Verano de 2006. Acabada la temporada 2005-06 se preparaba una nueva temporada en la ACB, LEB y LEB-2. De la ACB descendieron Ricoh Manresa y Leche Río, que jugaron el año siguiente en LEB. De la LEB ascendían a la ACB el Bruesa GBC y Polaris World Murcia, que jugaron la ACB la siguiente campaña. Lo mismo sucedía entre la LEB y la LEB-2. Los ascensos y descensos se hacían efectivos. Además, no hubo ninguna renuncia o cesión de plaza. Los equipos de las tres categorías jugaban en la liga que le tocaba en función de los méritos deportivos de la campaña anterior.

Lo relatado en el primer párrafo hoy nos suena casi a ciencia-ficción. De hecho, han pasado nueve años y cada vez parece más difícil que una situación así se pueda dar en el baloncesto nacional.

Desde hace unos años se ha convertido en tristemente habitual ver como no se hacen efectivos los ascensos logrados en la cancha. Muchos ríos de tinta hacen correr los casos de equipos que tras ganarse el ascenso a la ACB en la cancha han tenido que acabar sin jugar en la principal liga del país por diversos motivos.

Esta situación se extiende a las Competiciones FEB desde hace casi una década. En las Ligas LEB el baile de equipos hace casi imposible seguir el rastro de qué equipos compiten en la categoría en la que deberían de hacerlo en base a sus resultados deportivos de la temporada anterior.

Un dato demoledor. La temporada 2006-07 es la última en la que todos los equipos que compitieron en ACB, LEB Oro y LEB Plata lo hicieron en base a los méritos deportivos de la temporada anterior. Desde entonces, el baile de equipos que renunciaban a competir en algunas categorías y eran sustituidos por otros que sí que podían hacer frente a salir en las diferentes competiciones ha sido habitual. Desapariciones, renuncias, ascensos administrativos, concursos de acreedores, refundaciones, cesiones de plazas… situaciones que hacen que las competiciones no se organicen en función de méritos deportivos y que desgastan temporada a temporada al basket nacional.

Esta ultima temporada hemos visto el reciente caso de COB y Ford Burgos, que no han podido hacer efectivo su ascenso a ACB. El equipo burgalés ha desaparecido de las competiciones profesionales, mientrsa que el COB se ve obligado a salir en LEB después del revés de la Asamblea ACB.

En LEB Oro tenemos al CB Prat que tras descender el año pasado finalmente ha podido 'recuperar' su plaza debido a que la FEB no cubrió las plazas de la liga. En las últimas fechas el filial blaugrana ha pasado de LEB Plata a LEB Oro y además se ha incluído al club de nueva creación CB Miraflores Burgos.

En la LEB Plata 2015-16 son cinco los equipos que participan sin tener derechos deportivos en ella (Clínicas Rincón, Fundación Lucentum, CB Ciudad de Valladolid, El Olivar-CAI y Araberri, a los que hay que sumar los no ascensos de CB Andratx y Deportivo Coín, y las renuncias de Guadalajara y Canarias Basketball Academy.

Temporada 2007-08: Del cielo a los infiernos

La temporada 2007-08 coincidía con el nacimiento de la LEB Bronce, lo que supuso el pico de equipos en competiciones profesionales en el basket nacional (71 equipos). A partir de entonces, la ‘burbuja’ del baloncesto nacional se fue deshinchando y por el camino se han quedado decenas de clubes.

De aquella primera LEB Bronce solo siguen tres clubes jugando en categorías LEB (Óbila, Coruña y Basket Navarra), los otros quince clubes o han desaparecido o compiten en categorías menores. De los 18 clubes que conformaron la LEB Plata 2007-08 quedan ocho clubes en categorías FEB en la actualidad. Y de la LEB Oro 2007-08 solo quedan cinco clubes en categorías profesionales, tres de ellos en ACB (CAI, GBC y Canarias) los otros dos supervivientes son Breogán y Melilla. Incluso de aquella ACB 2007-08 también han caído cinco clubes (Akasvayu Girona, CB Granada, Menorca, León y Valladolid).

En resumen, de los 71 clubes que compitieron en 2007-08 entre ACB, LEB Oro, Plata y Bronce, solo continúan 29 entre ACB y LEB Oro y Plata. Acotando a las LEB Oro, Plata y Bronce 07-08, de los 53 que conformaban las boyantes LEBs solo quedan 16 clubes.

Tiempo de reflexionar sobre las competiciones

En esta última década ha cambiado la estructura y el modelo del baloncesto nacional. Factores como la crisis económica, la falta de patrocinios y la pérdida de ingresos por TV y otras fuentes han llevado a las ligas de baloncesto nacionales a una cierta decadencia en muchos aspectos.

Hace una década el nivel de las competiciones FEB era mucho más elevado. Basta recordar este artículo en el que repasábamos el papel y el impacto de los extranjeros en las LEB. La pérdida de apoyos económicos, tanto institucionales como privados, ha llevado a multitud de clubes a la desaparición. La falta de alicientes deportivos ha vaciado las gradas de los pabellones y los precios de los abonos de los clubes Oro y Plata han descendido llegando en algunos casos a precios simbólicos.

Está también el muro que suponen las condiciones que la ACB impone a sus nuevos socios. Condiciones que hace una década eran más asumibles, pero que hoy en día vemos que son infranqueables para los equipos que ascienden desde la LEB Oro. Pero la modificación de esos criterios corresponde a la ACB y sus miembros, si lo consideran oportuno. De momento, la ACB no acaba de plantearse la relajación de esas exigencias que, por otra parte, han cumplido sus socios actuales y que consideran como un agravio el rebajar las exigencias a nuevos socios.

Esa condición de liga 'cerrada' que está adquiriendo la Liga Endesa lo que ha hecho es mermar el nivel de su propia liga ya que sus equipos no sienten tan de cerca el miedo al descenso. Además, la LEB Oro carece, cada vez más, de alicientes deportivos para sus equipos, con la consiguiente reducción del interés que generan sus equipos y de los recursos que generan. En consecuencia, es cada vez más habitual que los jugadores que destacan en LEB Oro acaben encontrando mejores contratos en otras ligas.

Realmente, sin poseer el canon ACB es virtualmente imposible que cualquier club pueda asumir un ascenso a ACB, y de la actual LEB Oro solo Breogán y COB (si finalmente sale en LEB Oro) lo poseen. Es difícil pretender que los clubes de LEB Oro vayan a tener recursos para hacer plantillas fuertes si realmente el ascenso es inviable.

La situación en la LEB Plata es similar. Clubes que apuestan por la juventud, medias de edad que superan por poco los 20 años en los equipos y apuesta por jugadores recién salidos de ligas universitarias o que destacan en EBA. Y una relación de equipos que se renuevan de año a año en función de quién puede permitirse los gastos que supone la inscripción en la competición.

Lo vivido en las últimas jornadas con la 'reestructuración' de las LEB Oro, incluyendo al recién creado CB Miraflores y 'sacando' al filial blaugrana de LEB Plata para incluirlo en LEB Oro el 28 de agosto, es una muestra más de que las competiciones FEB necesitan, al menos, que se reflexione de cara al futuro.

Se pueden ocurrir múltiples propuestas. Una podría ser establecer una LEB única de 20 equipos y que por debajo ya estuvieran las Ligas EBA, de esta forma se acerca a la élite a muchos proyectos que tengan buena base y proyección.

Pasar de los 30 equipos de las LEB 2015-16 a esos 20 se podría hacer de forma gradual. Una opción podría ser abrir el habitual plazo de inscripción en la liga LEB 2016-17 y si no se superan los 20 equipos se hace una liga LEB única. Si se superan los 20 equipos (24 por ejemplo) se podrían hacer dos grupos de 12 y una liga en dos fases, de forma que tras los descensos se quedará la próxima temporada 2017-18 en 20 equipos.

De esta forma se tendría una liga en la que los equipos de la zona baja tendrían 'miedo' real a descender y se incrementaría la competitividad y atractivo de la liga. Es solo una propuesta. Seguro que los clubes podrían hacer una comisión con la propia FEB y trabajar en modelos interesantes.

Lo de conseguir que haya permeabilidad entre la LEB y la ACB ya sería para nota. Lo que está claro es que con el modelo actual se está alejando a las aficiones de las gradas. Se está alejando a las aficiones de la propia Liga Endesa, porque multitud de ciudades no la perciben como algo alcanzable para sus equipos a corto-medio plazo, aún consiguiéndolo a través de méritos deportivos, haciendo que el sistema actual esté condenado al fracaso.