La Final Four de Valencia fue la “penúltima” vez que estas dos estrellas del baloncesto femenino mundial se veían las caras. Una Euroliga que, para ambas jugadoras, era "el trofeo más importante a nivel de clubs. Es lo máximo a lo que se puede aspirar", como nos contaba Amaya Valdemoro. A su lado, Diana Taurasi -quien posteriormente sería proclamada MVP del torneo- asentía: "Significa mucho. Siempre es un desafío. Creo que es una situación especial en la que se juntan muchos sentimientos variados con una energía vital única."
Solobasket.com: ¿Cuál es el trofeo que más valoráis?
Diana Taurasi: Probablemente el jugar la Final Four, teniendo en cuenta las circunstancias de este año, con la muerte del presidente del club a principios de año (Shabtai fue asesinado en su coche junto a sus escoltas en octubre 2009 en la mismísima Pza. Roja de Moscú y Diana vivió unos momentos muy emotivos fundida en un abrazo con la mujer y la hija del difunto durante la entrega de galardones tras la final de la F4 de Valencia). Rápidamente tienes que sobreponerte, pero el añadido de las lesiones, con momentos convulsos. Si miras a nuestra plantilla actual no resulta tan dominante como en otras ocasiones. Los equipos siempre encuentran la forma de vencerte.
Amaya Valdemoro: Estoy de acuerdo en que el entorchado europeo es quizás lo más grande, siempre y cuando hablemos de clubes. La selección es algo distinto e incomparable.
¿De cuál torneo guardas el mejor recuerdo?
A.V.: Pues al hilo de lo dicho antes, seguramente sea con la selección española. Jugar unos Juegos Olímpicos o un Europeo sería la respuesta más esperada; sin embargo, el recuerdo más memorable fue el torneo de clasificación para las Olimpíadas de Pekín jugado en Madrid. La presión, el premio de aquella clasificación y, sobre todo, el calor de la gente y su apoyo fue algo inigualable.
D.T.: Probablemente sea un partido en cuartos de final en mi último año en la universidad. Jugamos contra Penn State. Nosotras no figurábamos como cabeza de serie en aquellas finales y tuvimos muchas dificultades para desarrollar nuestro juego, mientras que ellas habían jugado un baloncesto espectacular. Fue el partido más duro para llegar a la final.
¿Se pierde o cambia el interés por los torneos a medida que pasa el tiempo?
D.T.: Creo que nunca se pierde el interés. La motivación probablemente cambia. Cada año tienes una sensación distinta de por qué quieres ganar. Es un sentimiento fantástico, en concreto el trabajo en equipo.
A.V.: El interés cambia, pero la pasión permanece. A medida que pasan los años, valoras lo conseguido y le das un poso a cada éxito que con la juventud no eres capaz de reconocer.
D.T.: Cada título tiene su propio valor e identidad. No obstante, conseguir ganar un torneo cuatro años seguidos es algo fuera de todo pensamiento fácil, y casi seguro que será imposible repetir.
A.V.: Por supuesto, y el hecho de repetir hace que tenga si cabe más valor. Con el tiempo se pierde referencia de lo acontecido en cada torneo, y no hay dos medallas de plata iguales, por más que sea el mismo metal.
¿Jugar con un club o hacerlo con la selección nacional?
A.V.: La selección es punto y aparte. Cuando juegas para un equipo tienes el sabor de ello cada día, pero la selección es algo especial. Saber que representas a todo el colectivo del baloncesto nacional femenino y a sus aficionados es una responsabilidad muy grande, pero que se lleva con mucho honor y agradecimiento, sobre todo por la confianza que se deposita en un grupo pequeño de jugadoras y técnicos.
D.T.: Participar en unos Juegos Olímpicos es lo más. No juegas por un equipo o unos colores, juegas y representas a toda una nación. Juegas por tus creencias, por tus vivencias y por lo que representa tu país. No a todo el mundo le gusta esto. Es una sensación magnífica cuando ves la bandera de tu país allá arriba. Juegas por todo un país, no por los otros once jugadores de tu equipo.
¿WNBA o Europa?
D.T.: Es un punto muy interesante. Mis raíces están muy arraigadas en ambas competiciones. He jugado en Phoenix los últimos seis años aportando grandes cosas. Es el equipo que me eligió número uno del draft y tuvo fe en mí. En Europa tuve que encontrar mi lugar. Empecé en el Dínamo y no fue fácil. Pensé que sería mi último año en Rusia, y de repente, conocí al mánager del Spartak, que cambió mi forma de ver al respecto de jugar en aquel país y además convertir Rusia en mi casa durante muchos años. Ha sido una gran experiencia. Así es que, al cincuenta por ciento entre las dos competiciones.
A.V.: No son incompatibles. Son estilos distintos. Pero es incuestionable que si quieres aprender de las mejores, tienes que ir una temporada a la WNBA, aunque sea para estar en el banquillo. El nivel de profesionalismo es bárbaro. Si para colmo consigues grandes cosas, como fue mi caso con tres campeonatos, es increíble. Aunque creo que no se valoró de la misma manera a como se hace hoy. También fue distinto para mí por el momento que me tocó vivir.
¿Cuál ha sido el torneo con el mejor ambiente en el que habéis jugado?
A.V.: Ha habido varios, pero no puedo dejar de destacar la presente Final Four en Valencia. Apoyo incondicional y un pabellón batiendo récords de asistencia en la historia de la competición.
D.T.: La Final Four del año pasado en Salamanca fue única. Cuando entrábamos en el pabellón, pensábamos que se vendría abajo por la presión y el ruido del público. Cada vez que había un tiempo muerto, nos sentábamos, y notábamos las miles de personas haciendo ruido con las bocinas y animando a su equipo, Perfumerías Avenida.
Con el ajetreo de las competiciones, ¿se pierde la noción del tiempo y el lugar donde se está?
D.T.: Es curioso que hagas esa pregunta. Una vez a la semana, voy a los entrenamientos, y me pregunto ¿qué día de la semana es hoy? ¿Dónde estamos? Resulta que hoy estamos aquí, en unos días estaré en Rusia, luego compromisos con la selección. Forma parte de lo que hacemos y es una parte muy entretenida. ¿Hemos estado en este hotel antes? Esto es particularmente muy habitual cuando juego en Rusia, debido a los desplazamientos de la competición. Recuerdas cosas como que “en este hotel tienen la mejor comida, o incluso la mejor mantequilla”.
A.V.: No se pierde del todo, aunque es fácil hacerlo. Cuando entras en modo automático de la rutina de las competiciones puedes tener lagunas de dónde estuviste la semana anterior o incluso dos días antes. Puede que sea normal con tantos aviones y desplazamientos. El cuerpo y la mente desconectan con facilidad para poder darles descanso.
Con tanto viaje, ¿se producen alteraciones del sueño o en la dieta?
A.V.: El cuerpo sufre y es cierto que la edad no perdona. Donde hace años no tomabas conciencia de los esfuerzos y podías con todo lo que se pusiese por delante, ahora supone el tomar decisiones de prioridades y cuidar con mimo tu estado físico para poder dar el máximo en todo momento.
D.T.: Bueno, a medida que pasan los años, tienes que cuidarte más. Ese no es un secreto. Cuando tienes veinte años puedes con todo con facilidad. Pero cuando te haces mayor para el deporte tienes que ser y actuar de manera más inteligente. Así es que, por supuesto que he cambiado aspectos de mi vida en este sentido de manera apreciable.
¿En qué se invierte el tiempo libre entre tanto desplazamiento y competiciones?
D.T.: No soy persona de complicarse en estos temas. Me gusta descansar, escuchar música, ver series de televisión… me lo tomo con calma. En Rusia, por ejemplo, no salgo mucho, pero me gusta ir al cine, relajarme. Te cuento un secreto: planchar ropa escuchando música es algo muy relajante.
A.V.: Pues que te voy a decir: el teléfono móvil. Y casi todo el mundo está en la misma situación. Como preguntabas antes, los desplazamientos constantes no dejan lugar para poder estar viviendo la rutina diaria que la mayoría de los mortales hacen. Las nuevas tecnologías han venido a aliviar y facilitar ese contacto con los tuyos. Buscas recuperarte y poder hacer una vida lo más cercana a la normalidad.
¿Se llega a conocer los lugares que uno visita por motivos deportivos?
A.V.: En mi caso y con los años he dejado de tener interés en muchos viajes; no porque no me guste viajar, sino porque, como te decía, busco cuidarme mucho para mantener el nivel de competición. Donde antes iba de visita, ahora busco el descanso y la recuperación.
D.T.: Viajamos tanto y sin embargo, por ejemplo, creo que habré estado al menos diez veces en Praga y sin embargo no la conozco. Se te olvida dónde has estado. Por momentos pienso que debo volver a aquellos lugares en los que he estado y no he tenido ocasión de explorar. Para ello, debería haber mantenido un registro de los partidos jugados y las ciudades en los que tuvieron lugar.
“Desde Rusia con amor”. ¿Experiencia enriquecedora?
D.T.: Rusia es lo que es. No hay secreto. Mucha gente me dice que juego en Europa, pero yo les digo que juego en Rusia. Creo que es muy diferente de la Europa Occidental. Es un lugar con su propia identidad y muy diferente de los demás. Creo que no tiene tanta influencia de Occidente como se pueda pensar. No he llegado a aprender el idioma. No ayuda el hecho de que la entrenadora hable inglés, rodeada de jugadoras americanas y jugadoras rusas que hablan inglés. Creo que hemos ayudado a mejorar más su inglés que nuestro ruso.
A.V.: Es un país distinto, pero la gente te hace sentir muy bien. Se nota la diferencia cultural y el hecho de no hablar el idioma limita las posibilidades de poder integrarte más, pero sientes que intentan dar lo máximo para que estés a gusto. El mayor “pero” es el clima, que no permite grandes alegrías, particularmente en los durísimos inviernos con un tiempo infernal.
En un partido con casi 8.000 personas para la Final Four de Valencia, ¿se puede uno abstraer del ruido que produce el público?
A.V.: Por supuesto. Cuanta más gente, mejor. Cuando estás en la pista no prestas atención a lo que pasa fuera de ella; por lo tanto, no es una cuestión de número. Es evidente que oyes lo que comunica el público, pero es infinitamente mejor tener unas gradas metiéndote presión que nadie siquiera animando.
D.T.: Creo que sí. De hecho te concentras con más facilidad con tanta gente. No te puedes concentrar en lo que ellos están haciendo porque no te ayuda. Tienes que entrar en la zona con tus compañeras de equipo para sacar adelante el partido en todo momento.
Entrevista y foto realizadas por El Pirata y El Santo durante la Final Four de Valencia.