera lo suyo viniendo de la vieja escuela.

En los torneos por los que ha pasado en España siempre fue un fiel amigo del banco y tan sólo se dejó ver en el torneo de Vilagarcía del 2004 en el… concurso de mates, pues en los demás partidos no jugó un solo minuto. “Sólo sabe hacer mates, es lo único que le interesa. Es lo único que sabe hacer bien” palabras de… alguien cercano que prefiere mantenerse en el anonimato.

¿Pero qué han sido de los 198 centímetros de Tkachenko? El chico tan sólo tiene 20 años… La respuesta es sencilla, el chaval se ha ido con sus mates a otra parte. A un sitio donde pueda disfrutar con los amigos y lejos del profesionalismo: en una de las universidades de su Moscú natal ejercita su mente a la vez que sus piernas en la facultad de Tecnología y Diseño, bueno, o una titulación semejante.

Final de la historia de un matador que sigue calcando acrobacias en el aire de sus jugadores favoritos de la NBA… entre clase y clase, claro.