Hernán Olaguibe no es un nombre conocido en el mundo de la canasta. Mucho tiene que ver la excelente cosecha a la que pertenece: la del 86 de Sergio Rodríguez y largo etcétera. No es capaz de culminar allyhoops como lo hace Rudy. Ni tampoco es una potencia como R. Rubio pero me da que es un big heart en un big man que se lo curra. Así dicen que se consiguen objetivos.

Nació Argentina pero emigró a Europa allí viajó junto a su familia en furgoneta, luego se estableció en Cataluña: “salí a los 3 meses de nacer de Santa Fé hacia Alemania, exactamente Köln, de ahí fuimos a Madrid-Valencia por periodos de semanas o incluso algún mes y finalmente Lloret de Mar (BCN) para siempre”. Sobre ese modo de vida el joven pívot apunta con humor, que sus padres “más que hippies eran nómadas, buscando una vida mejor fuera de Argentina”.

Pero la esencia de este artículo se engendra a partir de la siguiente declaración: “No te puedes imaginar lo duro que ha sido este año para mí. El 2 de mayo, al día siguiente de un partido sentí dolor en las costillas, así seguí jugando dos semanas; primero con un vendaje compresivo en el pecho y después con un protector porque pensaban que era sólo una hostia hasta que no pude más y me fui por mi cuenta a urgencias. Tenía el bazo muy hinchado y un cordón fibroso que me salía de la axila hasta la cadera. El peligro fue ese, que jugué dos semanas con el bazo hinchado y si me llegan a dar….”.

El chaval recuerda con mucho miedo aquel momento y continúa “me comentaron que podía ser hepatitis B o Mononucleosis con alteración hepática. Estaba muy asustado porque al principio los médicos no sabían qué era exactamente. Por suerte fue lo segundo”. Este tipo de Mononucleosis consiste en la alteración hepática debido al aumento de una enzima: la Transaminasa, sobre todo la del tipo Glutamicopirúvica que se localiza principalmente en el hígado y su misión es la fabricación de glucosa.

Tras dos meses el jugador se recuperó y en junio se reincorporó al Prat, vinculado del DKV Joventut en EBA. En la pista de nuevo Hernán se sentía hipermotivado. Tenía hambre de juego tras conseguir jugar unos pocos minutos en la Final a Ocho de Guadalajara en la que se proclamó junto a sus compañeros campeón de la categoría. Este año serán equipo LEB2. A pesar de arrastrar una Bronquitis Pseudospasmódica. Nada pudo evitar que compitiera.

Días más tarde el pívot seguía con mucha sed de basket, el siguiente reto así lo exigía: la Fase Final del circuito Sub20, el escenario era Inca con la grada llena de nombres importantes como el del propio seleccionador, Pepu. El rival el Estu, que más tarde se proclamaría campeón de la edición. Allí Hernán era uno de los jugadores que más producía por minuto sumando muchos rebotes y puntos para el tiempo de juego que le permitía su tardía vuelta a las pistas.

Partido duro, ocasión para el desquite, esfuerzos los máximos: en medio del choque tenía lugar un nuevo suceso fatídico, Hernán se destrozaba la rodilla: ligamento cruzado anterior roto y del menisco afectado externo, más tarde, de éste último le tuvieron que extirpar el 50%.

“Yo soy positivo. Esperan que a principios de año esté bien, pienso ponerme como un toro. Me rompí un viernes 9 de junio, y ya el día 18 de junio, un día antes de que me operaran estuve en el gimnasio, trabajando en sesiones de mañana y tarde extremidades superiores. Me operaron y el 7 de agosto volví al GYM. Esta semana inicio la rehabilitación pero en Badalona”.

Ahora sigue trabajando a tope porque el año que viene seguirá vinculado al DKV Joventut de Badalona y quiere llevar sus 202 centímetros hasta un nivel superior. Es un currante ¿Las maldiciones existen? No sé que contestaría el chico… en cambio el tesón es una virtud realista, él la tiene; aguerrido de cuerpo (108 kilos) y mente. Dicen que lo que no mata hace más fuerte, aunque creo que eso él ya lo sabe, y lo más importante, él ya lo cree.

*Ampliación del texto publicado en el número 1094 de la revista Gigantes